Me quedé en silencio. ¿Cómo le puedo decir a ellos que estaba soñando con la persona que no debería de soñar? ¿Qué había conocido en este día, pero que aún así no podía dejar de pensar en él? Me sonrojé un poco, limitándome solo a seguir mi silencio. No quería decir nada. No quería responder nada. Porqué no quería decir: Estaba teniendo una cita imaginaria con Arthit. No. No podía. Reí. —¡Nada! Recordé… Recordé cuando iba a visitar a mi familia en navidad, sí, eso —mentí. Dean frunció el ceño, y Jay carcajeó. Sabía que yo mentía, así que agradecí que no dijera nada. —Bueno, si es lo que piensas de acuerdo —me alivié cuando Dean le besó en la frente a Jay—, pero creo que tenemos que irnos. Ya es momento de clases. ¿Qué les parece si cuando salgamos, vamos al café azul? —¿El café azul? —pregunté, abriendo los ojos recordando las palabras de Yos. —¡Si! —sonrió divertida Sama—, es el lugar más codiciado de todo el campus. Es un lugar para divertirnos, socializar, y encontrar el amor. M
NARRA ARTHIT Estaba viendo la escena entre Mork y Flex. ¿Cómo puedo dejar que al menos vaya hacía a él, y le pregunte esas cosas? ¡No, no era posible de aquello! Sí, me enojaba que él estuviera interesado en él. Porqué lo conocía. Sabía cuál era su sucio plan: Atacar a los recién ingresados, por qué no conocían nada de aquel sujeto, de aquel hombre que muy sencillamente podían caer rendidos a sus pies. Apreté mis dedos sobre mi mano, rascándome un poco aquel círculo sobre mi palma, cosa que siempre lo hacía cuando me ponía nervioso o ansioso. Me oculté en la pared cuando Mork se alejó de Flex. Sonreí alegre en ver que no estaba interesado en él, pero la batalla no iba a ser fácil: Flex si estaba interesado en Mork. Maldije mil veces, soltando un suave suspiro para morder suavemente mi labio inferior cuando miré como este, había pasado por el pasillo dónde estaba oculta mi espalda. Reí, reí al tal punto que sabía que escuchó mi voz, porqué se giró viéndome con aquella típica sonrisa q
—No puedo verte de esta forma, Arthit —miré a Win. Solté un suave suspiro, a medida que mi dedo secaba las lágrimas que caían sin darme cuenta—, sé que nunca me has contado nada sobre tú relación con Flex, pero eso no significa que tengas que matarlo a golpes. ¿O es quieres que te expulsen? —bajé la mirada, el siguió hablando—, tú padre se va a enterar. Se va a enterar y…—¿Y que más da? Una mierda menos —tragué. Nunca decía palabras groseras, pero en estos momentos, la rabia y la frustración que sentía en mí no era normal—, me da igual si se entera. Me da igual que me expulse. A mis padres siempre les he parecido una decepción, ¿por qué tengo que fingir que todo está bien cuando estoy con ellos? ¡Me da igual que me expulsen! ¡Me da igual que se entere! —me reí fríamente, viendo mi mano vendada—, lo único que quiero es ser libre. Feliz. Y siendo alguien que no soy, no lo soy.—Arthit…No pude decir nada más. Mi corazón estaba tan desenfrenado que en cualquier momento se saldría por mi
—Ah, y otra cosa —volteé a verlo—, deberías de tener cuidado. Porqué Mork está por aquí cerca. ¿Y no quieres que él venga a mí, cuando te vea en este estado, cierto? —maldije al escucharlo—, adiós. —¿Estás bien? —escuché la voz de Win. Asentí con la cabeza, tratando de calmar mis impulsos, solo que no podía hacerlo—, Flex es un idiota. Pero quiero saber, ¿Qué ha pasado entre ustedes? ¿Y por qué no me has dicho nada? Solo supe que tuviste una relación con él, que después de eso… —Cambié —admití seriamente, suspirando para pasarme una mano por mi cabello—, te la diré, pero primero, vamos al bar. —¿Y las clases? —me preguntó frunciendo el ceño, lo miré divertido. —Si es cierto, iremos a buscar mi mochila, y nos vamos. Aseguré. Pude ver el rostro de desesperación de él, pero, ¿quién era él para acelerar el proceso cuando la historia es interesante? Sé que al final, me va a agradecer de no haberlo contado antes. Respiré hondo cuando volvimos al salón, ahí estaban nuestros amigos. Uno e
CANCIÓN: DELICATE — TAYLOR SWIFT NARRA MORK La clase había concurrido normal. Siempre solía tener alguna cuando me enseñaban algo nuevo, pero literalmente, conocer cada punto del arte me habían resultado siempre fascinante, me motivaba, me gustaba aún más porqué sabía que quizá más adelante, podía vivir de esto. Me gustaba no tener alguna duda, me daba miedo levantar la mano para quedar en ridículo, aunque, sabía bien que se venía a aprender en la universidad. Suspiré estirando mis brazos, meneando un poco la cabeza de un lado a otro, escuchando las voces después de mis amigos. El profesor se despidió de nosotros. Era simpático, tenía mal carácter cuando comenzaba a dar las clases, pero antes de iniciar nos había dado motivación, dónde confirmaba que juntos podíamos seguir adelante. ¿Quién no quisiera tener un profesor que los motive como él? Hasta me había parecido tierno. Salí de mis pensamientos, justament
Miré mi reloj. ¿Había llegado tarde? ¿Temprano? ¿Mi hermano se había cansado de esperar? No. Mikla no era así. Mikla jamás me abandonaría. Jamás pasaría de largo, o se cansaría de esperar si se tratara de mí. ¡No entiendo por qué estoy sintiéndome tan mal conmigo mismo! No sé si me considero mala persona por haber dejado así a Rika. ¡Me está comiendo por dentro toda esta incertidumbre! Sólo quería llorar. Pero me aguanté. No quería hacerlo. No era hora de llorar, ni de perder el control, cómo siempre lo hacía.Respiré hondo. Abrí los ojos cuando escuché el claxon del auto de mi hermano. Sonreí aliviado, llevándome una mano a mi corazón entrando en el coche. Lo abracé cuando el me desordenó el pelo: Los dos éramos iguales, sólo que el tenía el pelo más corto que el mío y era un pelín más alto que yo. Aún así, el cuerpo, los ojos, la nariz y la contextura eran lo mismo. Si era cierto que tardé acostumbrándome en que no fuera él mi espejo personal. Nunca le dije sobre esa cosa divertida.
—Ya sabes que tienes que superarlo en todo lo que puedas, Mikla —jugué con mis dedos nervioso, observando a mi hermano. Él tenía la presión de nuestro padre, siempre tenía que ser el número uno, aunque tenga que trabajar con él. Medio sonreí, terminando de comer—, solo te digo que, aunque estés trabajando en el mismo set que él, y que sea tú pareja de la serie, puedes fingir ser su amigo, llevarse bien, y cuando terminen las promociones o sea lo que sea que hagan, vuelves a odiarlo. Cómo lo has hecho toda la vida. ¿Entendiste?—Si, padre. Siempre lo he entendido —apreté su mano en forma de apoyo. Mikla asintió con una media sonrisa en sus labios—, gracias por su apoyo, los quiero mucho.—Terminé, estoy muy cansado, quiero irme a dormir. Buenas noches papá, y mamá —contesté.Mi madre se levantó acariciándome el cabello, para después dejarme un beso en la mejilla. Luego, mi padre me dio su sonrisa de aprobación. Suspirando, subí las escaleras para llegar a mi habitación. Me acosté en la
Se veían guapo los dos. No lo iba a negar. Mi hermano lucía con el mismo uniforme que yo tenía, y el otro chico, que era Thorn, lucía una chaqueta negra sujetándolo por el cuello al mismo tiempo que este lo apartaba. ‘El mal amor’; era el título de la serie. Toda la nación lo esperaba con ansías, pues era algo único, algo que nadie jamás había visto: Dos chicos como protagonistas. Me sentía orgulloso por mi hermano. Su carrera como actor estaba progresando mucho. ¿Será que el mundo se sorprendería si supieran de mí? ¿Si supieran que tiene un hermano gemelo? La verdad era que a veces si me provocaba salir de la oscuridad, pero, aquellos recuerdos amargos que deseaba olvidar me tenían atrapado entre mis peores pesadillas haciéndome detener en la locura. Salí de mis pensamientos cuando Mikla tronó sus dedos en mi rostro. Me preguntó que me estaba pasando. Observé mi plato que todavía estaba lleno, así que solo dije un ‘nada’. Suspiré comiendo con rapidez, para salir de casa. No quería