Después de aquel largo e intenso beso regresaron a la cabaña para servirse el desayuno, minutos más tarde Iván, le tenía una sorpresa a Olivia.
Salieron rumbo a los jardines exteriores en donde un grupo de personas estaban reunidos. La chica pensó que se trataban de turistas, hasta que un hombre alto de mirada dulce se acercó a ellos.
—Buenos días soy Manuel, amigo del padre Alejandro, me habló mucho de ustedes.
—Hola, Manuel, soy Iván, un placer conocerte — extendió su mano al terapista, después se dirigió a su amiga—. Ella es Olivia.
El hombre con una amplia sonrisa se aproximó a la joven.
— Es un gusto tenerte acá, por favor únanse a la asamblea, enseguida los dos se acercaron.
— Ellos son Iván, y Olivia, un par de amigos que vienen de Ecuador, démosles la bienvenida.
Los integrantes del grupo les brindaron un aplauso a e
Queridos lectores me gustaría saber su opinión de la historia. Si me están leyendo dejen su comentario en las reseñas, porque en los capítulos no los encuentro. Se los agradeceré. ¿Qué les parece el paseo de Iván y Olivia? ¿Aún no les gusta verlos juntos? ¿Son de las que piensan que al protagonista se le debe perdonar por guapo y millonario y volver con él? Dejen sus comentarios, no tengan temor, respeto la opinión de ustedes.
Olivia lo observaba con la mirada cargada de tristeza, al verlo sonreír con las ocurrencias de sus hijos, el corazón de la joven se fragmentó al darse cuenta de que a él le encantaban los niños. Una vez que cortó la videollamada Olivia, con un nudo en la garganta se acercó a él, le extendió la taza de café, él levantó su mirada a ella, observó sus ojos aguados, colocó el pocillo en la mesa, para estirar su mano a la joven e invitarla a sentarse en sus piernas. —¿Qué pasa? —averiguó, retirando varios mechones del cabello de ella. Olivia lo abrazó con fuerza colocando su cabeza en el cuello de él, pudiendo aspirar aquel aroma a madera del perfume de Iván, exhaló un suspiro. — ¿Por qué estás triste? —volvió a indagar él, acariciando el castaño cabello de su chica. —Cuando veo a niños en la calle, o los escucho hablar y sonreír siento mucha nostalgia. —Sollozó ella pasando la saliva con dificultad—. Yo no pude
Paloma condujo al sacerdote hasta su departamento, él observó con regocijo los avances que ella había logrado producto de su esfuerzo, el religioso tomó asiento. La joven se acomodó a su lado. —¿Cómo estás? — averiguó el sacerdote fijando su tranquila mirada en la chica. —Dando gracias a Dios muy bien padre, solo que ...— Paloma, frunció los labios— El papá de mis hijos ya me encontró. —Iván Arellano, es mi amigo— comentó el sacerdote sin dejar de mirar a la joven. Paloma parpadeó varias veces, frunció el ceño. —De seguro investigó que somos amigos y fue a buscarlo para hacerse la víctima, el hombre sufrido y arrepentido que espera que con pedir perdón, yo borre todo el pasado—. Los ojos de Paloma, se llenaron de lágrimas, sintió una opresión en el pecho. —Estás equivocada, lo conocí porque tenemos una amiga en común— aclaró el sacerdote— es una joven que ha sufrido muc
Cuenca- Ecuador.Paloma observaba en su computador el montón de letras de un ensayo que debía presentar al día siguiente sobre Metodología de Investigación. Trataba de concentrarse, pero le era imposible, muchas cosas aquejaban su mente: el regreso de Iván, las amenazas de las que era víctima, la gran cantidad de tareas que debía presentar, y sus niños enfermos.Suspiró al darse cuenta de que las mujeres tenían la capacidad de hacer varias cosas a la vez, como ser madres, esposas, profesionales, estudiantes, y muchas veces no se era valorada sino más bien humillada, ultrajada, denigrada. Observó su rostro en un espejo que tenía colgado a un lado de la pared del comedor en donde realizaba sus tareas, al ver su reflejo sonrió orgullosa de sí misma y de todo lo que había logra
El mesero los invitó a pasar a la mesa que tenían asignada para ellos. Desde los amplios ventanales se seguía observando el lago, un delicioso Frozen de frutos rojos, mentas y Chandon Délice fue servido por el mesero, el trago ameritaba ser degustado al instante. «Perdóname by Luis Miguel» acompañaba la velada. Olivia no se contuvo por más tiempo y encaró a Iván. —¿Estás bien? —averiguó fijando sus hermosos ojos ámbares en él. Él se llevó la mano al cabello, observó a Olivia, ella significaba tanto en su vida que le daba miedo hacerle daño, entonces la tomó de la mano. — Estoy algo confundido —comentó bebiendo de su copa. —¿Por lo que pasó entre nosotros? —inquirió balbuceando Olivia, tratando de contener las lágrimas, debía mostrar fortaleza, y no que era una débil que se rendía ante la primera dificultad, siempre supo que enamo
Los primeros rayos del sol empezaban a colarse por las rendijas de las ventanas de la alcoba de la cabaña. El trinar de las aves se escuchaba en el bosque, mientras Olivia, reposaba en los brazos de Iván, él abrió con lentitud sus ojos. Recordó que tenía cita con el terapista que el padre Alejandro, recomendó, ahora más que nunca necesitaba desahogarse con alguien que pudiera escucharlo y entenderlo.Con un beso despertó a Olivia, quién se cubrió con las sábanas para seguir durmiendo.—Tenemos cita con el terapista, recuerda que quedó en visitarnos hoy.—Un ratito más —pidió Olivia.—Eso te pasa por dormir tarde.Olivia descubrió su rostro, tomó una de las almohadas y se la lanzó a Iván.—¡Por
«Yo fui el segundo en tu vida by Miguel Gallardo» se escuchó en las bocinas, armonizando con la decoración del lugar.«A él le faltó la ternura. Y fue torpe con tu amor. Por el deseo de saciarse. Jamás de ti, se acordó. Yo te borré esa tristeza. Que al marcharse te dejó. Y te hice una paloma. Que por mi cuerpo voló»Paloma observó a Diego, con aquel brillo especial que aparecía en sus ojos desde que empezó a enamorarse de él, su corazón se hinchó de felicidad al tener a su lado a un hombre maduro, inteligente, sincero, noble, apasionado y tierno a la vez. Diego Serrano, era todo lo que había soñado encontrar en una pareja.El médico trataba de descifrar lo que la mirada de su chica quería decir, entonces sus castaños ojos se perdieron en los
Iván inhaló y exhaló varias veces, fijó su mirada en la espalda de Olivia, comprendió que su reclamo estaba por demás y que si quería recuperar a sus hijos esa no era la actitud. —Lo siento Paloma, tienes razón, no soy nadie en tu vida para hacer reclamos. —Se disculpó— solo me gustaría saludar a mis niños y entregarles unos obsequios que les traje de Argentina. —No te los puedes llevar del departamento, los verás en la presencia de Sonia —informó. —¿Está claro? —preguntó. —Por supuesto ¿A qué hora puedo ir a visitarlos? —Ya te confirmo. —Paloma, colgó la llamada. Iván se pasó la mano por el rostro dejó el móvil en su cama, salió a la terraza por Olivia. —¿Todo bien? —averiguó ella sin mirarlo. —¿Escuchaste la conversación? —preguntó Iván, con temor. —Lo suficiente para darme cuenta de que te pusiste c
Iván palideció al enterarse de la noticia, su corazón empezó a latir con fuerza, sus manos temblorosas sostenían a Sonia. Olivia entristeció, su mirada fue a dar directo a los pequeños, quienes al ver a la señora Serrano llorando, y a pesar de que no entendían nada tenían sus labios inferiores hacia abajo y sus ojos llenos de lágrimas. Olivia se dirigió hasta los niños, quienes estallaron en llanto, la mujer los abrazó a ambos para brindarles consuelo.—Debo ir al hospital —dijo Sonia alterada—, y justo en este momento mi marido se encuentra fuera del país —susurró.—¿En qué clínica están? —averiguó Iván, con la voz temblorosa en su interior rogaba porque Paloma, estuviera bien.Sonia observó a los niños abrazados a Oliv