El aullido de James atravesaba el bosque como un llamado a que la hora del terror había comenzado una vez más, que no habría manera alguna de detenerla y tampoco manera alguna de esconderse… El reciente intento fallido de James de mantener a la bestia dormida había fallado y estaba ahora como más hambriento que nunca, más hostil, con energías sobrecargadas y una potencia monstruosa con muchas ganas de devorar mucha carne.
Se veía venir la peor noche hasta ahora para James siendo licántropo, tenía una adrenalina distinta a la de las noches anteriores que impulsaba al coloso animal a ansiosamente buscar algo para masticar urgentemente. A pesar de la noche sumamente fría tenía una sensación incómodamente calurosa, el enfoque parecía más activo y su elevado cuerpo hacía la ilusión que estaba en una sobredosis de drogas muy potente. El territorio a s
Un tornado de sensaciones daba vueltas por todo el ambiente que estaba a punto de estallar posiblemente en nada bonito. Los cuervos hacían bulla como locos y aleteaban en sus puestos como salvaje público de un coliseo romano en la batalla estelar. Ambos estaban llenos de sangre humana, la sangre de dos pobres sujetos que seguramente temblaban esa misma noche sin poder sacarse de la cabeza las noticias que habían desafortunadamente confirmado que eran reales justo antes de morir… No había cabida para algo más terrorífico que dos licántropos mirándose fijamente el uno al otro, la niebla se reflejaba y se humidificaba en las exhalaciones de respiración de dichos mastodontes que no tenían ninguna intención de correr.Un camaleón en la rama de un árbol cercano se encontraba inquieto con sus ojos mirando cada pequeño movimiento a la vez que pintaba su cuerpo en camuflaje con los
Tenebrosamente el viento era el único que se atrevía a cruzar la escena por completo, ambos cara a cara hacían parecer que era la pelea de los mismísimos demonios sobre la tierra. Algo completamente inimaginable, algo que hace muchos años no ocurría en Moonhouse que de nuevo volvía a ser el ojo del huracán en cuanto a las bestias insaciables de poder que alguna vez fueron dueños de la noche. A decir verdad, la oscuridad era la amante de la noche y por ello nunca se consideró segura, en ningún lugar del mundo, pero ahora, definitivamente se volvía inhóspita porque ¿Quién querría investigar o pasear por las noches cuando casi tenía la certeza de que sería presa de un depredador el cual no podría ahuyentar ni si quiera con los disparos de un alma? A menos que quisieras morir, eras bienvenido en el bosque como comida. Mientras todo esto ocurría oídos eran testigos de los fuertes sonidos que provocaba el enfrentamiento de estos animales, los oídos de las mismas personas q
Abrumado, asustado, ansioso y con mucha adrenalina buscaba donde refugiarse para lamer sus heridas. James se sentía bastante débil y junto con ello venía una montaña de preguntas y preocupaciones.— (Debo encontrar a Paine y avisarle a Leo del peligro que puede estar corriendo, que ante cualquier situación se mantenga muy lejos del granero… Que haga como si no existiera.) — Cada segundo más difícil que el anterior hacía que en su consciencia se derramara su cordura.Básicamente estaba huyendo, la paliza que Mau le había dado le estaba dejando muy en claro que a pesar de sentirse muy poderoso y que la bestia fuese aparte muy desafiante no era el más rudo de los hombres-lobo, que delante de Mau y el otro licántropo con el que se había topado era un simple cachorro que siempre huía con la cola entre las patas. Por supuesto que James estaba en contra de su f
— ¡Señor! — Uno de los oficiales se presentaba en el cuartel donde se encontraba el Sargento General Román Palacios. — Adelante, soldado. — El Sargento responde. — Hemos acudido al sitio donde hubo el llamado de emergencias, efectivamente nos enfrentamos a lo que temíamos. — Escapó ¿No es así? — Afirmativo, Sargento. Ambos huyeron a lo denso del bosque, por lo que no pudimos seguirles el rastro, además de que centramos nuestra atención en rescatar a las víctimas del suceso. — Espera, ¿Dijiste “Ambos”? — El Sargento Román tuvo una expresión de sorpresa. — Así es, Sargento. Era más de una bestia, hasta el momento son dos. Ambos tenían una disputa, aunque podría ser territorial. — Comprendo… Entonces tenemos una plaga de hombres-lobo. Lo que quiere decir que ese tal James Wolfhound no operaba solo, quizás tenía un cómplice y ahora se encuentran teniendo diferencias. Siempre sucede en los trabajos donde todos quieres ser el jefe.
James tomaba un poco de agua, quería tener energías para caminar por horas y horas mientras se adentraba en el bosque buscando la capilla y santuario de Astra donde creía que encontraría la clave para su condición, o como él lo llamaba “Maldición”Se quedaba frente al espejo y poco a poco se veía pálido, su cerebro trabajaba prácticamente día y noche sin descanso y el hecho de sufrir insomnio, estrés y mala alimentación dejaba evidentemente rastros muy notorios en su rostro, como ojeras negras y ojos rojos. Tenía un aspecto como el de Drácula en aquella película famosa de la televisión, aunque irónicamente era definitivamente todo lo contrario a un conde vampírico… Lavaba su rostro como intentando despertar de la pesadilla que vivía cada segundo y notaba que nada era más real que eso.Leo lo atendía
— (Realmente esto parece un bosque del terror, ya veo porque nadie tiene la necesidad de explorarlo. Es realmente oscuro, los mosquitos te ven como un manjar y no hay nada a mi alrededor que me haga sentir ni tranquilidad ni comodidad. Sabía que el bosque de Moonhouse tenía la fama de ser el lugar perfecto para la cueva del Diablo, lo que es gracioso porque fue en algún momento la cuna de una Diosa… Pero aun así supongo que las cosas cambian e incluso hasta los dioses tienen enemigos que se atreven a imponerse ante su poder, lamentablemente somos nosotros, los que nacieron en desgracia de pagar los platos rotos de los demás. Simplemente nunca me imaginé estar justo en este lugar ahora.) — Hablaba en su mente consigo mismo mientras atravesaba las ramas en su camino. — (Creo que también debo tener cuidado… Los lobos que se liberaron de las jaulas buscaron refugio en este mismo bosque y quizás su instinto salvaje de supervivencia lo has vuelto agresivos, no me reconocerán y si
6:00 am. La alarma despertadora del Sargento General Román Palacios sonaba sobre su mesa de noche, sin embargo, Román ya tenía sus ojos abiertos… Estaba impaciente de que un nuevo día llegara para cazar a las bestias que merodeaban en el bosque que rozaba Moonhouse y se habían apoderado de toda la zona.Nada más el imaginar cargar la cabeza enorme de un licántropo en su hombro con un rifle en la mano contraria le hacía sentir placer, era lo que más deseaba y sentía de alguna forma que había nacido para hacer eso… Que era una especie de “Elegido” propuesto para cumplir una tal profecía que en su fantasía el mismo había inventado.Tenía una mente muy extraña, un deseo perturbador, aunque a decir verdad era “merecedor” para el inocente pueblo que simplemente buscaba estar en paz nuevamente.El Sargento Román in
James ya tiene a la vista lo que tenía aquel olor llamativo que su olfato tenía tan avivado, sin embargo, directamente no iría directamente a pegarle los dientes a la carne tan fácilmente encontrada… La bestia tenía en su pensamiento propio la idea de que podía ser una trampa, era inteligente como un perro, así que no caería nuevamente en otro cebo… Esta vez sería mucho más astuta y analizaría los alrededores para asegurarse de que alguien no lo estaba esperando.El licántropo corrió no directamente, sino desde un costado al otro con la mirada en el fondo de las presas buscando señales de vida, cuando velozmente cruzó los arbustos pudo notar algo inmediatamente… Un olor distinto, el olor del sudor, el olor de la pólvora con la que habían disparado a los cerdos, algo muy extraño y que daba señales intensas de desconfiar de la