Abrumado, asustado, ansioso y con mucha adrenalina buscaba donde refugiarse para lamer sus heridas. James se sentía bastante débil y junto con ello venía una montaña de preguntas y preocupaciones.
— (Debo encontrar a Paine y avisarle a Leo del peligro que puede estar corriendo, que ante cualquier situación se mantenga muy lejos del granero… Que haga como si no existiera.) — Cada segundo más difícil que el anterior hacía que en su consciencia se derramara su cordura.
Básicamente estaba huyendo, la paliza que Mau le había dado le estaba dejando muy en claro que a pesar de sentirse muy poderoso y que la bestia fuese aparte muy desafiante no era el más rudo de los hombres-lobo, que delante de Mau y el otro licántropo con el que se había topado era un simple cachorro que siempre huía con la cola entre las patas. Por supuesto que James estaba en contra de su f
— ¡Señor! — Uno de los oficiales se presentaba en el cuartel donde se encontraba el Sargento General Román Palacios. — Adelante, soldado. — El Sargento responde. — Hemos acudido al sitio donde hubo el llamado de emergencias, efectivamente nos enfrentamos a lo que temíamos. — Escapó ¿No es así? — Afirmativo, Sargento. Ambos huyeron a lo denso del bosque, por lo que no pudimos seguirles el rastro, además de que centramos nuestra atención en rescatar a las víctimas del suceso. — Espera, ¿Dijiste “Ambos”? — El Sargento Román tuvo una expresión de sorpresa. — Así es, Sargento. Era más de una bestia, hasta el momento son dos. Ambos tenían una disputa, aunque podría ser territorial. — Comprendo… Entonces tenemos una plaga de hombres-lobo. Lo que quiere decir que ese tal James Wolfhound no operaba solo, quizás tenía un cómplice y ahora se encuentran teniendo diferencias. Siempre sucede en los trabajos donde todos quieres ser el jefe.
James tomaba un poco de agua, quería tener energías para caminar por horas y horas mientras se adentraba en el bosque buscando la capilla y santuario de Astra donde creía que encontraría la clave para su condición, o como él lo llamaba “Maldición”Se quedaba frente al espejo y poco a poco se veía pálido, su cerebro trabajaba prácticamente día y noche sin descanso y el hecho de sufrir insomnio, estrés y mala alimentación dejaba evidentemente rastros muy notorios en su rostro, como ojeras negras y ojos rojos. Tenía un aspecto como el de Drácula en aquella película famosa de la televisión, aunque irónicamente era definitivamente todo lo contrario a un conde vampírico… Lavaba su rostro como intentando despertar de la pesadilla que vivía cada segundo y notaba que nada era más real que eso.Leo lo atendía
— (Realmente esto parece un bosque del terror, ya veo porque nadie tiene la necesidad de explorarlo. Es realmente oscuro, los mosquitos te ven como un manjar y no hay nada a mi alrededor que me haga sentir ni tranquilidad ni comodidad. Sabía que el bosque de Moonhouse tenía la fama de ser el lugar perfecto para la cueva del Diablo, lo que es gracioso porque fue en algún momento la cuna de una Diosa… Pero aun así supongo que las cosas cambian e incluso hasta los dioses tienen enemigos que se atreven a imponerse ante su poder, lamentablemente somos nosotros, los que nacieron en desgracia de pagar los platos rotos de los demás. Simplemente nunca me imaginé estar justo en este lugar ahora.) — Hablaba en su mente consigo mismo mientras atravesaba las ramas en su camino. — (Creo que también debo tener cuidado… Los lobos que se liberaron de las jaulas buscaron refugio en este mismo bosque y quizás su instinto salvaje de supervivencia lo has vuelto agresivos, no me reconocerán y si
6:00 am. La alarma despertadora del Sargento General Román Palacios sonaba sobre su mesa de noche, sin embargo, Román ya tenía sus ojos abiertos… Estaba impaciente de que un nuevo día llegara para cazar a las bestias que merodeaban en el bosque que rozaba Moonhouse y se habían apoderado de toda la zona.Nada más el imaginar cargar la cabeza enorme de un licántropo en su hombro con un rifle en la mano contraria le hacía sentir placer, era lo que más deseaba y sentía de alguna forma que había nacido para hacer eso… Que era una especie de “Elegido” propuesto para cumplir una tal profecía que en su fantasía el mismo había inventado.Tenía una mente muy extraña, un deseo perturbador, aunque a decir verdad era “merecedor” para el inocente pueblo que simplemente buscaba estar en paz nuevamente.El Sargento Román in
James ya tiene a la vista lo que tenía aquel olor llamativo que su olfato tenía tan avivado, sin embargo, directamente no iría directamente a pegarle los dientes a la carne tan fácilmente encontrada… La bestia tenía en su pensamiento propio la idea de que podía ser una trampa, era inteligente como un perro, así que no caería nuevamente en otro cebo… Esta vez sería mucho más astuta y analizaría los alrededores para asegurarse de que alguien no lo estaba esperando.El licántropo corrió no directamente, sino desde un costado al otro con la mirada en el fondo de las presas buscando señales de vida, cuando velozmente cruzó los arbustos pudo notar algo inmediatamente… Un olor distinto, el olor del sudor, el olor de la pólvora con la que habían disparado a los cerdos, algo muy extraño y que daba señales intensas de desconfiar de la
— Imagino que sabes el camino ¿no? — La pregunta de Leo es muy importante en este caso.— La verdad es que más o menos, llevaba el control, pero en un momento me perdí. Sin embargo, no fue muy lejos, por lo que siguiendo las pistas que recuerdo podré llegar antes del anochecer. Así que no te preocupes. No tardaré mucho en encontrar el santuario de nuevo.— Entiendo, vamos a desayunar y nos ponemos en marcha. — Leo se apresura a preparar algo en la cocina.— Oye… Leo, por cierto. Sé que me has ayudado muchísimo y lo agradezco, pero creo que igualmente te quedarás acá en casa. La verdad es que no quiero ser el culpable de que más personas que me han dado su apoyo mueran por mí. ¿Entiendes? — James tomaba un vaso con agua.— Oh… Comprendo, vale, me quedaré acá y rezaré porque regreses co
Solo se oían los cuervos revolotear… Misteriosamente incluso también dentro del santuario. La brisa movía la puerta de madera que rechinaba por lo antiguo de su cerrajería, los escalofríos en la piel de James eran válidos y su respiración agitada era justamente lo normal en una situación como en la que él se encontraba.El alrededor con tonos grises hacía parecer una escena monótona de una película blanco el ambiente, probablemente los mosquitos y los insectos pegados a las paredes veían con atención lo que sucedía en ese instante también esperando cualquier reacción de ambos…James no podía creerlo, tampoco podía reconocerlo, solamente podía escandalizarse y atemorizarse con lo que frente a sus ojos se plasmaba como humano.Al sujeto nunca antes lo había visto, jamás, ni si quiera en el pueblo, e
— ¡Detente! — Las súplicas de James no se detenían, aunque sabía que en cualquier momento se transformaría en licántropo.La niebla de la noche se mezclaba con la huma de la gigante fogata que Darryl estaba haciendo con James en ella, era como un asado de fin de semana para él, pero precisamente un sacrificio con el intruso que se metió al santuario a quien sabe qué.— Al menos si vas a sacrificarme... Explícame quien eres, porque lo haces y porque estás aquí. — James fingía que era su último deseo antes de aceptar ser sacrificado.Darryl aceptó, le contaría lo que estaba pasando solo por el simple hecho de respetar su última voluntad para morir en paz… Al fin y al cabo, era un simple mortal que moriría calcinado por el fuego.— Presta atención… Porque te queda muy poco tiempo antes