EvadneThalia y yo regresamos del bosque de las ninfas poco antes del anochecer con la orden de que se mantenga silencio ante lo que ocurrió.Ni siquiera sé lo que ocurrirá, pero ya estoy bastante nerviosa. Me deshago de toda la ropa harapienta y busco entre los vestuarios de la Luna real algo que sea provocativo y sensual. Mi corazón late a toda prisa, no sé bien lo que estoy haciendo. He deseado tanto que Théo me ame… me había rendido, iba a conformarme con ser solo la Luna rechazada del reino, pero ahora las cosas cambiaron. El cáncer me recordó la fragilidad de la vida y lo mucho que la he desperdiciado siendo una tonta que se deja someter por todos.No, esta vez no será así, Théo será mío, y le daré un heredero; quiera o no.Me coloco una suave bata de seda clara que revela la curvatura de mis pech0s, es bastante corta así que deja muy poco a la imaginación debajo de mis caderas. Me observo en el espejo con las manos temblorosas, a pesar de todo esto, es posible que él me rechace
EvadneThéo me toma de la cintura mientras se despoja de la ropa que ahora parece un estorbo entre los dos. Es la primera vez que veo sus ojos ardiendo en deseo por mí. Se deshace de la tela con urgencia, rompiéndola en el camino a tomarme entre sus brazos.Estoy prisionera debajo de su cuerpo macizo y musculoso, esos ojos marrones que siempre me ven con odio, esta noche me miran con una lujuria ardiente. Trato de regular los latidos de mi corazón, pero es imposible, la excitac1ón me recorre la entrepierna, estoy tan mojada que ya he empapado la cama.Théo me toma de las muñecas y las eleva por encima de mi cabeza impidiendo que me mueva. Un ronroneo ronco sale de su garganta mientras que sus labios se acercan con lentitud a mi cuello. El roce de su aliento en mi piel envía corrientes y escalofríos por todo mi cuerpo.Como siempre le ha gustado torturarme, demora el contacto todo lo posible, hasta que remuevo mis caderas y entonces lo escucho soltar una risita.—Lo deseas, ¿no es así?
ThéoAbro los ojos como si hubiese estado sumido en un profundo sueño. Por un momento pienso que es así, hasta que ladeo la cabeza y veo a Evadne durmiendo plácidamente a mi lado. No puedo evitar levantarme de un salto con la mente dándome vueltas.Lo de anoche no fue un sueño… y creo que soy muy consciente de ello, pero por alguna razón, me quise autoconvencer de que lo había sido.Ella suspira y esboza una ligera sonrisa, muy seguramente teniendo algún sueño agradable. ¿Estará recordando lo que hicimos en esta misma cama? Mi cuerpo se estremece y la excitac1ón vuelve a endurecerme solo de imaginarlo.La hice mía, ¡demonios! ¡La marqué!Me juré que nunca haría algo así, pero anoche… ¡joder! Es que Evadne estaba dispuesta a tentarme hasta las últimas consecuencias.Nunca me había mostrado su cuerpo de esa manera, es más, nunca había intentado seducirme; lo que hacía todo más fácil para mí. Era más sencillo despreciarla y evitarla si siempre se comportaba como una sumisa que cedía fáci
EvadneTengo que contenerme para no explotar en este mismo momento. Odio tener que quedarme callada ante mi abuelo, ante Théo y ante esa tonta concubina frente a mí.Lleva la cara cubierta, pero puedo imaginarme que está sonriendo bajo ese ridículo velo.No puedo creer que el Alfa Tristan haya sido capaz de traer a otra mujer, con esto solo confirmo lo que ya sabía, él se ha resignado, no piensa que sea capaz de cumplir con lo que se me encomendó hace cinco años.Nuestras miradas se encuentran, quisiera gritarle, arrojarme sobre él y decirle que yo soy la Luna del reino y me debe respeto y obediencia. Sin embargo, me encuentro como una pequeña niña asustada de su abuelo, incapaz de enfrentármele como debería.—Ah… Alfa Tristan, le había dicho que…—Sí, lo sé —interrumpe al rey. Sin duda mi abuelo está tomándose demasiadas atribuciones—. No obstante, considero que debería pensarlo mejor, su alteza. Quizá si me acompaña con la concubina…De improvisto empiezo a sentir una fuerte punzada
EvadneHan pasado varios días desde mi última conversación con Théo y todavía recuerdo claramente su rostro desconcertado cuando le pedí esa fecha límite. —¿Un año? ¿De qué estás hablando Evadne? —me preguntó con desconcierto.—Te prometo que, si en un año no consigo darte un heredero, me rendiré y aceptaré que te impongan otra Luna, incluso esa concubina si quieres. —Pero… ¿por qué ahora? ¿por qué repentinamente quieres ponerte un tiempo límite cuando lo hiciste hace cinco años?La pregunta me supo como un trago amargo. Es porque ya tengo un tiempo límite, aunque ni siquiera puedo estar cien por ciento segura de ello. —Porque me cansé Théo. Me cansé de tus malos tratos y de tu indiferencia. Es inútil seguir luchando contra la corriente, pero al menos quiero irme sabiendo que lo intenté hasta el final.Di media vuelta y lo dejé con la palabra en la boca. Théo no supo qué responderme y preferí que así fuera. Desde entonces he tratado de evitarlo, en especial cada vez que veo a esa
Théo¿Evadne estaba a punto de golpear a la concubina? Debo estar soñando. Me mantengo firme mientras todavía le sujeto la mano con firmeza, pero evitando presionar demasiado fuerte.—Su alteza —dice Faelan haciéndome una reverencia—. Solo conversaba con la Luna Evadne sobre la visita de nuestra curandera, la Beta Alita.Noto que Evadne le lanza una mirada de odio, si fuese posible acabar con la vida de alguien a través de los ojos, ella ya estaría enterrada tres metros bajo tierra.—¿Ha venido la sanadora? No sabía nada de eso.La chiquilla le vuelve a gruñir, se deshace de mi agarre y gira sobre sus talones para enfrentarse a mi mirada.—Solo vino a una visita rápida, quería verme, es todo —explica.Sin embargo, yo no soy tonto, no me creo esa mentira. Hace algunos días ella me dio un tiempo límite… un año. ¿Qué podía decirle? ¿Suplicarle que no se aleje de mí porque es mi Mate? No, esto me lo busqué yo mismo por no querer aceptar mis sentimientos desde un principio.De todas forma
EvadneNi si quiera sé cómo pude alejarme de Théo sin que me temblaran las piernas. No sé si reírme de mi mala suerte o sentir lástima por mí misma. Cinco años deseando que él me mirase diferente, y cuando parece que por fin lo hace, ahora yo no puedo corresponderle.Camino de un lado a otro en la biblioteca del castillo. Se supone que estoy aquí para mejorar mis clases del idioma vampírico, pero no puedo concentrarme en nada de eso porque no puedo sacarlo de mi mente.Acaricio mi vientre con dulzura, ahora que sé que un pequeño cachorro crece en mi vientre todas mis prioridades cambiaron. Tengo que proteger a este bebé a toda costa, no importa mi seguridad ni nada más, solo me importa él.—Lo único que lamento es no poder estar ahí para verte crecer —susurro.Un par de pasos apresurados me hacen sobresaltar del asiento, pro un momento pienso que alguien me habrá escuchado, pero me relajo al ver que se trata de Thalia.—Majestad, ¿todavía sigue aquí? Debe ir a descansar.—No puedo dor
EvadneSigo a Théo sin oponer resistencia, consciente de que no me conviene quedarme sola en este lugar. Justo antes de girar en el pasillo, mi atención se captura por la visión fugaz de una capa ondeante, retirándose en la distancia desde la esquina de un muro lejano.¿Habrá percibido quien me seguía que yo estaba escuchando? La incertidumbre me envuelve, pero en este momento, más que nunca, sé que debo mantener extrema precaución. Cualquier detalle podría ser crucial, y mi instinto me insta a estar alerta, como si las sombras mismas estuvieran conspirando en los recovecos de este palacio antiguo.—Te noto distraída, ¿estás segura de que no pasa nada? ¿Esos lobos han vuelto a atacarte? —pregunta Théo deteniéndose en frente de los jardines del palacio.—Mmm, lo siento, es que no dejo de pensar qué es lo que te propones, ¿a dónde me llevas?—Quería mostrarte algo especial.—No sé si sea buena idea que…—Evadne, ¿quieres por primera vez en tu vida dejar de llevarme la contraria? Siempre