Quito- Ecuador
El Padre Alejandro, terminaba una charla con un grupo de parejas, cuando Iván, apareció en la iglesia, el sacerdote no pudo evitar dirigir su mirada a él, pues su rostro abatido reflejaba profunda tristeza.
Observó cómo Iván tomó asiento en una de las bancas de atrás, mientras su mirada se perdía en la imagen de Jesús crucificado que estaba frente al altar, parecía que rezaba, o murmuraba en voz baja palabras imposibles de escuchar.
Después que las personas desalojaron el lugar el sacerdote se acercó a él.
—Hola, Iván, ¿Puedo ayudarte?
—Padre necesito conversar con usted en privado.
—Con gusto, sígueme por favor.
Arellano obedeció al sacerdote y lo siguió al jardín posterior de la iglesia, ambos se sentaron en una banca de hierro, mientras el viento acariciaba su rostro.
—¿Qué es lo que
¿Qué pasará con Olivia, con Paloma? parece que el peligro las asecha. Por otro lado muy triste lo que le sucede a Iván, pero son las consecuencias de sus actos.
Cuenca Ecuador. Diego tomó su móvil y llamó a un amigo que tenía en el área de inteligencia de la Policía de Ecuador, las sospechas del doctor Serrano, estaban dirigidas hacía su ex esposa Pamela. —¿De quién supones? —preguntó con voz temblorosa Paloma. —De Pamela —respondió sin dudar un segundo—. Te juro que no voy a permitir que esa loca nos haga daño. —No entiendo ¿Por qué no está en un manicomio? — refutó Paloma, con el rostro encendido. —Los padres de ella tienen mucho dinero, son amigos de jueces corruptos. —Resopló Diego, fingiendo estar tranquilo, en su interior la preocupación era latente, de Pamela, se podía esperar cualquier cosa—. Vamos a buscar protección para todos —afirmó. Se acercó a su chica, la abrazó con fuerza—. Nadie nos va a hacer daño— la besó en la cabeza con el semblante lleno de preocupación. Paloma subió a su apartamento
Quito- Ecuador «Hey by Julio Iglesias» sonaba en el reproductor de música del vehículo de Iván. «Ya ves. Tú nunca me has querido ya lo ves. Que nunca he sido tuyo ya lo sé. Fue sólo por orgullo ese querer Ya ves. De que te vale ahora presumir. Ahora que no estoy ya junto a ti. Qué les dirás de mi» Mientras el semáforo tenía la luz roja encendida el reencuentro con Paloma, azotó su corazón con fuerza, aún lo lograba asimilar la seguridad con la que ella afirmaba que ya no lo amaba. Las palabras del padre Alejandro, taladraban en su mente él en ese momento sentía una amalgama de sentimientos, pensamientos, dudas, contradicciones. Siguió su camino sin darse cuenta desvió su ruta hacia el edificio en donde Olivia, vivía. Una vez que reaccionó que ella ya no estaba para escucharlo estacionó su vehículo intentando canalizar sus ideas. Una fuerte
Cuenca- Ecuador. Días después. Paloma, con torpeza trataba de colocarle los zapatos a Dulce María, el día tan temido por ella había llegado. Ese día los pequeños iban a conocer a su verdadero padre. —Permíteme ayudarte —solicitó el doctor Serrano al verla tan nerviosa. Diego colocó los zapatos a Dulce, mientras Alejandro, ya estaba listo. Paloma, al ver a sus niños tomó una gran bocanada de aire, cogió a cada uno de sus hijos de la mano para salir del departamento e ir al parque en donde se habían citado con su papá. Iván llegó temprano a Cuenca, no sin antes estar pendiente de la situación de Olivia, caminaba por el parque de un lado a otro, se pasaba las manos al cabello, miraba su reloj, bebía agua embotellada a espera de sus hijos. El corazón de Iván, se detuvo de golpe cuando vio caminar hacia él a Paloma, de la m
Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre- Quito, Ecuador. Las personas en el aeropuerto caminaban de un lado a otro, la voz del altoparlante indicando los vuelos no permitía a Olivia pensar con claridad. Iván la observaba a la espera de una respuesta. —Es hora de partir. —Sonrió él. —Es que yo...no, no puedo... Iván hizo una mueca con sus labios. —En vista que no me dejas otra alternativa. —Tomó por sorpresa de las piernas a Olivia, y la cargó sobre su hombro. —¡Estás loco! —exclamó la joven con el rostro carmín, la gente miraba aquella escena muchos reían, otros murmuraban, mientras él no le daba otra alternativa a ella más que acompañarlo en el viaje—. Suéltame Iván, la gente está murmurando. —Se quejó. —Te voy a bajar si no te niegas a ir conmigo. <
Olivia cerró sus párpados en su mente y elevó una oración a Dios, agradeciéndole por haberla protegido de las garras de Vinicio, no quiso pensar en aquel hombre que tanto daño le hizo. Después de muchos años decidió que en ese viaje iba a dejar de pensar en los demás y dedicarse a ella misma. Abrió sus ojos y se encontró con los iris azules de Iván que se confundían con el color del lago. Su corazón empezó a palpitar con fuerza, quería tener valor para confesarle lo que sentía por él, y borrar de la memoria y del corazón de él todo aquel pasado que lo atormentaba. El camino no era fácil, él estaba casado y tenía dos hijos a los que adoraba. —¿Cómo te fue con tu esposa? —averiguó Olivia, interrumpiendo aquel mágico momento. Los dos se sentaron frente al lago. —Me odia, no quiere verme, afirma estar enamorada del doctor —pronunció con la mirada perdida en el horizonte. —Lo lamento mucho, pero t
Bariloche- Argentina. Olivia observó cómo el semblante de Iván cambió por completo, palideció, su mirada se tornó triste, se quedó desconcertado observando su móvil, entonces ella se puso de pie y caminó hacia donde él permanecía estático. —¿Qué pasó? —investigó mientras colocaba su delicada mano en el hombro de él. —Paloma cree que yo la estoy amenazando de muerte —comentó con el corazón adolorido. —¿Soy tan siniestro? —indagó a Olivia, con los ojos cristalinos. —Por supuesto que no. Eres un buen hombre, cometiste un gran error, pero eso no te hace ser una persona mala —afirmó ella— eres un ser humano con muchas virtudes y defectos igual que todos, pero la mujer que en verdad te ame debe aceptarte tal como eres sin querer cambiarte. —Ella tomó la mano de Iván—. Solo necesitas dejarte amar, y olvidarte de Paloma. —Las palabras de la joven tocaron el corazón de él, si
San Carlos de Bariloche- Argentina. Iván separó su rostro de Olivia, su mirada se perdió en los profundos ojos de la mujer que tenía frente a él, que esperaba con ansias una respuesta de su parte, los sentimientos Iván, jugaban en contra de la razón. Inhaló y exhaló varias veces tratando de canalizar sus ideas. —Déjame pensarlo, en este momento no puedo darte una respuesta, estoy confundido —pronunció él sin dejar de mirar a Olivia. —Lo comprendo. —Sonrió ella con dulzura, tomó de la mano a Iván—. Piensa que las oportunidades se presentan una sola vez en la vida. Él asintió con una ligera sonrisa en sus labios se puso de pie besó en la frente a Olivia. —Descansa... En la mañana tendrás una respuesta de mi parte. —Salió de la habitación para dirigirse a la suya. Llegó a su alcoba, se recostó mirando el techo. Se acarició el rostro pensat
Después de aquel largo e intenso beso regresaron a la cabaña para servirse el desayuno, minutos más tarde Iván, le tenía una sorpresa a Olivia. Salieron rumbo a los jardines exteriores en donde un grupo de personas estaban reunidos. La chica pensó que se trataban de turistas, hasta que un hombre alto de mirada dulce se acercó a ellos. —Buenos días soy Manuel, amigo del padre Alejandro, me habló mucho de ustedes. —Hola, Manuel, soy Iván, un placer conocerte — extendió su mano al terapista, después se dirigió a su amiga—. Ella es Olivia. El hombre con una amplia sonrisa se aproximó a la joven. — Es un gusto tenerte acá, por favor únanse a la asamblea, enseguida los dos se acercaron. — Ellos son Iván, y Olivia, un par de amigos que vienen de Ecuador, démosles la bienvenida. Los integrantes del grupo les brindaron un aplauso a e