Sentado en el bar de la playa, Ariel observa a toda la gente que disfruta del sol y del mar con autentica felicidad, empresarios buscando un poco de tranquilidad junto a bellas mujeres que no necesariamente pueden llegar a ser sus esposas, familias que buscan compensar a sus hijos por todo el tiempo que no le han dedicado durante el año, e incluso algunas parejas de luna de miel como él. Se supone que él debería de ser una de esas parejas acarameladas que simplemente parecen no ser capaces de despegarse el uno del otro, pero desde que llegaron ha intentado evitar cuanto ha podido de su esposa.
—¿Otro trago, señor? —pregunta un sonriente muchacho moreno al ver el vaso vacío de ese turista que se ha convertido en uno de sus clientes habituales.—Sí, puedo resistir uno más antes de salir a caminar un poco —responde el empresario decidiendo escabullirse de allí antes dSentado en su oficina Avilés observa los estudios que fueron sustraídos por la policía en el allanamiento a la residencia Steinberg, todos y cada uno hechos por laboratorios de renombre, demostrando la presencia de contaminantes nocivos para la salud de las personas. Lo cual al haber estado en el poder de Fernando, lo convierte no solo en el responsable de esa contaminación, sino en encubridor. Si bien contar con eso ha sido una acertada jugada de Valentina, sabe que no será suficiente para meter a Fernando en la cárcel, si bien le sí podría costar unos cuantos millones al verse obligado a compensar las perdidas de las familias cuyos seres queridos murieron por cáncer a causa de la contaminación, y seguramente el generoso aporte que deberá hacer a la municipalidad de Las flores.—Él debe de saberlo muy bien, por eso no ha vuelto a presionarme, y lo peor es que estoy comenzando a qu
Julieta baja del taxi contemplando el frente de la casa de sus padres, las plantas que adornan la fachada de la casa le provocan una sonrisa ya que siempre ha sido una vista que le ha transmitido cierta paz. Una paz que ahora parece necesitar más que cualquier otra cosa en el mundo, a causa del casamiento de los Jefes, Daniel aceptó brindarle algunos días para descansar, aunque probablemente fuese porque se compadeció de ella al saber cuanto le afectaba esa unión. Y si bien estuvo a punto de rechazar ese descanso, finalmente se decidió que le vendría muy bien el apoyo de sus padres. Sobre todo ante la decisión tan importante que debe tomar.—¿Julieta? ¿Cariño, qué haces aquí? ¡Qué gran sorpresa! —exclama una mujer de cabello rubio en el que algunas canas han comenzado a invadir abrazando a su hija a la que hace tiempo que no veía.&mdas
Sentado en su oficina, Timoteo observa con una sonrisa complacida la entrevista que Avilés está dando, ver el rostro mojado por las lagrimas del hombre que refleja una amarga angustia que incluso a él llega a conmoverlo un poco. Sin duda, está dando la imagen que esperaba, incluso en este momento ya ha de ser tendencia en las redes, y no pasara mucho para que se hagan escuchar con protestas en la calle.—Con esto te mantendremos distraído para que no hagas otra jugada, tendrás que encargarte de lidiar con la presión de esto —murmura el empresario que si bien sabe que se está metiendo en una batalla peligrosa, no está dispuesto a echarse atrás.—¿Hola? ¿Puedo? —pregunta Julieta asomándose tímidamente, aun teniendo ciertas dudas sobre si debería haber ido hasta allí.—Claro, cariño, pasa. No es
—Sé que puede sonar algo cliché, pero debes pensar que él ahora se encuentra mejor, sin problemas ni preocupaciones, gozando de la paz y el silencio —comenta Fernando sentado junto a su sobrino en la parte trasera del vehículo que los traslada hacia el hogar de su hermano en donde están velando el cuerpo.—Supongo que es algo que a él le agradaría, siempre ha dicho que había buscando esa casa apartada del ajetreo de la ciudad para poder disfrutar de la tranquilidad y silencio, si dependía de él quería que lo enterráramos en el patio de la casa —murmura Timoteo mirando a través de la ventanilla sin poder evitar sentir un nudo en la garganta.—La verdad es que siempre fue algo reacio a estar en lugares con demasiada gente o demasiados ruidoso, tenía una personalidad algo solitaria, si bien al momento de tratar un negocio parecí
Julieta se detiene frente a la vidriera de una tienda de artículos de bebé, contemplando con una dulce sonrisa los pequeños conjuntitos de varios colores. Por instinto se lleva la mano a su vientre imaginando el momento en el que tenga a esa pequeña criatura entre sus brazos, segura de que en ese momento se sentirá la persona mas feliz del mundo, incluso a pesar de las dudas y los inconvenientes que está pasando.—¿Qué serás, cariño? —murmura la modelo paseando la mirada entre un conjunto rosa y uno celeste, la verdad es que no se inclina hacia ninguna de las dos opciones, ha oído que los niños resultan más sencillo, pero la idea de tener una princesa resulta muy tentadora también.—¿Ya eligiendo ropa para el bebé? ¡No te atrevas a comprar algo hasta que yo te haga el primer regalo! Es mi debe como madrina —protesta M
—Cariño, comer un poco, ha sido un día largo y no te he visto probar ni un solo bocado en todo el día —reclama Rebeca mirando a su hijo que aun tiene el plato de ensalada y una feta de jamón tal y como se lo han servido. —No tengo apetito, aún tengo el estomago cerrado —murmura Timoteo sin mucho animo mirando a los otros presentes sentados en a la mesa, los cuales ninguno parece haber comido demasiado. —Sé que todos aun estamos superando esto, pero que luego te desmayes por no estar alimentándote como es debido no ayudará en nada —plantea la mujer que si bien comprende su dolor, no justifica que se mantenga sin comer. —Danos algo de tiempo, mamá. Para mañana seguramente comenzaremos a comer un poco, la verdad que en este momento no deseo más que ir a acostarme —intercede una hermosa muchacha de cabello castaño debajo de cuyos ojos se marcan las ojeras que siquiera el maquillaje ha sido capaz de cubrir. —Está bien, pueden levantarse de
—Así que vienes a la empresa, y ni siquiera pasas a saludar a tu amigo por su oficina, no me digas que tu esposa ya te ha dominado y no quiere que estés cerca de mí —protesta Daniel entrando en la oficina de su amigo con una expresión de molestia.—No quería molestarte, supongo que habrás estado muy ocupado durante mi ausencia —responde Ariel echándose hacia atrás en su sillón para prepararse para esa charla que seguramente será larga y tendida.—Por tu piel veo que has estado bastante bajo el sol, me preguntó si fue tratando de escapar de tu esposa o paseando junto a ella —murmura el amigo tomando asiento frente a su compañero con una mirada interrogante ya que no ha tenido noticias de él.—Me fui de luna de miel, así que no debería ser una sorpresa que me la haya pasado junto a mi esposa, ¿N
Carolina entra en el apartamento de Ariel llevando unas bolsas de compras, aunque claro que ahora es su apartamento, o por el momento al menos. Ya que considera que deberían comenzar a buscar un lugar más apropiado a su status, pero por ahora tratará de soportarlo, no quiere comenzar con los cambios bruscos de golpe, sino que lo hará mediante un proceso gradual. Sobre todo siendo que su esposo la ha recibido tan amorosamente, algo que sin ninguna duda no esperaba que fuese a suceder, o al menos no en el inicio.—¿Cariño? ¿Ya estás en casa? Pasé por el restaurante chino y traje cerdo agridulce, sé que te va a encantar —anuncia la mujer agudizando el oído para ver si recibe respuesta.—Sí, llegué hace un rato —responde el empresario sentado en el sillón de la sala con un vaso de whisky en la mano.—Oh, ¿Un t