Jen SaldañaMiamiEmiliano salió de su recámara y yo me cambié mi ropa por la que Dulce me había enviado y ya que estuve lista y medio peinada, bajé para reunirme con mi amigo que a pesar de sus bromas y sus tonterías siempre estaba para ayudarme así como yo siempre lo estaba para él.–Listo Emiliano, ya nos podemos ir – Abrí la puerta de su casa – Debemos ir a recoger un poco la clínica.–Sí vamos Jen, estaba pensando si llamar a un amigo o no, es que no sé cómo andemos en citas de estética hoy y quiere llevar a su perro.No podíamos aceptar citas a última hora, debíamos checar la agenda de la estética, por eso esa parte la mantenía Dulce.–Mejor no hagas conjeturas y esperemos a que lleguemos a la clínica, tenemos que ver a Dulce ella es la que sabe cuántas citas de estética canina hay para hoy.No debíamos cargar la mano con eso, entre todos hacíamos el trabajo, pero Dulce era la que llevaba la voz cantante, los tiempos del aseo de los pacientes era medido, así que esperaba que no
Jen SaldañaMiami–Hola Jen, qué bueno que Emiliano y tú están desde más temprano hoy – Agradecía Luz Mary – Es que tengo un problema gigantesco.Luz Mary, se separó del abrazo y sus lágrimas estaban bajando por sus mejillas, no quería que me contagiara más la depre que traía. Burbuja iba a estar bien, se lo podía asegurar.–Hola Luz Mary, ya me ha dicho Emiliano ¿Qué tiene Burbuja? Y ¿Dónde está para revisarla?–No es Burbuja, Jen pero si necesito que me revisen a mi sobrino Maximiliano el rey de la casa de mi hermano.Era un canino precioso y muy obediente, ya me habia tocado atenderlo antes para una revisión de rutina, pero mi cuñada estaba desconsolada.–Ya lo recuerdo, ¿Max el rey, el perro ese bonito, el bóxer? – Le hice saber que sabía de quién se trataba – Claro que lo podemos revisar, ve por él.–Jen, ya está aquí dentro. Lo he metido un momento en el otro consultorio en el que tenemos vació, le decía a Luz Mary que ahorita lo revisaríamos.Tomé una libreta que destinaba para
Jacob SmirnoffNew YorkNos estaba esperando una limusina en color blanco, con un chofer y un hombre de seguridad en uniforme negro, abrieron la puerta, primero entraron mi mamá y mi hermana y luego Boggi y yo y por ultimo mi padre. Nos predecía una camioneta negra y en la parte de atrás otra igual. Sí, contábamos con guardaespaldas las 24 horas, yo era el que viajaba por la vida sin protección.No mucha gente me relacionaba con mis padres y hermanos, siempre me habia manejado bajo perfil y me habia funcionado de las mil maravillas. Pero mis padres no estaban de acuerdo. Que me debía mostrar al mundo por lo que era, por lo que habíamos hecho por el bien de los demás. Pero no le veía el caso, me gustaba que la gente se diera cuenta por ella misma, no ir divulgando el bien que habíamos hecho.–Jacob, hoy vamos a visitar a los abogados de la constructora, ¿Te acuerdas de ellos?–Sí papá, a los señores Kewlyn, he hablado con ellos en estos días, por el contrato de la franquicia aquí en ne
Jacob SmirnoffNew YorkMamá me sonríe y estoy seguro que ya se está imaginando toda la escena, yo no habia llevado a ninguna novia a la casa, aunque sabían que de vez en cuando salía con amigas, no habia estado en una relación formal como para eso, pues llevar a alguien a casa significaba.– ¿Quién es hijo, la conocemos? – Preguntó mamá.–No mamá, es alguien ajena a nuestro círculo social. – Aclaré de inmediato.Por todo lo que se movía a nuestro alrededor iba a representar una dificultad bastaste mayor de parte de papá, pero en esto no se mandaba y si estaba pensando en imponerme a alguien, ahí si lo iba a desobedecer en rotundo. Mi corazón ya le pertenecía a Jen al 100 por ciento de eso no tenía ninguna duda, nada ni nadie podía intervenir en eso. Y era algo que dejaría bien claro desde el principio.–Bueno, eso no es ningún problema, desearíamos conocerla. – Demandaba mamá.–Sí, hermanito, a mí también me encantaría conocer a tu futura novia. – Su aprobación me daba ánimos para se
Jen SaldañaMiamiPasaron varios días en los que me estaba sintiendo demasiado mal por la depresión tan fuerte que estaba sintiendo y la verdad es que, tenía que sobreponerme porque no me quedaba de otra. Jacob no volvería a mi lado y yo sola me torturaba esperando verlo en línea cuando abría el chat de sus mensajes pero todo era inútil. Era una repetición de lo mismo y siempre con el mismo resultado.Él no estaba más y tenía que dejarlo ir a como diera lugar. Estábamos en la clínica y al no haber en ese momento consultas para mí, le ayudaba a Dulce a bañar a un San Bernardo de uno de nuestros clientes más antiguos, se dificultaba la tarea por ser de buen tamaño.–Hola prima, te ayudo a bañar a Glenn – Le dije a Dulce – Veo que estás un poco atareada con él.–Hola Jen, gracias prima. Te vas air al cielo este perro es demasiado inquieto y no se deja amar por mí para bañarlo – Dulce lo abrazaba y Glenn se negaba – Pero ve como lo quiero amar y se niega.Habían animales que no les gustab
Jen SaldañaMiamiDulce y yo nos quedamos viendo resignadas, sabiendo cómo era y como había sido siempre Emiliano. Era de lo peor, nunca ahorraba dinero y no sabíamos a dónde iba todo lo que se ganaba en la clínica que incluso más que yo era a veces, pues él por ser hombre todas las chicas que traían mascotas quería ser atendidas por el guapo doctor de la clínica.–Está bien Emiliano, te vamos a invitar por esta vez y sólo por esta vez – Le dijo Dulce – Aprende a administrar tu dinero.–Si lo administro, pero también tengo mis gastos. – Se defiende Emiliano.Yo pienso más bien que se los gasta en la novia que tiene, desde que empezó a andar con ella, nunca tiene dinero, está bien que la consienta, pero no puede ser que todavía no estamos a finales de mes y él ya está sin dinero. Lo bueno era que habíamos recibido buenas propinas y con eso nos alcanzaba para los tres.–Sí Emiliano, estás de suerte porque necesito salir a la vida de nuevo que no todo es estar llorando por Jacob. – Querí
Jen SaldañaMiamiDesperté en un consultorio médico sin saber bien lo que me había ocurrido o pasado, me sentía muy mal y me daba vueltas la cabeza, ni siquiera hice el intento por levantarme, porque estaba segura que no lo podía hacer y que caería de regreso a la camilla. De pronto la imagen borrosa y distorsionada de Dulce se manifestó ante mis desconcertados ojos.–Jen, prima hasta que reaccionas – Dijo Dulce al borde del llanto – Por favor dime, ¿Cómo te sientes?Tocó mi cara y mi frente como comprobando a ver su tenía fiebre, pero ni siquiera tenía algún síntoma de eso. Yo solo tenía la necesidad de irme a mi casa, salir de aquí de una buena vez.–Dulce, ¿Dónde estamos? No me acuerdo de nada – Reconocí apenada.–Jen, estábamos en el cine y te desmayaste prima. Emiliano y yo te trajimos a consulta médica e incluso ya te revisó la doctora.–En serio prima no era necesario, me desmayé seguramente por tantas cosas que me pasaron en estas últimas semanas y ¿Dónde está Emiliano?–Él es
Jen SaldañaMiamiNo quería rechazar su oferta, porque era ya una costumbre que teníamos los tres de ver su programa juntos, pero esta vez sí les iba a fallar. También porque mis padres empezaban a dar opiniones de cómo y no se debía hacer lo que hacían los concursantes y siempre me preguntaban a mí para ver de qué lado estaba y hoy la verdad, no quería ni hablar.–Lo siento, papá, por hoy paso del programa – Dije bostezando – Tuve un día terrible y muy cansado en la clínica y solo quiero subir a ponerme el pijama y dormir.–Te entiendo perfectamente, Jen, pero en tal caso. Vamos a cenar algo y luego te vas a dormir – Dice mi mamá. – sabes que no me gusta todo eso de que te andes malpasando, porque si te duermes ya no te vas a levantar para cenar.–Está bien mamá.Mi mamá hizo algo de cena rápido, unos molletes y una salsa de pico de gallo la cual me cayó muy bien. Tenía demasiada hambre y después de eso, ayudé a lavar los trastes y de nuevo sentí un mareo. Afortunadamente mis padres