Evan-Camcam.-su vocecita hace media hora que me está irritando.- ¿Sabes? El otro día estuve en el shopping y encontré...Dejé de escuchar de nuevo su parloteo para concentrarme en la gráfica. Éste informe es súper importante para la empresa y está jodidamente mal hecho. Entorno los ojos hacia el papel mientras voy corrigiendo los errores monumentales y apuntando mentalmente dar una clase privada a la nueva secretaria sobre hacer informes correctamente.Un silencio sepulcral en mi despacho hace que me sienta extraño. ¿Qué ella no estaba..?El documento con las gráficas de repente salió volando de mi escritorio. ¿Que demonios?-¿Cuál es tu problema, Darleen?.- el enojo se hace presente en mi voz y me giro a mirarla fríamente.- Hace más de media hora que estoy tratando de hacer este informe como se debe y ...-Ése es el problema.- se incorpora en el sofá y succiona su labio inferior, interrumpiendome.- justamente durante ese tiempo estuve hablándote y no me haz hecho caso. Eso no me da
AbbeyEvan caminó con total seguridad que me asombró. Bueno, él siempre me asombra (no me molesten por admitirlo, ¿vale?)El chico abajo mío, soltó un jadeo brusco en cuanto Evan y su porte intimidante llegaron hasta nosotros.-¿No me oiste?.- El Salvador mejor conocido como Evan sujetó el brazo que todavía estaba levantado del chico y lo lanzó con fuerza hacia atrás. Ése movimiento hizo que mágicamente nuestras ropas dejaran de estar unidas. -No la toques.Me asió con firmeza la muñeca, pero no con tanta fuerza como para que me doliera, me puse de pie y me acercó a él. El aroma a menta, sudor y humo llegaron hasta mí e inhale profundamente llenándome cada rincón de mi ser. Llenándome de una paz y seguridad que extrañaba muchísimo.-Me la llevo.-anunció a nadie en particular y empezamos a caminar cuando la voz todavía ebria y con ganas de salir herido, del chico, lo hizo parar abruptamente y que yo chocara con su espalda.-¿Es tuya?.-el chico arrastró las palabras mirando fijamente a
De los coches bajan muchas personas trajeadas, pero no de las que se ven empresarios, no, estas personas tenían traje negro y un auricular en un oído. Ay no, Santa Diosa de la ropa rosa, porfavor que no nos hagan nada.Después de unos eternos segundos, bajan del coche del medio a las personas que no pensé que volvería a ver.La señora R tenía el cabello recogido de forma elegante, mientras que traía un traje de empresaria color azul marino. Su semblante era serio pero aburrido mientras a su lado se colocaba la única persona que casi me echa de una escalera. Traía su típico peinado con dos coletas pero ¡Sorpresa! ahora lo tenía arcoiris en los dos lados. Yo amaba los colores juntos hasta este momento.Traía unos tacones quizá de 15 cm y así apenas podía alcanzar la altura de la señora R. Traía un top rojo con una chaqueta rosa y su minifalda con unas medias altas negras. La señora R me examinó y yo temblé, no por mí sino por Evan. ¿Qué le haría está bruja a mi preciado,Evan?-No sé q
Es domingo por la noche y Evan no me ha contactado ni una sola vez. Me levanto por cuarta vez del sofá de la sala y miro mi celular.Evan no me ha contactado ni una sola vez. Me muerdo nerviosamente el labio inferior mientras me acuesto de nuevo en el sofá pero esta vez de forma vertical de cabeza y enciendo la televisión.—¡Abbey! ¡No acapares el sofá!Mi madre me rińe mientras va hacia la cocina. ¿Nunca les pasó que su madre les dice algo y ustedes responden con un "Está bien mamá" y al final no hacen lo que pide? Vale, eso estaba a punto de comenzar pero una interrupción en la televisión me llamó la atención.La periodista decía—"Interrumpimos su programación actual para informarles sobre una noticia importante a nivel internacional. El importante heredero de la mayor empresa de acciones exitosas desde hace generaciones, el señorito Evan Cameron Jones Beckham anunciará su casamiento mañana en el hotel Rosé Mitchell de forma oficial en una conferencia de prensa.—fue avisada de algo
Ufff, estoy muy nerviosa. Mis padres por poco no me creyeron que iba a ver a Evan, ya que según ellos yo ayer estuve en un bar y ya me estoy "corrompiendo", pero no les pude decir nada más. No es porque Evan me lo prohibió ni nada, sólo es que ¿Cómo le explicas a tus padres el giro que da tu vida cada dos segundos?Tengo un sencillo vestido azul Francia con un hombro descubierto. Agradezco que todavía haya sol y que un suave viento me haga sentir por lo menos un poco tranquila.Estoy frente al hotel Rosé Mitchell y hay tanta gente amontonada que se me revuelve el estómago. Odio ser el centro de atención.Con valentía doy dos pasos con rumbo a la gran puerta tintada de cristal, cuando escuchó una voz cercana-¡Señorita! Disculpe la molestiaGiro mi cabeza y encuentro a un muchacho un poco mayor que yo, quizá de unos 6 o 7 años, tez pálida y ojeras pero que lleva una gran cámara colgada del cuello. Uff es un reportero.El reportero se detiene frente a mí con una libreta en las manos. ¿P
-¿Quién eres tú?.—Miraba fijamente entrar al hombre vestido de negro con la máscara. Se pavoneó por todo el lugar para luego sentarse frente a mí en otra silla.—¿Eres..?—¡Silencio!.—Espetó duramente, pero su voz salió distorsionada por el aparato en su máscara.—Eres muy ruidosa.Yo sentía el miedo en cada uno de mis poros ¿Quiénes eran éstos hombres y qué querían?—¿Qué queréis?.—Pregunto en general pero solo recibí sonrisas macabras de los tres hombres, mientras que el que estaba sentado frente a mí solo escuchaba su respiración a través de la horrible máscara.—Yo ya estoy consiguiendo lo que quiero.—Su voz distorsionada me pone los pelos de punta.—Pero ella no lo sé…—¿Ella?.—Al terminar la pregunta la puerta se abrió y apareció la quinta persona. La verdad que no me sorprendió en lo más mínimo, sentí alivio al reconocer una cara.— ¿Darleen?Asco y odio aparecieron en su rostro cuando posó su mirada en mí. Moví mis brazos con impaciencia.— Sácame Darleen, por favor, tú no eres así
EvanYo no suelo ponerme de los nervios fácilmente, pero esto me está sobrepasando.Camino en el dormitorio de un lado a otro y fijo de nuevo la mirada en mí muñeca. Faltan cinco minutos y Abbey no ha llegado.Y lo más raro es que mi madre Tampico ha aparecido. Cuando la imagen de Abbey aparece en mi cabeza, olvido completamente a esa mujer que me dió a luz.Hago a un lado la cortina y miro por la ventana, fuera hay muchos periodistas, y personas normales que quieren curiosear pero no está Abbey.Una sensación desagradable invade mi pecho y paso la mano por mi esternón. No me gusta sentir ésto.Sin darme cuenta e inconscientemente, salgo por la puerta de atrás y voy directo frente a las puertas de cristal, en la entrada.El traje se me hace muy molesto ya que estoy sudando. Escudriño el horizonte y toda la entrada pero no hay señales de Abbey.¿Me habrá…? No, ni se me ocurre terminar ese pensamiento, ella no sería capaz. No, me niego a pensar eso.Me fijo en los zapatos brillosos y ha
AbbeyNo puedo creerlo, ¿es lo que yo creo que es?—¿Evan?.—Pasa la yema de su dedo pulgar por mis ojos y seca mis lágrimas con una sonrisa.Él se levanta abriendo sus piernas levemente, haciendo de escudo para mí que estoy en el suelo, todavía sin podérmelo creer.Suelta una risa divertida y no entiendo la situación hasta que habla, mirándome por sobre su hombro.—Recuperar todos mis recuerdos justo ahora, en una situación así. Es algo típico de nosotros¿no?Suelto una risa entre dientes porque es verdad, nunca fuimos una pareja normal y es más, creo que la normalidad está sobrevalorada. Lo que es normal para una araña es el caos para una mosca.Coloca una pierna atrás de la otra y reconozco que ya no es pose de defensa, sino de ofensa (sí, veo mucho televisión de lucha). Me regala una sonrisa socarrona de medio lado aún con su traje manchado de mugre y sangre, con su labio partido y con raspaduras en casi toda la cara, comenta. —No te preocupes pequeña ángel, te sacaré de aquí.Yo m