ThéoEl impacto inicial de ver de nuevo a Calliope me confundió, pero ahora que han pasado los días ya tengo más claras las cosas. Mis sentimientos por ella murieron hace muchos años. No puedo decir que no la aprecio, pero mi verdadero amor es Evadne.Hemos estado intentando descubrir cómo es que sigue viva y quién la ayudó todo este tiempo, sin embargo, no hemos tenido suerte al respecto.Desde ese día que me reclamó haberla engañado con su hermana, no ha vuelto a mencionar el tema, pero la tensión puede sentirse en cada rincón del castillo.—Mi señor —llama Killian—. Por fin he terminado de preparar todo para el viaje, yo aconsejo que no se aventure solo, podría ser muy peligroso.—Por supuesto que no lo haré solo, tú vendrás conmigo.—Yo también iré. —La irrupción repentina de Evadne me hace dar un sobresalto. Ambos volteamos con sorpresa. Le miro con una ceja enarcada, pensando que tal vez se trata de una broma.—Estás de broma, ¿verdad?—No, lo digo muy en serio.—Evadne, ¿estás
EvadneMe encuentro afuera del castillo, más específicamente, en los jardines, observando la puesta de la luna llena. Mi loba interior aúlla al enorme astro, deseando que la deje salir, pero en mi estado, eso no es buena idea.De pronto escucho pasos detrás de mí, sin embargo, no volteo hasta que puedo percibir su aliento rozando mi nuca.—¿Sabes lo difícil que es para mí resistirme a tomarte como mía? —susurra de forma seductora. Mi cuerpo se eriza solo con escuchar su voz y esas palabras que me excit4n solo de imaginarlo. Pero no puedo permitir que me toque como si nada, no después de lo que vi.—Si no puedes controlar a tu lobo, entonces ve y busca a Calliope, seguro que ella estaría encantada de que pierdas el control.—Evadne, ¿qué sucede ahora?Théo toma mi hombro y me hace girar para encontrarme con su intensa mirada.—Te vi, abrazándola otra vez. Dices que me amas, que soy la única, pero veo que vuelves a sus brazos desde que llegó aquí.Frunce el ceño en respuesta. No parece
EvadneLas palabras de Calliope siguen dando vueltas en mi cabeza como un eco persistente. Sabía que algo en ella no cuadraba, pero nunca imaginé que la diferencia fuese tan abismal. Aunque, curiosamente, cuando estamos a solas, se convierte en mi peor enemiga; ante los demás, mantiene las apariencias como si fuera una pobre víctima de las circunstancias.La decisión de guardar silencio se ha vuelto mi mejor aliada. Conozco la realidad que enfrento: incluso si abro la boca, nadie me creerá. Mis palabras caerán en oídos sordos, ahogadas por la fachada impecable que Calliope ha erigido para sí misma. Entonces, prefiero observar en silencio y llevar la carga de esta verdad en solitario.He intentado ignorarla, concentrándome en los preparativos de mi boda con Théo. Al menos, eso ha logrado mantenerla a raya durante estos dos días. En la superficie, veo cómo disimula sus verdaderos sentimientos, pero no puedo evitar notar la chispa de celos y envidia que arde en sus ojos. El hecho de que
ThéoLa boda ha sido mucho más maravillosa de lo que imaginé. A pesar de que ya me casé con ella una vez, esta se siente como la genuina, la auténtica. Mientras los invitados festejan con alcohol, comida y música, Evadne y yo damos inicio al primer baile como esposos oficiales. Le tomo de las manos y comenzamos una danza romántica y lenta en donde el mundo parece desaparecer. Se ve tan hermosa que no tengo ojos para nadie más que para ella. Sin embargo, no me pasa desapercibido lo que hizo Calliope. Llegar con un vestido similar al de Evadne debería considerarse una ofensa real, pero lo dejaré pasar esta vez porque no quiero provocar un escándalo frente a todo el reino.De por sí, el hecho de que esté aquí es un escándalo en sí mismo. Hay mucha gente murmurando su regreso, cuchicheando teorías de lo que pudo haberle pasado y lo peor de todo, insinuando que tal vez su hermana menor tuvo algo que ver.Evadne y yo terminamos el baile y todos aplauden, dando así inicio al festejo. De p
EvadneEsto tiene que ser una broma, no puede ser verdad.Escucho las palabras que salen de la boca de mi hermana, pero no soy capaz de comprenderlas del todo. —¿Qué acabas de decir? —pregunta Théo soltando el aire que contenía.—Sé que es difícil de creer, pero te juro que digo la verdad —responde Calliope mirándolo a los ojos.—¿Cómo? Dime todo lo que recuerdes ahora mismo.Théo me suelta la mano y se sienta a su lado, mientras que yo me quedo de piedra en el mismo sitio sin poder reaccionar. Sus palabras me suenan lejanas, como si me encontrase a varios metros de distancia de ellos. Sin embargo, el movimiento de mis trillizos dentro de mí me trae de vuelta a la realidad. Intento no emitir ningún quejido, pero me es imposible.—Evadne, ¿estás bien? —pregunta Théo al escucharme. En el momento que se da cuenta de que no parezco estar bien, regresa a mi lado y me sostiene entre sus brazos.—Esto no puede estar pasando —susurro.—Théo, tienes que buscar a nuestro hijo. Yo… no puedo re
ThéoDiez minutos es lo que me demoro en partir hacia el bosque de las hadas. Decido salir solo porque no quiero que nadie se entere del asunto, al menos no por ahora, el escándalo sería mucho mayor, y ni siquiera quiero imaginarme las complicaciones que eso traería al reino, a Evadne y a mí. Podría ir a caballo, pero la verdad es que es mucho más rápido si me transformo en lobo y uso mi velocidad sobrenatural.El bosque se convierte en una mancha borrosa a mi alrededor mientras mis patas se afirman en el suelo y dejan un rastro a mi paso. Me tomará al menos dos horas llegar ahí. Incluso con mi velocidad, la distancia es larga.A medida que avanzo, la oscuridad de la noche se cierne sobre mí, pero no detengo mi camino por ningún motivo hasta que empiezo a divisar las pequeñas luces flotantes que caracterizan al reino de las hadas. Un lugar tan mágico y etéreo como el bosque de las ninfas. Aquí todo es más pequeño, porque ellas reducen su tamaño para vivir en los troncos de los árbole
EvadneLas horas pasan, y yo no puedo dejar de estar inquieta. Thalia ya me ha traído dos tés para tranquilizarme. El dolor de cabeza no me abandona y los malestares del embarazo, tampoco. La cama me parece incómoda y estar de pie hace que mis pies se hinchen como dos pelotas. Termino por tomar asiento en una de las sillas del trono, que son suficientemente cómodas para mi derrier y al menos, alivia la inflamación en mis piernas.—¿Disfrutas estar sentada en el trono? Deberías apreciar estos momentos, porque tal vez pierdas el derecho a estar allí muy pronto.Y con la cizaña de mi hermana mayor, mi estrés y malestar se incrementa mil veces más.—¿No entiendes que quiero que me dejes en paz? Te lo advertí cuando te metiste en mi habitación.—Y yo te dije que me importa poco lo que me pidas. Théo ya debe estar por volver.—Dime, ¿qué ganas con todo esto? ¿De verdad te crees tu propia mentira? ¿Crees que así vas a conseguir que te ame? —Sigues en negación, es normal cuando no quieres a
EvadneNunca me había sentido tan nerviosa por una reunión del consejo como ahora. La noticia inevitablemente tuvo que darse a conocer, al menos entre los respetables miembros de la corona, y ahora, han venido de emergencia para saber qué hacer a continuación.El primero en llegar fue mi abuelo, que era el que estaba más cerca. Por supuesto que no pudo contener su emoción y sorpresa al enterarse de que ya era bisabuelo y que nuestra manada ya tiene sangre real en la línea sucesoria al trono.Tener que soportar todo esto está alterando mis nervios, empiezo a sentirme cada vez peor y tengo miedo de que ni siquiera consiga irme de aquí antes de que nazcan mis hijos.Sea como sea, no puedo dejar que Calliope cumpla su amenaza. Ella puede quitarme todo si quiere, el trono, a Théo, el aprecio del pueblo; pero no a mis hijos.Mientras esperan a que los últimos del consejo lleguen, me apresuro a la habitación de Thalia. Mi doncella se sorprende al verme entrar de improvisto en su habitación.