AbbeyNo puedo creerlo, ¿es lo que yo creo que es?—¿Evan?.—Pasa la yema de su dedo pulgar por mis ojos y seca mis lágrimas con una sonrisa.Él se levanta abriendo sus piernas levemente, haciendo de escudo para mí que estoy en el suelo, todavía sin podérmelo creer.Suelta una risa divertida y no entiendo la situación hasta que habla, mirándome por sobre su hombro.—Recuperar todos mis recuerdos justo ahora, en una situación así. Es algo típico de nosotros¿no?Suelto una risa entre dientes porque es verdad, nunca fuimos una pareja normal y es más, creo que la normalidad está sobrevalorada. Lo que es normal para una araña es el caos para una mosca.Coloca una pierna atrás de la otra y reconozco que ya no es pose de defensa, sino de ofensa (sí, veo mucho televisión de lucha). Me regala una sonrisa socarrona de medio lado aún con su traje manchado de mugre y sangre, con su labio partido y con raspaduras en casi toda la cara, comenta. —No te preocupes pequeña ángel, te sacaré de aquí.Yo m
—Deberías ir al hospital.— Evan niega con la cabeza y sin soltarme la mano, nos colocamos a un lado de la acera.Muchos policías todavía están aquí, atraparon a dos matones, sin embargo el líder logró escapar y están haciendo un rastreo por todo el lugar. Me tenían secuestrada en algo así como una fábrica abandonada. Eso explica el olor a moho y a animal muerto.Desde que salimos de allí, Evan no me ha soltado la mano ni un segundo y yo estoy más que feliz con ello. Me hace sentir segura y feliz. Ni siquiera me soltó cuando tuvimos que dar declaraciones a los policías sobre mi secuestro y demás detalles. Y por alguna extraña razón que ni yo misma entiendo, no les conté a los policías que Darleen fue quien contrató a los matones a sueldo y que ella también estuvo aquí.—Evan, de verdad creo que deberías ir al hospital.—me preocupo.—Puedes tener alguna costilla fracturada…Niega de nuevo con la cabeza y revisa su reloj. Viéndolo me pregunto ¿como será que me encontró?—Evan.—lo llamo y
—Es una vista hermosa.No evito el tono maravillado y alucinante de mi voz. Estamos en el piso más alto del hotel y puedo ver prácticamente toda la ciudad, desde el gran ventanal del dormitorio. Las luces encendidas de los otros edificios y las grandes casas dan un espléndido color a la noche oscura.—¿De verdad está bien que estemos en un lugar así?.—volteo a ver a Evan quien se está quitando el saco despacio cerca de la puerta. Creo que no debe ser bueno quedarnos porque de seguro es mucho dinero.—Es muy tarde. —se empieza a aflojar la corbata mientras me mira. Me remuevo nerviosa ante su atenta mirada. Tal parece que puede ver en mi interior y yo quedo expuesta ante él. —Y no quiero que tus padres te vean con todos esos moretones y cortes antes de que yo te las pueda curar. Así que está bien.Abro la boca preocupada por mis padres, ahora que él lo menciona, los recordé. (sí, soy una pésima hija) pero él me corta, leyéndome el pensamiento. —Ya avisé a tus padres.—¿No te dijeron al
Estoy decidida, así que subo mis brazos y me aferro a su espalda. Es ahí en donde empieza mi preocupación.Gime de dolor y yo me aparto al instante. —¿Te hicieron mucho daño?Evan levanta de nuevo mis brazos y hace que lo rodee. —No dejes de abrazarme.Aprieto los labios y asiento, él se inclina de nuevo y hace maravillas en mi oreja. El gemido que salió de mi boca no lo pude detener y hasta me dió vergüenza. Me muerde el lóbulo de la oreja y lo lame. Una oleada indescriptible me recorre la espina dorsal. Nunca en mi vida había sentido tanto placer, no de éste tipo de placer por lo menos.Baja besando suavemente todo el camino de mi cuello hasta terminar en mi clavícula.Mordisquea esa parte de mí anatomía y me retuerzo debajo de él, inquieta sin entenderqué busca mi cuerpo.Ataca de nuevo con ferocidad mis labios y trato de darle lo que tanto anhela. Está impaciente y con ganas de más, mucho más.Siento como algo duro, contento y mucho más impaciente de atención golpea una parte de
—¿Segura que no quieres que entre contigo?Niego con la cabeza cuando me lo pregunta. Evan quiere darme apoyo moral y emocional para entrar a mi propia casa. Aunque me haga adorarlo aún más y apreciarlo por querer apoyarme, me da escalofríos de tan solo pensar en Evan y en mi padre en una misma habitación.—Tú debes ir a una reunión muy importante.— Eso es verdad, lo oí discutiendo está mañana por teléfono tratando de atrasar esa reunión pero sin éxito. —Y mi padre te mataría si te ve conmigo.Evan muestra una mueca, molesto. —Fui tan estúpido como para arruinar la confianza que tenía.Robert aparca frente a mí casa y suspiro pesadamente, mientras salgo de la limusina.—Tranquilo, él sólo tiene miedo de ti y de que me hagas daño.Él sale detrás de mí, rodea el automóvil y se acerca. —Es justo lo que yo haría. —acaricia mi mejilla y cierro los ojos disfrutando el suave toque.— Si yo tuviera una hija, la protegería con uñas y dientes.Sonrío y siento su aliento sobre mis labios. —¡Abbevi
La señora R tuvo que dejar la mansión para ir de viaje, ya que es dueña del bufete de abogados y la necesitan para eventos especiales o algo así. Según Evan ella se quedaría una semana fuera.Cuando me vino a recoger esta mañana estaba muy apurado. Por tres específicas razones: 1ra: Se levantó tarde, dijo que se desveló pensando (no me quiso contar más nada)2da: Stephen estaba con un poco de tos por lo que él solo tuvo que buscar la corbata que combine con su traje.3ra: La limusina con Robert se averió a mitad de camino.Así que al verlo un poco con perlas de sudor surcando su frente no me sorprendió, lo que sí lo hizo fue otra cosa muy distinta.Al llegar me dió un rápido beso en los labios.—Nena, debemos irnos, como ya sabes estoy atrasado.Asiento con una sonrisa y me dispongo a ingresar a la limusina pero me sostiene de la muñeca y dice a Robert que suba mi maleta.—¿Eso es todo?—¿Eh?— No entiendo su pregunta—¿Es la única maleta que preparaste?Ohh con que era eso.—Si, todo
Volví a la mansión, bajo el apoyo de Evan. No es igual ya que parece ser que este distanciamiento de semanas nos volvió más unidas. Exactamente, hablo de Jaida y Jane.Jaida está igual, bueno, no exactamente, demuestra más sentimientos, cuando llegué prácticamente saltó a recibirme y empezó a lagrimear. Jane por ejemplo lloró sin detenerse por varios minutos.Esa misma noche me pusieron al tanto de todo lo que había sucedido en la mansión. Por ejemplo que la señora R mandó quitar todas las flores que yo había puesto en lugares estratégicos del lugar y que también que se pasaba el tiempo mirando la lista de empleados, acosándolos hasta que pueda acusarlos de algún error y despedirlos. (Jesús, ¿es que esa señora no tiene una vida?). Varias veces quiso pasarse de lista con ellas pero Jaida y Jane fueron más astutas, ya no las puede castigar como antes ya que no son más niñas ingenuas, y pueden denunciarla (estamos en el siglo XXI, por Dios, claro que sí). Hasta que al fin la llamaron de
Observo el reflejo que me devuelve el espejo. Una muchacha bonita, de cabello incómodamente corto, desordenado hacia los lados, una mirada limpia y labios rosa por el brillo labial.Doy los últimos detalles a mis pestañas con el rímel y salgo disparada hacia fuera de mi habitación, despidiéndome de mis doncellas con unos abrazos rápidos.Curiosamente encuentro a Evan recostado sobre la pared con los ojos cerrados. Al notar mi presencia los abre.—Te tardaste una eternidad—De detrás de su cuerpo saca mi cartera. Me dedicó una sonrisa desarmante—. Lenta.Casi me caigo de bruces con lo discordante de su sonrisa y lo que dijo.Hoy es la ceremonia la gran esperada ceremonia.(...)—Me siento muy nerviosa. Algo tonto, teniendo en cuenta de que no soy yo la que tiene que subir a un escenario y decir líneas y líneas de discurso.—Abb tranquila, él lo hará de maravilla— Doy gracias internamente de que tengo una amiga que mantiene la cordura y la mente fría la mayor parte del tiempo. Cami está