Emily.-Luego del encuentro con Daniel le di órdenes a Remi de abandonar el caso de Eugenia no quiero que nadie esté involucrado en nada que nos ponga en riesgo, lo siento mucho por esa chica debió haber vivido un infierno, pero la mafia involucrada esto es más de lo que yo puedo afrontar.Luego la llamada de Anna, sonrío al recordar la conversación no había querido aceptar lo mucho que la extrañaba, sé que hice mal al alejarme en como lo hice ella no se lo merecía, aceptó el chantaje de Derek para protegerme nunca le agradecí el gesto, me alegra que ahora sea una mujer feliz.— Mami ¿Estás bien? –La luz de mis ojos entra en la estancia viéndome con sus pequeños ojitos llenos de preocupación.— Sí, mi amor ven aquí –Se sentó en mis piernas y lo abracé con fuerza, era lo único que me reconfortaba.— Te ves triste— No, solo recordaba a una vieja amiga a la que no veo mucho.— ¿La extrañas? –Preguntó con inocencia.— Un poco sí— ¿Y por qué no la buscamos? Tal vez ella también te extrañ
Emily.- — ¡¿Cómo te vas a Seattle con ese tío?! –Remi caminaba de un lado a otro enojado.— Por ahora debemos cuidarnos de que Vanessa Lorusso no haga nada, además el esposo de mi amiga sabe muy bien cómo actúa la mafia, sabrá protegernos, la familia Morgan es una elite en Estados Unidos.— No me parece Emily, Daniel Mercer nos metió en esto –Fruncí mi ceño con enojo. – ¿Cómo puedes volver a confiar en él? Después de cómo te trató, nada más porque Diogo esta embelesado con él, te dejas manipular por esas nimiedades— ¡MUCHO CUIDADO REMI! –Alcé la voz mostrando mi autoridad. –Ten mucho cuidado por cómo te expresas de mi hijo, por supuesto que no se me olvida, pero no voy a andar tan tranquilla estando allá afuera una mafiosa peligrosa, lo que a ti si se te olvida es que ¡MI HIJO! Está por encima de todo incluso por encima de mi misma aceptaré cualquier protección venga de quien venga con tal de mantenerlo a salvo y no tengo porque darte explicaciones.— Lo… siento Emily de verdad, es
Emily.- Observo desde la ventanilla la forma de las nubes blancas y el azul mezclándose con los rayos del sol ocultándose en el horizonte, la ansiedad por volver a Seattle aumenta, son tantos recuerdos con lo que tendré que enfrentarme.Reencontrarme con Anna mi vieja y leal amiga que no dudó ni por un segundo en brindarme su protección aun cuando la abandoné por cinco años sin una despedida, todo es abrumador, capto el movimiento frente a mí que me hace girar, Diogo dormido sobre Daniel casi hace un berrinche para que Daniel lo tomará en sus brazos y tuve que permitirlo, pero tengo que poner un límite y lo haré ahora.— Puedes dármelo, para que estés más cómodo –Me acerqué para cargar a Diogo, pero Daniel lo rodeó con su brazo.— Estoy bien –Sonrió de medio lado mientras acariciaba el cabello de mi pequeño. –No tienes idea de la infinidad de veces que serví de niñera para Derek y Anna, tres bebés durmiendo sobre ti en una cama enorme –Sonrió con nostalgia.— No te encariñes con mi h
Daniel.-Las risas en el comedor resonaban por toda la mansión, los hijos de mi amigo con sus ocurrencias alegraban la cena olvidando el desastre y la tensión de lo que ocurría en el exterior, no dejaba de observar al pequeño Diogo que parecía disfrutar de la calidez que ofrecía la familia de Derek, pero también la incomodidad de Emily que solo probó no más de dos bocados y sonreía cada tanto de manera mecánica y sincronizada para que no lo notaran.— ¡Bien hijos míos! –Anna alzó la voz y con un aplauso firme y autoritario ordenó. –Es hora de ir a la cama a cepillarse los dientes y ponerse los pijamas.— Iré a buscar a Clara a casa de mis padres ¿Me acompañas Daniel? –Derek invitó poniéndose de pie.— ¡Yo también voy! –Saltó de la silla su hija adolescente quien ahora llevaba el cabello con mechones morados, contuve la risa al ver el gesto de Derek mirándola con disgusto.Los tres salimos con abrigos, la lluvia había cedido, pero el frío era implacable cortándonos el aliento.— Me gus
Emily.-Salí corriendo hacía el jardín y solo quería alejarme, mis lágrimas descendían congelándose con el frío que me golpeaba directamente en el rostro, Diogo había conectado con Daniel en un abrir y cerrar de ojos, por mucho que lo evitara él ya se había ganado su corazón y una parte de mí se sentía enojada e impotente, quería agarrar a mi hijo y alejarme, pero su seguridad para mi es lo principal.— Creo que necesitas un poco de esto –Giré y a mi lado estaba Anna con una botella de tequila y dos shots, suspiré con una media sonrisa.— Derek me matara si hago que su esposa se embriague— En exactamente cinco minutos no sabrá de él y dormirá igual que nuestros hijos –Sonrió, traía una manta que colocó el césped frío y húmedo, imité su movimiento. –Bebe, así podrás contarme. –Le acepté el trago y lo bebí de un solo golpe sintiendo como el líquido ardía pasando por mi garganta.— Diogo conectó con Daniel –Solté sintiendo el peso doloroso en esas palabras. –Por más que traté de impedir
Daniel.-Amanecí con un humor de perros después de lo anoche ¿Cómo pude caer? Lo peor es que esos besos removieron todos mis sentimientos por Emily, pero esas imágenes de sus conversaciones, sus fotos simplemente no me dejan avanzar y menos olvidar ¡Maldigo tener tan buena memoria!— ¿Tengo que buscar un extintor? –Giró para ver a Derek. –Digo está a punto de salirte humo de la cabeza— Anoche besé a Emily –Le solté, de reojo vi cómo me miraba apartando la vista de su celular.— ¡Ok! ¿Y? –Preguntó con curiosidad.— Y nada, solo fue un beso además estaba ebria— ¡Uy sí! Como nunca te has acostado con una ebria –Soltó con un profundo sarcasmo. –Lo llevas haciendo los últimos cinco años, me parece.Salimos del ascensor dirigiéndonos a la oficina de Jacob Morgan, los recuerdos invaden mi memoria, mi respiración se vuelve densa, la primera vez que conocí a Emily, que nos besamos, que la invité a salir, todas esas veces en que hicimos el amor en mi oficina.— Colín buen día, tu jefe nos esp
Emily.-La luz del amanecer golpeó con fuerza mis parpados somnolientos, una queja salió de mis labios cubriendo mi cabeza con la deliciosa almohada de plumas de mi nueva habitación en el hotel de lujo de los Morgan, de pronto sentí como el lado vacío de la cama se hundió, levanté la cabeza con tanta rapidez que todo en el lugar parecía estar de cabeza.— ¡Auch, Auch! ¡Mi cabeza! –Era Anna tenía un semblante pésimo y si ella se veía así yo debo estar peor. – ¿Cómo te sientes? –Arrastré cada palabra hundiendo mi rostro de nuevo en la almohada.— ¡Oh, muy bien! Ya creo que perdí dos kilos de tanto vomitar— No quiero saber –Sentí nauseas ante su mención. – ¿Qué es eso? –Pregunté señalando la bandeja transparente que llevaba dos vasos con algo que parecía sacado del estómago de una oveja.— Según Jeff la solución a nuestro malestar— ¿Qué tal sabe? –Volví a preguntar con inseguridad.— No lo sé, esperaba a que tú la probaras y me dijeras –Enarqué la ceja mirándola sorprendida.— ¿Quién e
Emily.- Ambos nos quedamos en silencio, yo seguía sentada sin mover un solo musculo ni siquiera parpadeaba.— Yo he cuidado muy sola a Mi hijo –Enfatice las dos últimas palabras.— Lo sé, pero sabes cómo son esos procesos y más con un niño como Diogo que ha pasado por tantas cosas –Lo miré con el ceño fruncido. –Jacob me mostró el expediente de Diogo, déjame ayudarte, podríamos casarnos por cierto tiempo y mudarnos a España por unos meses para que bienestar familiar no deje en paz— ¿Nos? –Pregunté alzando la voz. –Daniel no te unas al plan, Diogo es ¡MI HIJO! No tuyo que te quede claro de una vez y no, no eres el mejor candidato, porque no voy a vivir al lado de un hombre que me ve como a una basura ni siquiera por Diogo voy a hacer eso, le diré a Remi que se casé conmigo es mi amigo y sé que lo hará con gusto –En ese preciso momento mis palabras fueron la soga que me coloqué yo misma en el cuello Diogo salió corriendo abrazándose a las piernas de Daniel.— ¡No! ¡Yo quiero a Daniel