CAPÍTULO 4: AHORA SOY UNA ESCLAVAEvadneMis padres intentaron impedir que me fuese, pero no hay nada en este reino que pueda impedir mi destino. Tomé el carruaje que me llevaría hasta la ciudad humana del reino de Talantor para presentarme como una esclava y que me llevasen hasta el reino principal en Mystara Citadel.Llego para el amanecer del día siguiente. Mi estómago es un revoltijo de miedos y dudas, pero estoy dispuesta a lo que sea por regresar a él, a mi Théo. El castillo del rey George se alza majestuoso ante mis ojos, sus altas torres tocan el cielo en una imponente exhibición de poder. Desciendo del carruaje con una mezcla de determinación y nerviosismo.Soldados de armadura reluciente me reciben en la entrada, sus miradas lúgubres y penetrantes escrutan mi alma.—No puedes pasar, muchacha —advierte uno de ellos cuando me ve con intención de entrar.Les hago una reverencia antes de hablar.—He venido a ofrecerme como esclava del reino para intercambio a Mystara —digo con s
CAPÍTULO 5: SENSACIÓN DE FAMILIARIDADThéoLa llegada de las esclavas humanas me suele dejar indiferente, sumergido como estoy en las tediosas aguas de la rutina. Sin embargo, esta vez decido asomarme al balcón para echarles un vistazo, quizás con la esperanza secreta de que alguna de ellas logre despertar un mínimo interés que rompa la monotonía.Mis ojos se deslizan por el grupo en busca de algo que destaque, y de repente, una figura llama mi atención de manera inesperada. No es por su apariencia, que en sí misma es común entre las esclavas, sino por algo más, algo indefinible que parece irradiar de ella.Cuando la chica levanta la cabeza, una extraña chispa prende en mi pecho. No sé explicar qué es lo que me atrae de ella, pero es como si hubiera algo en su mirada que me llama a un nivel que trasciende la mera curiosidad.Sin darme cuenta, me encuentro caminando hacia donde el general Caspian se lleva a la chica, y no puedo evitar escuchar su pregunta.—¿Puedo servirle al rey?La s
CAPÍTULO 6: CAUTELAEvadneMis ganas de gritarle que soy yo, que soy la Luna que perdió hace veinticinco años, raspan mi garganta, quemándome por dentro, torturándome. Tenerlo tan cerca y no poder decírselo me está matando.Ahora que estoy a su lado, me embriago de su aroma tan familiar. No puedo dejar de mirarlo. Casi no ha cambiado nada, pero sí hay algo diferente en él: su mirada.Ya no parece el mismo hombre feliz y romántico de antes, ahora veo melancolía en sus ojos, una tristeza acumulada por años que lo han vuelto frío y distante. Y lo puedo comprobar por la forma en la que acaba de hablarme.Pensé en decirle quién soy desde el primer momento, pero ver a la nueva Luna me detuvo. No puedo asegurar que él no sienta nada por ella, aunque la trató con marcada indiferencia. Aun así, si cometo un solo error, en lugar de volver a estar juntos, podría condenarme para siempre.Conozco a Théo mejor que a mí misma, y después de todas las traiciones y conspiraciones que ha enfrentado en e
CAPÍTULO 7: UNA ALIADAEvadneComo era de esperar, Thalia no puede creer lo que le estoy diciendo. Nadie nunca había servido al rey más que las lobas, y el hecho de que ahora haya escogido a una humana ha dejado a todos sorprendidos.—¿El rey Théo? ¿Estás segura de eso? —cuestiona con sorpresa.—Sí, él mismo me escogió.—¡Oh! Bueno, si ese es el caso, entonces te llevaré a tu habitación.Thalia me conduce por los pasillos del castillo en dirección al ala sur. Las cosas han cambiado un poco a como las recordaba, y es que antes no habían habilitado habitaciones para humanas.Caminar por aquí me trae demasiados recuerdos a la memoria, es como verlos a través de un grueso velo, sin embargo, recuerdo todo muy claramente. Pasamos por la habitación que había sido de Faelan, la concubina, luego atravesamos el jardín. Ese donde Théo y yo pasamos muchos momentos románticos, donde tuve que fingir estar mal por mi embarazo para que los lores del consejo cayeran en nuestra trampa y atrapar a los c
CAPÍTULO 8: NO SÉ SI PUEDA CONTENERMEEvadneThalia y yo pasamos toda la noche hablando. Ella me pone al día sobre los últimos veinticinco años que han transcurrido en el palacio y yo le cuento sobre mi aburrida vida humana en el reino de Tarantor.Se siente muy extraño descubrir qué es lo que ha pasado en mis años de ausencia. Por mucho que quisiera sentir celos por Théo, la verdad es que no estoy en posición de sentir nada. Para él yo morí y fui tan tonta que le pedí en una carta que siguiese adelante.—El rey no quería casarse otra vez, el consejo lo obligó. De hecho, creo que los trillizos no están muy de acuerdo con eso. Por esa razón se casó cuando ellos estaban de viaje al interior del reino. —Esas son las palabras de Thalia.—¿Crees que me creería si le digo quién soy?—No lo sé, no creo que sea tan fácil como conmigo. Es que… Théo se ha vuelto… ¿cómo decirlo sin que suene tan mal?—¿Frío?—No, eso siempre ha sido —bromea—. Desde que moriste él ha sido mucho más desconfiado y
CAPÍTULO 9: HAS CAMBIADOEvadneCreí que Théo seguía siendo el mismo a pesar de los años. Vi el dolor en sus ojos y cómo la pena de haberme perdido lo había consumido, pero nunca me imaginé que eso hubiese escalado tanto como para terminar así.¿Qué sucedió en todos estos años? ¿Por qué actúa así? El Théo que yo conocí jamás habría levantado la mano contra un lobo tan joven, mucho menos sin tener pruebas de las acusaciones que lanza.Sus ojos rojos se clavan en los míos con intensidad. Está semi convertido, enseñándome sus afilados y peligrosos colmillos. Mi corazón late errático y por primera vez en mucho tiempo, tengo miedo de lo que él pueda hacerme.—Resolveré las cuentas contigo después —advierte al chico. De pronto se gira y me toma de la muñeca con brusquedad.—¡Ay! —chillo, ¿qué es lo que hará ahora?—Tú vendrás conmigo —dice demandante.Me conduce hasta una de las habitaciones del palacio que se encuentra vacía y cierra la puerta tras de sí. Tengo que reconocer que en este es
CAPÍTULO 10: ESTOY ENLOQUECIENDOThéoLas esquirlas de una mesa de madera salen volando, víctimas de mis garras afiladas. Estoy hirviendo de la ira y no sé si puedo mantener el control. Esa chiquilla, es humana insolente… no sé qué es lo que provoca en mí, pero lo que hizo… ¿Acaso está loca? Si no me hubiera detenido en seco, si no hubiese sido capaz de detectarla a tiempo, ahora sería ella la que estaría hecha un despojo de carne y viseras en el suelo.No debí abofetearla, pero si no hacía eso frente al lobo que estaba interrogando, pondrían en duda mi autoridad como rey.—¡Maldit4 sea! —exclamo en voz alta.—Padre, ¿qué sucedió?Seraphina entra de pronto a la biblioteca, no me encuentra en mi mejor momento. Me doy la vuelta para encontrarme con su mirada. Mi única hija, la princesa de este reino. Ella es igual a su madre, incluso tiene el mismo color de cabello.—Hija, no pasa nada, estoy bien.—Esa mesa no opina lo mismo —dice con una sonrisa cómplice.—Fue un accidente.Seraphina
CAPÍTULO 11: ACERCAMIENTOEvadneDespués de tres horas cortando la leña con el vestido pegado a mi cuerpo por el lodo, empiezo a considerar que no fue la mejor idea del mundo ponerme altanera con la tal Juno. Los brazos me arden con cada levantamiento que hago del hacha y ya me he quedado prácticamente sin fuerzas, pero mi terquedad por probar que soy capaz de hacer esto es lo único que me impulsa a seguir.Levanto el hacha una última vez para cortar un tronco grueso de roble, confiada en que me saldrá bien. No obstante, el hacha se me queda atorada a mitad de camino y ahora es imposible de mover.—¡Rayos! —protesto conmigo misma.Apoyo mi pierna sobre el mango de la herramienta sin ningún éxito, y si intento sacarla tampoco tengo ningún resultado. Si fuera una loba esto sería como cortar mantequilla.—¡Arg! —refunfuño. Tomo el tronco con mis manos, como si la furia me ayudase a abrirlo. Mi mano se desliza por dentro de la madera y de pronto siento una enorme astilla enterrándose en m