La mujer recordó el triste momento cuando apenas tenía diez semanas de embarazo y él la golpeó sin piedad provocándole un aborto. Le practicaron un legrado, en esa época en los hospitales públicos no tenían ninguna consideración. Sin nada de anestesia introdujeron dentro de la cavidad uterina una varilla con mango y una pequeña asa para ir raspando el endometrio. El dolor que sentía en ese instante sumado a las costillas rotas y a la angustia emocional de haber perdido a su bebé, aniquilaron por completo la salud física y mental de Lourdes. Cuando le pidió ayuda a su madre para separarse de Guido, la señora se la negó diciendo que no podía dejar a Paloma, sin su padre. El médico le recomendó reposo absoluto durante quince días, nada de relaciones sexuales para evitar infecciones, a más que los golpes no la dejaban moverse, pero su marido, no esperó que ella se recuperara, la tomó a la fuerza, debido a que por las heridas no podía ni defenderse, sollozaba suplicando que no lo hiciera
Queridos lectores un nuevo capítulo, los testimonios de las mujeres que acompañan a Lourdes en la fundación son reales, recuerden no están solas, no se queden calladas, no permitan el maltrato, denuncien. #Niunamenos
Cuenca- Ecuador. Una semana después. Iván, colocó su dedo en el interfono del aquel apartamento. —Sigue cariño —se escuchó en la voz de una mujer. Enseguida el portón eléctrico se abrió Iván, tomó el elevador y llegó al piso indicado, entonces en la puerta con la mano sobre el marco y la otra en la cintura apareció Chantal, enfundada en un vestido negro, de un solo hombro ajustado a su voluptuosa figura.
Paloma, salió del estudio con su libro en la mano. —Tengo examen mañana —le dijo a su esposo. —Lo siento, sabes que tocar el piano me relaja —indicó él, con un gesto de su mano la llamó a que se sentara a su lado, mientras terminaba de entonar la pieza, empezó a besar a su esposa en el cuello. —Iván, tengo que estudiar —murmuró la joven, entonces él dejó de entonar la pieza, cerró el piano con fuerza, asustando a Paloma. —Encima que lo pierdo todo, ahora hasta tú te niegas a estar c
Cuenca- Ecuador Iván, despidió a la actriz, canceló por sus servicios y luego la envió en un taxi hasta su casa. Mientras subía lentamente por las escaleras y colocaba un pie en cada una de ellas, su corazón se iba empequeñeciendo al escuchar los sollozos de Paloma; en vez de alegrarse por su sufrimiento sintió mucho dolor en su corazón, el arrepentimiento golpeó su alma, percibía su pecho quemar de tristeza, un nudo se le formó en la boca del estómago cuando colocó su cabeza en la fría madera de la puerta de la alcoba donde su esposa no paraba de llorar. —Lo lamento, pero la muerte de mi hermano, no puede quedar impugne, así me destroce el alma debes pagar por lo que hiciste —murmuró en voz baja con profunda melancolía; mientras lágrimas rodaban por sus mejillas recordó el instante que escuchó aquel disparo que cegó con la vida de Alain, se sentó recargando su espalda en la puerta, abrazó sus rodillas llorando al igua
Cuenca- Ecuador - época actual Paloma, seguía sumida en sus pensamientos y en la profunda tristeza, que la embargaba, se sobresaltó de golpe al escuchar el portazo de la puerta de la casa, escuchó encender el auto, observó a Iván, marcharse. Paloma, volvió a llorar abrazada así mismo: —Debí hacer caso los consejos de mi madre, yo no lo conocía bien — sollozo—. Todo es mi culpa, por confiada, por idiota, por creer en un hombre que juró amarme, cuidarme protegerme...todo era mentira. Los deseos y anhelos de la joven de una vida mejor, llena de felicidad se habían ido a la b****a, llegó a creer que todos los hombres eran iguales y que no podía confiar en ninguno, ni creer en el amor, además ella se consideraba incapaz hasta de sentir placer. La venganza de Iván, de la manera más lenta y cruel la estaba aniquilando, sin que ella supiera la causa del odio de él. ****** Iván, llegó hasta la aseguradora en medio de u
Cuenca- Ecuador Anochecía sobre la capital azuaya. Las luces de los vehículos que transitaban por las vías encandilaban los ojos de Iván, quién tampoco había podido dormir la noche anterior. Sumado a eso, las palabras de su mejor amigo que retumbaban en su memoria como si le estuvieran taladrando el cerebro. «Se me escapa el alma by Amaury Gutiérrez» escuchaba, sentía tanto miedo de perder a Paloma, que no se dio cuenta de que se pasó la luz en rojo, su auto colisionó con otro vehículo; Iván quedó inconsciente. Las personas se agolparon alrededor del accidente. Enseguida llamaron a una ambulancia, debido a que ambos conductores estaban heridos. Pero quien se llevó la peor parte fue Iván, quien recobró el conocimiento en la ambulancia y pidió que lo trasladaran a la clínica donde laboraba su amigo, mientras volvió a desmayarse.
Paloma sacudió su rostro y volvió al presente, entonces dirigió su mirada a Chantal. —Era un amigo —balbuceó. Se quedó pensativa—: Alain Arellano —murmuró, llevándose las manos al rostro. —¿Acaso son familia? —Hermanos —contestó Chantal. —¿Qué relación sostenían con Alain? Paloma arrugó su frente y enseguida se puso de pie, bastante molesta. —Yo no te conozco, no tengo por qué hablar de mi vida contigo. Chantal, también se levantó, y antes que Paloma se alejara tomó del brazo a la joven, entonces le contó sobre el suicidio de Alain, la investigación que Iván mando a realizar, y sus deseos de venganza. Gruesas lágrimas bajaron por los ojos de Paloma, al escucharlo, todo su cuerpo se erizó al comprender los arranques de amor y odio de su esposo, se llevó las manos al pecho tratando de recomponerse, pero le era imposible, ento
Quito- Ecuador Diego, se llevó a la boca el jugo de naranja que reposaba, sobre la mesa, sacó del empaque las medicinas que tomaba para su depresión y ansiedad. Estaba superando poco a poco la enfermedad, como profesional de la salud era consciente que esas condiciones no se curaban de un día para otro, podrían pasar, meses, años, incluso toda una vida, claro que también él debía poner de su parte para ir superando todos sus tormentos, aún el dolor de la pérdida de su hija le quemaba el alma. Pamela, lo había aniquilado completamente como hombre, padre, profesional, ya nada le quedaba en el mundo exterior, no tenía un motivo, ni una razón, para querer estar fuera de aquellas cuatro paredes de la clínica de rehabilitación donde se hallaba internado. Terminó su desayuno, salió a caminar para respirar aire fresco cuándo la voz del padre Alejandro, lo hizo girar hacía la dirección en la que el sacerdote venia caminando. —
Iván, llegó a la Judicatura, se identificó en el counter, le hicieron pasar a una oficina, en donde el fiscal, le estaba esperando: —Señor Arellano, no comprendo su actitud —cuestionó— usted acusa a su esposa y ahora quiere retirar los cargos... ¡Eso es imposible! —¿Por qué? —averiguó Iván— estoy convencido que es inocente — resopló con angustia. —Eso lo determinará la justicia, así que mientras se realicen las investigaciones su esposa se queda detenida en este lugar. Iván, se pasó la mano por el cabello, contrariado, salió de la oficina del fiscal, llamó a sus abogados: —Iván, hay una denuncia de por medio, debes esperar que se investigue el caso —respondió Gustavo. —¡Maldita sea! —exclamó cortando la llamada, a pesar de todo y con sus influencias no logró que le permitieran ver a su esposa, lo único que pudo hacer fue dejar las cosas que había llevado para Paloma. Las dos mujeres que atormentaban a Paloma, fueron trasladadas