Capítulo 80 —El despertarNarrador:La luz del sol filtrándose a través de las cortinas del hospital iluminaba suavemente la habitación, bañando todo con un resplandor cálido. Mickaela estaba sentada junto a la cama, su cabeza apoyada en el colchón, mientras su mano permanecía entrelazada con la de Xavier. Las ojeras bajo sus ojos eran el testimonio de las largas horas sin dormir, pero no se había movido de su lado desde que había llegado. Un leve movimiento en la cama hizo que Mickaela levantara la cabeza de inmediato. Sus ojos se encontraron con los de Xavier, que se abrían lentamente, todavía algo nublados pero conscientes. Un suave jadeo escapó de sus labios mientras su corazón daba un vuelco.—Xavier… —su voz era un susurro cargado de emoción. Él intentó hablar, pero su garganta parecía seca. Mickaela tomó rápidamente un vaso de agua de la mesita de noche y lo ayudó a beber con cuidado. Sus manos temblaban ligeramente mientras sostenía el vaso. —Tómalo con calma, no te apresures
Capítulo 81 — Recuperación y fortalezaNarrador:El sol de la mañana iluminaba suavemente la habitación del hospital, llenándola de una calidez reconfortante. Xavier, con pasos lentos pero decididos, avanzaba desde la cama hacia el pequeño sillón cercano. Cada movimiento parecía un esfuerzo titánico, pero no estaba dispuesto a rendirse. Mickaela caminaba junto a él, lista para sostenerlo si era necesario.—Vamos, un paso más —lo animó ella con una sonrisa llena de ternura.Xavier logró sentarse en el sillón con un suspiro, limpiándose la frente con el dorso de la mano. Levantó la mirada hacia Mickaela, quien se agachaba para acomodarle una almohada en la espalda. Había algo en su expresión, una mezcla de orgullo y vulnerabilidad que lo desarmaba por completo.—No sé cómo haces para mantener esa sonrisa —murmuró Xavier, su voz cargada de autocrítica —Se supone que yo debía cuidarte, no al revés.Mickaela soltó una risa suave mientras se sentaba en el borde del sillón, tomando la mano d
Capítulo 82 —No hay un… si no estásNarrador:Mickaela estaba de pie junto a la ventana del hospital, con los brazos cruzados sobre el pecho y la mirada perdida en la ciudad iluminada. Xavier la observaba desde la cama, sus ojos cansados, pero aún cargados de esa intensidad que siempre la hacía sentir vulnerable.—¿Vas a quedarte ahí en silencio toda la noche? —preguntó él con una sonrisa tenue.Ella se giró hacia él, su expresión seria.—¿Por qué no quieres denunciarlo, Xavier? —preguntó con un tono más firme de lo que pretendía —Kael pudo matarte, es más, tuvo la intención de hacerlo.Él dejó escapar un suspiro, inclinando la cabeza hacia atrás en la almohada. Sabía que esa pregunta llegaría, pero no estaba listo para responderla.—No es tan simple, Mickaela. Hay cosas que no entiendes —respondió, evitando su mirada.Ella cruzó la habitación en unos pocos pasos, plantándose junto a la cama.—Entonces haz que lo entienda. Me lo debes —dijo, su voz quebrándose al final —Me merezco una
Capítulo 83 —La verdad bajo la tormentaNarrador:La tormenta rugía en el horizonte cuando Xavier estacionó su coche frente al pequeño refugio donde sabía que Kael se escondía. Habían pasado semanas desde el incidente, desde que el disparo lo dejó al borde de la muerte, en donde Mickaela lo salvó con su amor y dedicación. Pero algo en su interior no podía dejar el asunto sin resolver. Kael tenía que saber la verdad. Xavier empujó la desvencijada puerta de la cabaña y lo encontró allí, rodeado de botellas vacías y en penumbra. Kael levantó la vista, sus ojos enrojecidos se clavaron en los de Xavier con un odio que aún ardía.—¿Qué haces aquí? —gruñó Kael, tambaleándose al ponerse de pie —¿No fue suficiente robarme todo?Xavier cerró la puerta detrás de él, con un gesto lento y decidido. Sus pasos resonaron en el suelo de madera mientras se acercaba.—He venido porque no puedo dejar que esta historia termine así. No con tanto odio, Kael.Kael soltó una risa amarga, dando un paso hacia é
Capítulo 1 —Fiesta en la piscinaNarrador: Mickaela se despertó al oír la música a todo volumen que atravesaba las paredes finas de la casa de huéspedes. Miró la hora en su celular: 2:34 AM. Apretó los dientes, frustrada. Sabía que su madre estaba con los patrones en su estancia de campo y que no debía haber nadie más en la mansión. Sin embargo, la fiesta en la piscina seguía viva. Molesta, se levantó de la cama y se puso una bata ligera sobre el camisón.—Solo voy a decirles que bajen el volumen, nada más —se dijo para si misma mientras bajaba las escaleras hacia la puerta principal.Caminó descalza hacia los jardines, sintiendo la humedad de la hierba en sus pies. A medida que se acercaba a la piscina, la música se hacía más fuerte. Escuchó risas, el sonido de vasos tintineando, y el chapoteo del agua. Cuando cruzó la última hilera de arbustos, la imagen frente a ella la dejó paralizada. Allí estaba él. Kael. Recostado sobre una tumbona, con un vaso de whisky en la mano, sus piern
Capítulo 2 —La lunasNarrador:Kael le extendió una mano y aunque a regañadientes, ella la tomó. Mickaela emergió de la piscina con el cabello empapado y las gotas de agua cayendo en cascada por su piel. Su respiración era agitada, no solo por el frío del agua, sino también por la mezcla de humillación y furia que sentía. Se plantó frente a Kael, quien estaba de pie bajo la luz de la luna, completamente inmóvil, observándola. Por un momento, creyó que la estaba mirando a los ojos, pero pronto notó que su mirada se dirigía más abajo. Siguió la línea de sus ojos y su corazón dio un vuelco: su camisola mojada se había pegado completamente a su cuerpo, dejando poco a la imaginación. La tela traslúcida revelaba cada curva, cada detalle, como si no llevara nada puesto. El rubor subió por su rostro como un incendio, y un calor incómodo se extendió por todo su cuerpo. Cruzó los brazos sobre su pecho con brusquedad y le lanzó una mirada fulminante.—Eres un idiota —soltó con la voz temblorosa,
Capítulo 3 —La Sorpresa en la Galería Narrador: El eco de sus pasos resonaba en el piso de mármol brillante mientras Mickaela cruzaba las puertas de cristal de la galería. Era su primer día de trabajo, y aunque había tratado de mantener la calma, no podía evitar sentir un nudo de ansiedad en el estómago. Su madre había mencionado que sería un buen sitio para empezar, pero nada la había preparado para el lujo y la elegancia del lugar.—Buenos días, tú debes ser Mickaela —dijo una voz femenina, dulce pero con un toque de altivez. Mickaela levantó la vista y se encontró con una mujer alta y espectacularmente arreglada. Llevaba un vestido entallado, maquillaje impecable y unos tacones que resonaban con cada paso que daba. —Soy Naomi, la secretaria del señor Donovan. Encantada de conocerte —dijo con una sonrisa perfecta, aunque ligeramente condescendiente —Sígueme, te llevaré a su oficina. Mickaela asintió y la siguió en silencio, recorriendo los pasillos decorados con obras de arte
Capítulo 4—Advertencia Narrador: Kael cerró la puerta de la oficina tras ellos, y el ambiente se llenó de una ligera tensión, la misma que siempre flotaba entre ambos cuando se trataba de mujeres. Sin perder tiempo, Kael se dejó caer en su silla de cuero con un suspiro, mientras Ryan se tiraba en el sillón más cercano, estirando las piernas por encima del apoyabrazos y reclinándose como si estuviera en su casa. —Uff... —exhaló Ryan con una sonrisa ladina —La verdad que es preciosa. Es una monada de chica. Tiene unos ojos... —Dejó la frase en el aire, como si ya pudiera visualizarlo todo en su mente —Me la imagino de rodillas mirándome con ellos... —y se mordió el labio inferior.Kael se echó a reír, pero había un matiz oscuro en su risa, como si esa imagen fuera demasiado cercana a algo que él mismo había estado pensando. —Sí, yo también... —admitió, con una sonrisa que no alcanzó a sus ojos —No he dejado de imaginármela así en toda la noche —Ryan levantó una ceja, divertido po