Nicolás abandonó el edificio con el peso de la conversación aún retumbando en su mente. Sentía el filo de una nueva batalla y la tensión de un juego en el que, por primera vez, sus adversarios mostraban rastros de interés genuino en neutralizarlo. Las amenazas en los ojos del hombre que acababa de ver le habían dejado claro que sus enemigos ya no eran simplemente figuras en la sombra; ahora, los líderes de la Red estaban moviendo piezas.La noche había caído por completo cuando Nicolás llegó a su refugio temporal, un ático sin muebles, cuya única compañía eran las luces de la ciudad titilando a través de las ventanas sucias. Sabía que no podía quedarse quieto, y las palabras del hombre resonaban una y otra vez: *“Una vez que cruce este umbral, no habrá retorno.”* Pero, para Nicolás, ya no existía posibilidad de retorno, no después de todo lo que había perdido.Estaba revisando los informes de sus movimientos recientes cuando un sonido suave en la puerta captó su atención. Sacó su arma
El amanecer comenzaba a teñir el horizonte con tonos rojizos y anaranjados cuando Nicolás y Ricardo regresaron al almacén secreto. Las primeras luces del día apenas iluminaban el lugar, pero la tensión en el aire era palpable. Los papeles con la información sobre el “Espectro” estaban cuidadosamente dispersos sobre la mesa, una red de conexiones que prometía revelar la verdadera cara de sus enemigos.Ricardo se acercó a Nicolás, su rostro reflejando la gravedad de la situación.—Tenemos que movernos rápido, Nicolás —dijo, señalando las coordenadas y nombres que habían obtenido de Elías—. El Espectro está consciente de que estamos buscando su identidad. Probablemente ya está reforzando sus defensas y moviendo sus piezas.Nicolás asintió, sus ojos fijos en los papeles. Sabía que cada segundo contaba y que cualquier retraso podría significar su fin.—Organizaremos una operación doble. Mientras tú y tu equipo interceptan a los contactos de Espectro en el puerto, yo me infiltraré en su bas
Mientras luchaban, la tensión en la sala alcanzó su punto máximo. Los hombres de Espectro se movían en sincronía, coordinando ataques desde múltiples direcciones, mientras Nicolás intentaba mantener la ventaja. Sin embargo, el Espectro parecía tener una ventaja estratégica, anticipando los movimientos de Nicolás con una precisión que lo dejaba sin opciones.—Has cambiado, Valverde —dijo el Espectro mientras esquivaba un disparo—. Has pasado de ser un líder ambicioso a un hombre obsesionado con destruir lo que alguna vez construiste.—No he cambiado —respondió Nicolás con furia—. Solo he visto la verdad. La verdad de que todo lo que haces es oprimir y controlar. No voy a dejar que continues.En un movimiento rápido, el Espectro lanzó una granada hacia Nicolás, quien apenas logró esquivarla antes de que explotara, llenando la sala de humo y polvo. La visibilidad se redujo drásticamente, y ambos hombres se encontraron luchando en la oscuridad, tratando de localizar al otro.Nicolás, apro
Un año había pasado desde que Aitana Ferrer y Nicolás Valverde contrajeron matrimonio. A los ojos del mundo, parecían ser la pareja perfecta. Nicolás, un hombre serio y comprometido, conocido como el hombre más rico de la ciudad, era admirado por su éxito y su influencia. Aitana, una mujer dulce y dedicada, tenía una sonrisa que iluminaba cualquier habitación. Lo que pocos sabían era que Aitana era la hija del hombre más rico del país, aunque ella misma ignoraba su verdadero linaje debido a secretos que le habían sido ocultados desde su infancia.Sin embargo, bajo esa fachada de normalidad se escondía una verdad amarga: Nicolás no la amaba. Había aceptado casarse con ella por una única razón: cumplir el último deseo de su padre en su lecho de muerte. Su padre, un hombre cuya influencia en la vida de Nicolás había sido innegable, le había pedido que se casara con Aitana, asegurando que ella sería la esposa perfecta para él. Aunque Nicolás nunca comprendió del todo la urgencia detrás de
Las primeras luces del amanecer se filtraban a través de las cortinas de seda de la habitación, despertando suavemente a Aitana. Durante un momento, el peso de la realidad aún no había caído sobre sus hombros. Podría haber sido cualquier otra mañana, en cualquier otra casa. Pero al abrir los ojos y ver los techos altos, las paredes adornadas con obras de arte y los muebles de lujo que llenaban la habitación, todo volvió a su mente. La familia Alarcón, su verdadera herencia, el hijo que llevaba en su vientre, y la traición de Nicolás.Un ligero golpe en la puerta interrumpió sus pensamientos.—Adelante —dijo Aitana con voz somnolienta.La puerta se abrió lentamente, y la figura esbelta y elegante de Victoria Alarcón entró en la habitación. Su presencia irradiaba autoridad, pero esta mañana su expresión parecía más suave.—Buenos días, querida —dijo con una sonrisa medida—. Espero que hayas descansado bien.Aitana asintió, aunque la verdad era que había dormido inquieta, con sueños llen
Al salir de la tienda, Aitana sentía una mezcla de emociones que oscilaban entre la victoria y el nerviosismo. Había manejado bien la situación con Valeria, pero las inseguridades y dudas aún pesaban sobre su corazón. Apenas había dado unos pasos por el centro comercial cuando, distraída por sus pensamientos, chocó de lleno contra alguien.El impacto hizo que la bolsa que llevaba en la mano se deslizara y cayera al suelo, haciendo que la lujosa caja que contenía la joya rodara un par de metros. Aitana se agachó rápidamente para recogerla, pero alguien más fue más rápido.—Déjame ayudarte —dijo una voz grave que inmediatamente reconoció.Al levantar la mirada, se encontró con los ojos oscuros y fríos de Nicolás , su exesposo. Su expresión era de sorpresa, pero también de algo más... algo que Aitana no supo identificar al principio. Nicolás sostuvo la caja en su mano por un momento, como si evaluara su peso y su contenido antes de devolvérsela.—Vaya... —murmuró con una sonrisa cínica—.
Nicolás quedó inmóvil por un momento, observando cómo Aitana se alejaba con su guardaespaldas. Su mente aún intentaba procesar lo que acababa de suceder. Esa joya costaba más de lo que él había imaginado, y ella había logrado comprarla, incluso después de que él se aseguró de que no tendría acceso a ninguna de sus cuentas. ¿Cómo era posible? ¿De dónde había sacado tanto dinero?Un pensamiento inquietante comenzó a formarse en su mente. Las pistas estaban todas ahí: los vehículos lujosos, los regalos caros, la tarjeta de crédito que Aitana había usado. Todo apuntaba a algo... o a alguien. Aitana no podría haberlo hecho sola. Tenía que estar con alguien, alguien poderoso y rico. Alguien que la estuviera manteniendo.Nicolás se dirigió a la tienda de joyas, con el ceño fruncido y la determinación quemando en sus venas. Al entrar, el aroma a cuero y terciopelo lo envolvió. Era un lugar exclusivo, reservado solo para aquellos con acceso a fortunas considerables. Se acercó al mostrador dond
El informe llegó a manos de Nicolás Valverde tres días antes del aniversario de la familia Alarcón. Había estado obsesionado con la conexión entre Aitana y esa poderosa familia desde el día en que la vio con aquella joya costosa, y no había dejado de investigar. Ahora, con el informe en sus manos, sus sospechas crecían. No había un heredero joven en los Alarcón, lo que sólo reforzaba su teoría: Aitana debía estar involucrada con algún miembro mayor de la familia para asegurar su bienestar. ¿Había caído tan bajo?La noche del aniversario de los Alarcón llegó, y la ciudad se preparaba para uno de los eventos más exclusivos del año. Sólo los hombres y mujeres más influyentes estaban invitados, y Nicolás, con su posición privilegiada, no podía faltar. Decidió asistir con un único propósito: descubrir la verdad sobre Aitana y su relación con los Alarcón. Algo dentro de él lo impulsaba, una mezcla de celos y orgullo herido que no podía ignorar.El evento se celebraba en la mansión Alarcón,