El silencio estaba ligado en dos sentimientos, desconfianza y alivio. Para los soldados sobrevivientes lo agotado de correr hasta acabar el aliento puso a prueba sus límites demostrando que por salvar sus vidas superarían incluso al más rápido de los corredores olímpicos. Sin embargo, no precisamente era honorable haberse rendido en esa situación y como cobardes abandonar el campo de batalla, sobretodo dejando atrás compañeros…
Es por ello que inclinado hacia adelante y tratando inhalar oxigeno sin ahogarse por el exhausto maratón con una mano en la rodilla y la otra en el aire señalando una reunión, el Sargento General Román Palacios agrupaba su pelotón y los dirigía hasta dentro de un cuartel, para cerrar la puerta y tener una charla en privado antes de que dieran cualquier declaración.
Algunos soldados sentados en el suelo, otros de pie y varios con su can
Sus ojos terminan por cerrarse, el sueño vence su mente y dormir un poco antes del despertar el animal es lo único que puede hacer en ese momento, en su compañía solamente se escucha el aullido de Paine, Leo se ha ido a dormir y arropado por el sereno nocturno James duerme con el descanso que hace mucho no sentía.Las estrellas en el cielo adornan como luces de navidad, la luna casi en su punto más alto y el cantar de un grillo solitario dejan la creencia del final de una pesadilla.La luna cruza el cielo, la medianoche continúa y al pasar de varias horas el sol descubre su velo. De ser un tono oscuro pasa a ser amarillento el horizonte, la madrugada hace su transición con calma en lo inmenso del espacio dando paso al siguiente día.Las gallinas cacarean con hambre y los gallos dan los buenos días a la naturaleza, los animales se esparcen por el campo con seguridad al mismo tiempo que la puert
— Sargento… Sargento, despierte. — Una voz retumbaba en su cabeza.El Mareo seguía presente, el alcohol había estado haciendo su propia fiesta dentro del cuerpo del Sargento General Román Palacios y mientras seguía dormido en el suelo las imaginaciones de un mundo donde él era una celebridad invadían su sueño.Los sonidos de pisadas de las botas se escuchaban por todo el cuartel debido al entrenamiento rutinario de la mañana de los soldados…— “Míralo, es el Sargento que dirige la operación Aullido. Probablemente sea un fracasado al que le dieron un mando que le queda muy grande.” — Los comentarios susurrados de los demás soldados al pasar comentaban.Una botella completa de whiskey tenía entre sus manos sostenida, quedarse dormido en ese estado en pleno pasillo del campo de tiro suponía una vergüenza muy grande
Ni si quiera quiso esperar más porque sabía que el tiempo estaba en su contra, tenía que lograr cumplir con su misión enseguida para convencer a la gente y a sus superiores de que su trabajo merecía el reconocimiento con el que soñaba cada noche.En su oficina, con planos, mapas, descripciones e informes era el centro de lo que el humo denso del cigarrillo atrapado perfumaba con furia su mente e infectaba sus pensamientos con muerte, sangre, gloria y honor.Incluso se daba el lujo de marcar con balas perforantes sus posiciones dentro del mapa extendido en la mesa, planificando su estrategia basándose en lo que vio en su encuentro anterior con las bestias. Dibujaba trayectos sobre un territorio borroso que no había sido explorado más allá de una pobre vista aérea de algunas partes del lugar, entonces, recordando al Sacerdote Williams podía determinar a qué lugar debía de di
El polvo flotando en el aire de la habitación incluso se colaba dentro de las vías respiratorias y pulmones de Mau, Jake y Darryl. Tirados en el suelo con la espalda al piso siguen en su contusión, el golpe fue completamente inesperado y la capacidad del licántropo que básicamente lo había asaltado era enorme, no se esperaban el tremendo rugido ultrasónico que dejó salir de su boca en ese momento y que hizo a Jake volar por el centro de la habitación.Tosían, adoloridamente intentaban levantarse y estabilizarse al estar de pie, veían los destrozos que había causado solamente él en cuestión de solo un minuto y se daban cuenta de que no se enfrentaban a otro novato como lo era James.— ¿Están vivos? — Mau preguntó arrastrándose apoyado con la pared.— Maldición… ¿Qué fue eso? — Jake limpia
— Escucha, amigo. ¿Estás mejor cierto? Es decir, te sientes en condiciones de pelear. — Leo evalúa a James.— Si, algo así. De verdad siempre me quejaba de que sanaban mis heridas, pero lo cierto es que ojalá todos sanáramos así de rápido en cuanto a nuestro cuerpo.— Si, a veces es una ventaja, entonces exactamente es eso lo que quiero aprovechar.— ¿Quieres volver? Arremeter contra mi hermano, Mau y contra Darryl creo que es un poco difícil porque nos ganan en número.— Si, tienes razón. Pero no están en sus mejores condiciones para pelear, con lo de anoche seguramente apenas están empezando sus magullones. Tú, por otro lado, estás mucho más apto que ellos, podríamos ganar.— La verdad es que no me convence mucho la idea, es una pelea donde no tenemos certeza de ganar a pesar de qu
El Sargento Román Palacios se subía a su tanqueta y dentro de ella se sentía como estar sentado en un trono, lo hacía sentir grandioso, poderoso e indetenible. Simplemente creía que era todopoderoso con la potencia que se le había otorgado, tenía en mente que de no ser por la situación tan peligroso a la que se enfrentaban no se le habría presentado la oportunidad de estar al mando de tal fuerza. Es por ello que iba a aprovechar hasta el último recurso disponible para asegurar su ascenso a la gloria.— ¡Arranquemos! Tenemos una gran batalla que librar, pero no tenemos tiempo que perder. Por lo tanto, doy inicio oficialmente a la operación Aullido. Todos nosotros estamos destinados a la victoria, todos tenemos en nuestro corazón la valentía necesaria para luchar este día y todos nosotros seremos los autores del limpio amanecer de mañana. — El Sargento Rom&
El sudor corría por el rostro de los soldados y se desplazaba por los bordes de sus labios y su nariz hasta caer en caída libre directamente al suelo, todos aquellos soldados con sus armas apuntando a algo que ni si quiera sabían que era, apuntando al edificio, específicamente a sus puertas y ventanas con la desesperante idea de que iba a salir un monstruo hambriento de carne humana a destrozar sus cuerpos.Jamás habían tenido una misión de esta talla o mejor dicho con esta etiqueta paranormal, habían sido entrenado para disparar a blancos y evitar ser heridos por balas en el campo de batalla, sin embargo, aquí tenían que cuidarse de afilados dientes y penetrantes garras.El alrededor de había vuelto invisible para ellos, solamente importaba lo que estaban por enfrentar, su concentración plena se fijaba en la hora de supervivencia que acababa de conversar.Los soldados dentro no
Las balas cruzaban la habitación a la vez que el sonido del estallido ensordecía a todos dentro, felizmente Román disparaba con su escopeta ronda por ronda como un juego de tiro al plato.Darryl arqueaba su espalda expandiendo su pecho sintiendo la apertura de su piel sucumbiendo ante los continuos proyectiles atravesando su carne abriéndose paso hasta su interior.Los flashes de las armas iluminaban el cuarto como fotografías en cada segundo, el soldado desangrándose dejaba caer sus hombros indicando que se habían acabado sus fuerzas al quedar sin vida.Darryl se voltea hacia sus atacantes y apenas trata de rugir las balas rompen sus dientes y abren su nariz, está desesperado, cuatro soldados disparándole con rifles automáticos y el Sargento Román gastándole cartuchos en su cuerpo los golpeaban con fuerza empujándolo hacia atrás.— ¡¿Ya se