Capitulo 56

Estoy decidida, así que subo mis brazos y me aferro a su espalda. Es ahí en donde empieza mi preocupación.

Gime de dolor y yo me aparto al instante. —¿Te hicieron mucho daño?

Evan levanta de nuevo mis brazos y hace que lo rodee. —No dejes de abrazarme.

Aprieto los labios y asiento, él se inclina de nuevo y hace maravillas en mi oreja. El gemido que salió de mi boca no lo pude detener y hasta me dió vergüenza.

Me muerde el lóbulo de la oreja y lo lame. Una oleada indescriptible me recorre la espina dorsal. Nunca en mi vida había sentido tanto placer, no de éste tipo de placer por lo menos.

Baja besando suavemente todo el camino de mi cuello hasta terminar en mi clavícula.

Mordisquea esa parte de mí anatomía y me retuerzo debajo de él, inquieta sin entender

qué busca mi cuerpo.

Ataca de nuevo con ferocidad mis labios y trato de darle lo que tanto anhela. Está impaciente y con ganas de más, mucho más.

Siento como algo duro, contento y mucho más impaciente de atención golpea una parte de
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