Días después.
La semana laboral llegó a su fin. Olivia tuvo muchos problemas con el personal de la empresa. Suspiró esperando el arribo de Iván que estaba previsto para el próximo lunes.
La joven permanecía con la cabeza inclinada, revisando unas pólizas de seguro cuando de pronto la puerta de su oficina se abrió de improviso. Su mirada se iluminó y su corazón rebosó de alegría, palpitando con fuerza descomunal, se puso de pie con las piernas temblorosas, mientras el azul de la mirada de su jefe se posaba en ella.
Iván cerró la puerta de la oficina. Olivia caminó hacia él tratando de disimular su deseo de lanzarse a sus brazos, una vez frente a frente, fue él quien la saludó con un abrazo que a ella la sorprendió, sin embargo, la joven lo estrechó con fuerza, aspirando su delicioso y varonil aroma.
—¿Qué hay de novedades en la empresa? —averiguó saludando con un beso en la mejilla de la joven
Hola queridos lectores, ya Olivia cayó en el encanto de Iván, pero ¿creen que él sienta algo por ella? vayan dejando sus comentarios.
Olivia, al día siguiente decidió no volver a esconderse detrás de su apariencia descuidada, se miró al espejo y volvió a sentirse hermosa, era cierto que no tenía un cuerpo escultural, ni le gustaba el maquillaje, pero era necesario hacer cambios en su estilo de vida. Salió al centro comercial, decidió hacerse un nuevo corte de cabello, cambió el marco de sus lentes a uno más juvenil, también hizo cambios en su guardarropa. Antes de las seis de la tarde se observaba al espejo varias veces, su nueva imagen no era precisamente para conquistar a Iván, sino para sentirse bien con ella misma. A las 18:00 escuchó el timbre, era Iván. Olivia, se acercó a la puerta y la abrió. Iván, digitaba un texto en su celular, levantó su mirada para cruzarse con los bonitos ojos de la joven que ya no usaba aquellos lentes pasados de moda, en realidad no los necesitaba, los usaba para no dañar su vista después de las largas horas frente al computador, su cabello castaño claro caí
Quito- Ecuador. Dos horas después. Olivia miraba la televisión cuando el timbre de su departamento la sacó de su descanso, se puso de pie para ver quién era, se sorprendió al ver a Iván de inmediato abrió. Él la abrazó sollozando. —La perdí, ella ya no me ama, yo nunca voy a poder competir con un hombre como Diego Serrano. —¿De qué hablas Iván? —preguntó Olivia, también con el corazón adolorido, porque después de haber compartido tanto con él, ella empezó a crear falsas ilusiones pensando que Iván correspondía a su sentimiento, pero al ver en el estado en el que estaba supo que todo era una fantasía. Iván le contó de su encuentro con Diego. Olivia conteniendo lo que sentía por él, le dio ánimo, fuerza, valentía para luchar por Paloma, mientras tomaba también una decisión muy importante en su vida, así él pasó toda la tarde con ella, pues Olivia, era la única per
Cuenca- Ecuador Semanas después. Cuatro años habían pasado en un abrir y cerrar de ojos para Paloma, quién aún estaba tratando de reconstruir su vida; todavía quedaban trozos fragmentados de aquel corazón que se rompió en miles de pedazos, cuando ella entregó su cuerpo y su alma a un hombre que la destruyó por completo. Sus hijos fueron el motor que la impulsó a olvidar y superar su triste pasado; aunque las profundas heridas que aún tenía en su alma, no le permitían sanar por completo. Desde el día que huyó de su verdugo, no había vuelto a saber de él. Paloma, era consciente que algún día tenía que enfrentarlo, ya que estaban de por medio sus dos niños, aquellos pequeños seres que fueron concebidos en un ambiente de engaños, mentiras, de una cruel y terrible venganza, que la llevó casi al borde de la locura. Paloma, sonriendo como era su costumbre
Quito- Ecuador El Padre Alejandro, terminaba una charla con un grupo de parejas, cuando Iván, apareció en la iglesia, el sacerdote no pudo evitar dirigir su mirada a él, pues su rostro abatido reflejaba profunda tristeza. Observó cómo Iván tomó asiento en una de las bancas de atrás, mientras su mirada se perdía en la imagen de Jesús crucificado que estaba frente al altar, parecía que rezaba, o murmuraba en voz baja palabras imposibles de escuchar. Después que las personas desalojaron el lugar el sacerdote se acercó a él. —Hola, Iván, ¿Puedo ayudarte? —Padre necesito conversar con usted en privado. —Con gusto, sígueme por favor. Arellano obedeció al sacerdote y lo siguió al jardín posterior de la iglesia, ambos se sentaron en una banca de hierro, mientras el viento acariciaba su rostro. —¿Qué es lo que
Cuenca Ecuador. Diego tomó su móvil y llamó a un amigo que tenía en el área de inteligencia de la Policía de Ecuador, las sospechas del doctor Serrano, estaban dirigidas hacía su ex esposa Pamela. —¿De quién supones? —preguntó con voz temblorosa Paloma. —De Pamela —respondió sin dudar un segundo—. Te juro que no voy a permitir que esa loca nos haga daño. —No entiendo ¿Por qué no está en un manicomio? — refutó Paloma, con el rostro encendido. —Los padres de ella tienen mucho dinero, son amigos de jueces corruptos. —Resopló Diego, fingiendo estar tranquilo, en su interior la preocupación era latente, de Pamela, se podía esperar cualquier cosa—. Vamos a buscar protección para todos —afirmó. Se acercó a su chica, la abrazó con fuerza—. Nadie nos va a hacer daño— la besó en la cabeza con el semblante lleno de preocupación. Paloma subió a su apartamento
Quito- Ecuador «Hey by Julio Iglesias» sonaba en el reproductor de música del vehículo de Iván. «Ya ves. Tú nunca me has querido ya lo ves. Que nunca he sido tuyo ya lo sé. Fue sólo por orgullo ese querer Ya ves. De que te vale ahora presumir. Ahora que no estoy ya junto a ti. Qué les dirás de mi» Mientras el semáforo tenía la luz roja encendida el reencuentro con Paloma, azotó su corazón con fuerza, aún lo lograba asimilar la seguridad con la que ella afirmaba que ya no lo amaba. Las palabras del padre Alejandro, taladraban en su mente él en ese momento sentía una amalgama de sentimientos, pensamientos, dudas, contradicciones. Siguió su camino sin darse cuenta desvió su ruta hacia el edificio en donde Olivia, vivía. Una vez que reaccionó que ella ya no estaba para escucharlo estacionó su vehículo intentando canalizar sus ideas. Una fuerte
Cuenca- Ecuador. Días después. Paloma, con torpeza trataba de colocarle los zapatos a Dulce María, el día tan temido por ella había llegado. Ese día los pequeños iban a conocer a su verdadero padre. —Permíteme ayudarte —solicitó el doctor Serrano al verla tan nerviosa. Diego colocó los zapatos a Dulce, mientras Alejandro, ya estaba listo. Paloma, al ver a sus niños tomó una gran bocanada de aire, cogió a cada uno de sus hijos de la mano para salir del departamento e ir al parque en donde se habían citado con su papá. Iván llegó temprano a Cuenca, no sin antes estar pendiente de la situación de Olivia, caminaba por el parque de un lado a otro, se pasaba las manos al cabello, miraba su reloj, bebía agua embotellada a espera de sus hijos. El corazón de Iván, se detuvo de golpe cuando vio caminar hacia él a Paloma, de la m
Aeropuerto Internacional Mariscal Sucre- Quito, Ecuador. Las personas en el aeropuerto caminaban de un lado a otro, la voz del altoparlante indicando los vuelos no permitía a Olivia pensar con claridad. Iván la observaba a la espera de una respuesta. —Es hora de partir. —Sonrió él. —Es que yo...no, no puedo... Iván hizo una mueca con sus labios. —En vista que no me dejas otra alternativa. —Tomó por sorpresa de las piernas a Olivia, y la cargó sobre su hombro. —¡Estás loco! —exclamó la joven con el rostro carmín, la gente miraba aquella escena muchos reían, otros murmuraban, mientras él no le daba otra alternativa a ella más que acompañarlo en el viaje—. Suéltame Iván, la gente está murmurando. —Se quejó. —Te voy a bajar si no te niegas a ir conmigo. <