Lúcia.
Lucía siente su mente nublada por la borrachera mientras intenta centrarse en la realidad que la rodea. Parpadea lentamente, intentando aclarar su visión.Para su sorpresa, se encuentra en un lujoso piso, pero lo único que ve es un borrón delante de ella. Su último recuerdo es haber besado a un misterioso desconocido en el bar. No puede creer que esté allí, con un desconocido.El misterioso hombre, con un aura de misterio que no hace más que aumentar, se hace presente, se acerca a ella y le desabrocha la camisa. Lucía se esfuerza por verle la cara, pero su estado de embriaguez se lo impide. Solo puede ver sus hermosos abdominales.Tiene los ojos medio cerrados, pero intenta mantenerse despierta. El hombre empieza a hablarle de forma seductora y sensual, intentando averiguar más cosas sobre la mujer que está allí.- Lucía, ¿qué haces aquí, quién eres en realidad, por qué has bebido tanto esta noche, quieres desahogarte? - Él siente curiosidad por ella, sus ojos no se apartan de los de ella, y Lucía puede responder.- Soy... Solo soy Lucía. Una pobre chica que necesita trabajar. Mi padre está enfermo y soy la única que puede ayudarle. Hoy he bebido mucho para olvidar todos mis... problemas. - dice con cierta dificultad, pero sigue hablando, mirando la cama de matrimonio donde está sentada.- No he podido conseguir trabajo, mi vida es un caos. Nada me sale bien, nada. Lo único que me queda es que al menos... la noche acaba mejor que el resto del día.Lo dice en voz baja, ronca, está triste, y en ese momento nada más le importa.Lucía, confusa y desinhibida por el alcohol, responde a sus preguntas, casi como si renunciara a sus propios sueños. El director general le pregunta por su padre y ella responde con seriedad sobre su estado. Le dice dónde vive su padre y responde a otras preguntas personales sin preocuparse por las consecuencias. Solo quiere que todo acabe pronto, entregarse por completo al momento.Cuando el hombre se acerca, se sienta junto a Lucía en la cama, ahora solo en calzoncillos. Lucía le mira, sintiéndose más atraída por él, se muerde los labios y, con determinación, se quita la camiseta, sorprendiéndole.Semidesnuda y decidida, se levanta, le coge de las manos y juntos se dirigen a una silla cercana. Sin embargo, a diferencia de lo que él está acostumbrado, Lucía no muestra ningún interés por él como persona, sino por el acto en sí. Su único objetivo es perder la virginidad esa noche, lo que intriga profundamente al hombre. Quiere saber más sobre ella y por qué despierta su ardiente deseo.Coge las manos de Lucía y las aprieta suavemente; ella siente que sus manos son cálidas y grandes. Ella se deja guiar por él. Se sienta en la silla y la pone en su regazo, ayudándola a quitarse la ropa interior.Allí está, desnuda, sentada en su regazo. El hombre aprecia cada detalle de su atractivo cuerpo desnudo. Le pone las manos en la nuca y empiezan a besarse y acariciarse apasionadamente. Lucía siente calor en el regazo de un hombre desconocido y se entrega a él.El director general, por su parte, disfruta de cada momento, saboreando sus labios rosados y acariciando suavemente su cuerpo, desde el cuello hasta sus pechos suaves y rosados. Cada vez que le toca el busto, se oye un gemido ronco de Lucía, que no puede dejar de chuparle la lengua con deseo.Comparten intensos momentos de pasión, con Lucía guiando la experiencia. Ya en la cama, ella está encima de él. Pierde completamente la vergüenza y quiere continuar con la sensualidad de la velada.- Hazlo así, te enseñaré. - Dice el hombre, ronco de deseo, mientras mira a la mujer desnuda a su lado.Le enseña los movimientos, cómo moverse sobre él y Lucía asiente. Sus manos están sobre el abdomen musculoso de él, entregándose por completo al deseo. El director general observa sus movimientos y los complace a ambos. Está fascinado por su determinación y su confianza en sí misma. Haciendo los movimientos más sensuales, la escena que ve ante él es demasiado intensa, solo se muerde los labios y sigue deseándola más y más.Lucía empieza a moverse más deprisa e intenta concentrarse en sus ojos, pero todo lo que ve son borrones. Se mueve hacia delante y hacia atrás, tal y como le enseñó el Director General, y siente cómo su cuerpo se calienta y la sensación de placer aumenta cada vez más.Cada vez que ella se mueve más, ambos gimen intensamente, hasta que finalmente alcanzan juntos el clímax.Lucía respira hondo y se siente agotada por el sexo y por estar tan borracha. Siente su cuerpo totalmente relajado y una felicidad extrema en su corazón. Ha experimentado algo que nunca había hecho antes, y lo que siente ahora es inexplicable. El director general, al verla tumbada a su lado, con los ojos cerrados y respirando agitadamente, sonríe al mirarla. Nunca había visto una mujer como ella.Lucía se queda profundamente dormida, sin descubrir la verdadera identidad del misterioso hombre que la había seducido. El director general, al verla dormida, la viste y le acaricia el rostro, apreciando intensamente su belleza.Antes de irse, le deja una nota y se marcha, sintiéndose realizado y feliz, un sentimiento que ni siquiera él comprende.La mañana llega con un rayo dorado que entra en la habitación, despertando a Lucía. Aún está resacosa, con dolor de cabeza y de cuerpo y confusa, pero los recuerdos de la noche anterior empiezan a desplegarse en su mente. Lucía se da cuenta de que no sabe el nombre del hombre con el que compartió momentos tan íntimos.- M*****a sea, ¿qué he hecho? - Se mira a sí misma, desnuda y cubierta con una sábana. Aun con dolor de cabeza, recoge rápidamente su ropa y se viste. Va al baño, se da cuenta de que lleva el pelo revuelto y se lo recoge en una coleta.Lucía registra el piso, pero está vacío. No hay rastro del misterioso amante de la noche anterior. Una sensación de vacío se apodera de su pecho, mezclada con la curiosidad de saber más sobre el hombre que la sedujo de forma tan intrigante.Decidida a encontrar respuestas, Lucía inicia una búsqueda frenética, repasando cada detalle de la noche anterior en busca de pistas que la conduzcan al enigma que la consume.Lucía.El Misterio del DesconocidoMientras el suave sol de la mañana comenzaba a iluminar más la habitación, Lucía seguía intentando descubrir quién era el hombre de la noche anterior. Todavía se sentía adormilada y se estiraba en su cama.Lucía bostezó adormilada. Sin embargo, no se detuvo allí; tenía que seguir buscando. Pero algo llamó su atención: un pequeño trozo de papel estaba en el escritorio junto a su cama.La curiosidad la llevó hasta allí, y sus manos delicadas agarraron el misterioso papel. Con los ojos fijos en las palabras escritas, leyó en voz alta: "Si descubres quién soy, prometo cumplir cualquier deseo tuyo".Un escalofrío recorrió su espalda. El enigma la dejó inquieta, pero la sensatez la hizo cuestionar la veracidad de la promesa. Llevaba solo unos días en la ciudad y apenas conocía a nadie. ¿Podía ser esto solo una broma de mal gusto? Era difícil creer en algo tan surrealista.- ¿Quién es este tipo? ¿Cómo voy a saber quién es? - Hizo una mueca y guardó el pequeñ
Lucía:El sol está en lo más alto en el cielo mientras Lucía, retrasada y sin desayunar, se apresura frenéticamente hacia su entrevista crucial. El tiempo se le escapa entre las manos; con su cabello alborotado, los dientes apresuradamente cepillados y la ropa arrugada del día anterior, la deja en un estado de frenesí. Se regaña a sí misma en susurros.— Maldición, no estoy nada bien, pero no hay elección. - Agarra su bolso de documentos y sale apresurada, tiene que llegar pronto al edificio de la empresa.Minutos después, frente al edificio de la entrevista, la misma secretaria con mirada despectiva del día anterior la recibe, pero Lucía permanece imperturbable.Mientras enfrenta la entrevista, flashes de la noche anterior la atormentan: un hombre misterioso y la enigmática carta que él dejó, un enigma irresistible. Trata de mantener el enfoque, pero su mente obstinada la arrastra hacia esos momentos.La secretaria registra meticulosamente cada palabra que sale de los labios de Lucía,
La barriga de Lucía hace ruido, y rápidamente encuentra una bonita panadería cercana, cuyo olor acogedor la rodea. Con el poco dinero que le queda de la noche anterior, compra algo para comer, pero sus preocupaciones la atormentan.— Espero que no tenga nada que ver con la salud de él. — murmura, casi en un lamento, recordando la conversación con su padre.Lucía encuentra una mesa estratégicamente ubicada junto a la ventana, donde el sol derrama una suave luz sobre el acogedor interior de la panadería.Mientras disfruta de su recién adquirido refrigerio, su mente está llena de pensamientos, un rompecabezas de vida que necesita resolver.La búsqueda de trabajo, las cuentas por pagar, la salud de su padre y ahora el hombre enigmático con quien compartió una noche especial.La mujer está envuelta en preocupaciones, su expresión reflexiva iluminada por el sol de la mañana, que juega con los mechones de su cabello. Lucía se pone seria por un tiempo, sin saber qué hacer ahora.Después de sac
Lucía se despierta temprano a la mañana siguiente, con el cuerpo agotado por la falta de sueño tras la angustiosa conversación con su padre. Una oscura premonición la abraza y su corazón late con el presentimiento de una terrible tragedia inminente.Fuerza una sonrisa, consciente de que es su primer día en la famosa empresa. Hoy comienza una nueva etapa en su vida.Lucía se prepara un tentempié con lo que tiene en su piso. El día anterior había comprado algunas cosas en el mercado de al lado y se come una barra de pan que ha preparado. Sabe bien, y se apresura a comerlo rápidamente, saboreando el maravilloso sabor. Cada bocado era un alivio para su hambre.Tras saciar su hambre con el último trozo de pan, Lucía se levanta de la silla con determinación. No tiene tiempo que perder.Se dirige rápidamente a su armario y elige un atuendo discreto, optando por una blusa de manga larga, combinada con un jersey de color oscuro. Los pantalones de cintura alta acentúan su silueta de forma impec
Lucía lucha internamente por mantener la compostura, sabiendo que cualquier vacilación podría empañar su primer día en la empresa. La oficina, un espacio moderno con paredes de cristal que revelan una vista panorámica de la ciudad, parece perfectamente organizada.Sin embargo, la forma en que la mira, tan de cerca, le hace parecer cada vez menos atractiva, pero ella se esfuerza por evitarlo.El jefe de Lucía la observa con una intensidad que la perturba; sus ojos penetrantes escrutan cada detalle de la mujer, especialmente las expresiones de su rostro. Alejandra se da cuenta de lo guapa que está, a pesar de que su ropa informal oculta su hermoso cuerpo.Y la placa le quedaba bien. El mafioso pensó que Lucía sería una de esas chicas tímidas y obedientes, pero aún no estaba seguro.La luz del sol de la mañana llenaba la habitación, resaltando todo el espacio de la oficina.El mechón de pelo detrás de la oreja había dejado ver más de su cara redonda y delicada; el hombre no podía negar q
El día avanza, y Lucía permanece sola en la sala trabajando, la penumbra del atardecer arroja sombras en las paredes, creando un ambiente lleno de misterio. El silencio solo se rompe por el constante sonido de la lluvia afuera, golpeando suavemente contra la ventana. Se pregunta, ¿qué habrá sucedido para que su jefe se fuera tan temprano de esa manera?La oficina está vacía ahora y en silencio, iluminada solo por las tenues luces del techo. Su jefe parecía estresado, tal vez algo terrible hubiera ocurrido. Ella no lo sabía.Pero en su primer día, Lucía da lo mejor de sí misma, sigue todas las órdenes que él le había dado, y antes de irse después de terminar su trabajo, Alejandro aún no había regresado. Lucía se encoge de hombros y firma la hoja después de salir de la oficina, era una regla de su jefe, que todos los asistentes de la empresa firmaran la hoja al entrar y salir, para que él pudiera llevar un control adecuado de todo.Era viernes y al día siguiente sería su día libre, un d
La habitación del hospital parece pequeña y sofocante, como si el peso de las revelaciones de Olívio hubiera hecho que el aire fuera más denso. Lúcia está atónita, las lágrimas comienzan a correr por su rostro mientras intenta procesar toda la información que su padre le está dando.— ¿Me estás diciendo que nuestra familia forma parte de una organización mafiosa? ¿Y que mi madre murió por eso? — Lúcia pregunta a su padre, tratando de entender todas esas palabras que no tenían sentido alguno. Todo lo que recibe como respuesta es un leve movimiento de cabeza de su padre, afirmándolo.Olívio continúa, su voz debilitada por el tiempo y la enfermedad, pero decidido a compartir la verdad que ha guardado durante tanto tiempo.— Sí, Lúcia, me estoy muriendo. Y lo que tengo que contarte es la herencia sombría de nuestra familia. Formamos parte de una organización mafiosa con raíces profundas que se extienden a lo largo de generaciones, y estás destinada a un destino que yo desearía haber evita
Después de revisar minuciosamente todos aquellos papeles amarillentos y periódicos polvorientos, Lucía vuelve a meter cuidadosamente todo el contenido en la vieja maleta, abrazándola con fuerza bajo el brazo. La granja, donde pasó gran parte de su vida, parece ahora una escena gélida y sombría, reflejo de su propia confusión y desolación. Apenas podía creer las revelaciones de su padre; era difícil tragarse la verdad que había estado ahí todo el tiempo. Él la protegió, ocultándole la historia de su madre para evitarle el profundo dolor. Las lágrimas amenazan con caer, pero Lucía las contiene, sabiendo que tiene que mantener la compostura. Echa un último vistazo a la granja, sus ojos escrutan los campos vacíos, antes de cerrar la puerta con un pesado suspiro. La cierra con manos temblorosas, como si sellara su pasado y su presente en un solo acto. Mientras llama a un taxi para que la lleve a casa, siente un frío penetrante en su piel, coincidiendo con la oscuridad que parece envolve