—Las imágenes que están viendo es en plena Panamericana, un camión blindado envuelto en llamas, según los testigos todo parece haberse originado por un desperfecto del propio vehículo. Si bien aun se desconoce tanto lo que transportaba como la identidad de la persona que solicitó este traslado, la policía está llevando adelante una minuciosa investigación que sea capaz de brindarnos mayor luz a este asunto —anuncia un reportero compartiendo pantalla con el video en el que se puede ver el vehículo ardiendo. —¡¿Puedes decirme qué demonios significa esto?! —reclama Fernando apagando el televisor y mirando a su abogado sentado en uno de loa sillones del estudio. —Yo… yo no lo sé… todo estuvo verificado, insistí en que se revisara el vehículo para que no tuviese ninguna falla mecánica y así no llamar atención indeseada en el camino. Pero… pero lo que ha sucedido, tiene que haber sido un sabotaje —indica el abogado nerviosamente, con gruesas gotas de sudor corriendo por su rechoncho rostro
—Señor Steinberg, que agradable visita, ¿Debería darle aviso a su padre de que ha venido? Estoy seguro de que le resultará muy grato recibirlo —recibe el mayordomo de la mansión al ver a Timoteo parado en el umbral de la puerta no muy cómodo. —No será necesario, ni tampoco deberías llamarlo mi padre. He venido a ver a Julieta, aino no estaría aquí —anuncia el empresario sin esconder la molestia de que se le recuerde si verdadero parentesco con el dueño de ese lugar. —Por supuesto, adelante, la señorita Julieta se encuentra decorando su habitación, o mejor dicho acondicionándola para el bebé —informa el sirviente con una amable sonrisa indicando con la mano las escaleras. —Sé que irás a comunicarle a Fernando de que he venido, pero te agradecería si al menos me das unos minutos para poder tener algo de privacidad con mi novia —pide Timoteo con una mirada casi suplicante, sabiendo que en cuanto su padre sepa que está allí intentará acercarse a él, aun cuando solo sea para tratar de co
—¿De qué hablas? La convivencia es algo que se va construyendo, de hecho aún no es demasiado tarde. Puedes tomar tus cosas y nos iremos a casa, y si no te parece suficiente, buscaremos una casa que comprar —asegura Timoteo caminando lentamente hacia ella para envolverla entre sus brazos y pedirle que se vayan juntos de allí. —No iré a ningún lado, tu madre me planteó que ya era hora de que diéramos el siguiente paso en nuestra relación. Sin embargo, no siento que estenos preparados para eso, yo quiero dedicarme por completo a mi hijo, y tú estás demasiado ocupado con los negocios, el hecho de cuanto has tardado para venir a verme es prueba de eso —responde Julieta sintiendo una punzada de dolor al tener que reconocer eso. —Yo… el tiempo que le dedico a la empresa es solo algo temporal, hasta que podamos dejar todo en orden. Y sabes bien que quiero ser parte de la vida de ese pequeño , seré todo lo que él necesite —afirma el empresario acercándose a su novia dispuesto a sacarla de all
Estacionada afuera de la mansión Steinberg, Carolina espera el momento de ver salir a Julieta, se ha enterado de que ese día tiene control, y ha pensado que seguramente aprovechará esa salida para dar un paseo. Aunque la verdad es que lo único que a ella le interesa es poder tener un momento con ella, esta vez no solo para advertirle que se mantenga lejos de Ariel, sino para… bueno la verdad es que no está muy segura de lo que hará, pero de lo que sí tiene certeza es de que piensa ponerle fin al hecho de que siempre le esté estorbando. Lleva al menos una hora estacionada allí, y piensa seguir allí todo el tiempo que resulte necesario, no piensa seguir viviendo a la sombra de ella, no va a compartir a su propio marido con una modelo de cuarta. Al ver las rejas de la mansión abriéndose para dar paso al vehículo negro que transporta a Julieta, la empresaria pone el auto en marcha y comienza a seguirlo discretamente. Si bien sabe exactamente la dirección del consultorio del médico, no q
—No necesito que me hables como si fuese una tonta pasante que no tiene idea de lo que tiene que hacer —reclama Carolina notando el tono de voz de reclamo de su marido. —Últimamente es como te vienes comportando, no te dejé a de Research Tecnology solo porque fueses mi socia, sino porque creí que la cuidarías como yo mismo lo haría. Pero quizás ha sido demasiado para ti, si es eso puedes decírmelo y tomaré las decisiones que sean necesarias —determina el empresario que no está contento de que la compañía a la que le dedicó gran parte de su vida esté siendo descuidada. —¡Yo puedo con esto, eso solo que estoy en un proceso de adaptación con lo del embarazo que me ha llevado a descuidarme un poco! Pero ya estoy nuevamente en condiciones de hacer lo que debo! —replica la mujer doblando en una rotonda para no perder de vista a su objetivo, aunque la verdad es que a su mente le parece estar tomando demasiado trabajo manejar y discutir con su marido a la vez. —Entiendo que el embarazo es u
Carolina suelta un pequeño grito de exasperación al ver que su marido le cortó la llamada justo después de restregarle en la cara que él amaba a Esmeralda, tanto que incluso estuvo dispuesto a dejar de lado incluso la Agencia. Y sin embargo porque ella la descuida por un par de días, le reclama como si fuese la responsable de la caída de la economía mundial. Echando la cabeza hacia atrás se queda vigilando la puerta del consultorio del médico de Julieta, si bien tiene varias cosas sobre las que trabajar para lograr que ese matrimonio no se hunda como las esperanzas electorales de los argentinos tras cada mandato presidencial. Lo principal es sin duda quitarse de encima a Julieta, la cual parece tener una capacidad innata para salir bien parada, ya que no solo ha logrado embarazarse de su marido, sino que incluso ha conseguido quedar bajo la protección de Fernando. Casi pareciese que alguien conspirase para ayudar a esa modelo, que le sirviese todo en bandeja de plata, inclinando sie
—¡Julieta, espera ahí! —grita Carolina subiendo la escalera corriendo al ver que la modelo ya ha llegado a la cima. —¿Carolina? ¿Qué haces aquí? —pregunta Julieta al ver a la agitada mujer alcanzándola. —Es que no hemos tenido la oportunidad de hablar, querida. A pesar de tener tanto en común —indica la empresaria apoyando la mano sobre su barriga. —Sí, supongo… yo… yo necesito hacer unas compras… —intenta liberarse la modelo al sentirse muy incómoda, e incluso presintiendo que no saldrá nada bueno de ese encuentro. —Solo necesito un momento de tu tiempo querida, eso es todo. De hecho, estoy aquí como una aliada, como alguien que ha visto lo mal que lo estás pasando, con todo esto de que la prensa hable de ti, tener que esconderte, incluso dejar tu casa para poder refugiarte de todo eso —plantea Carolina simulando un semblante de preocupación. —Pues sí… no ha sido algo fácil, pero lo superaré —murmura Julieta sin saber a qué viene ese supuesto interés en cómo se encuentra. —Segur
—¡Ese maldito idiota quiere hacerme quedar mal, intenta convertirme en el maldito cuco! ¡Y tú como el encargado de relaciones publicas espero que arregles esto, porque sino te pondré de patitas en la calle, y me encargaré que no contraten ni para trabajar de mesero! ¿Te queda claro? —exige José Álvarez caminando rápidamente a través de su mansión con su pobre empleado tras él tratando de ser capaz de seguirle los pasos. —No hay problema, de hecho esto nos favorece, demuestra que no juega limpio, que es capaz de sobrepasar los límites de la ética y la moral con tal de conseguir su objetivo —plantea el publicista tratando de tranquilizar a su Jefe que ni siquiera se molesta en mirarlo. —¡A la gente no le importa la ética ni la moral, ellos quieren alguien que se muestre fuerte, alguien que demuestre tener mano fuerte! ¡Y ese maldito me ha hecho ver vulnerable, ya una vez Ariel Steinberg tuvo que hacer tu trabajo y limpiar mi imagen, ahora hazlo tú, incompetente! —reclama José entrando