Jen SaldañaMiamiPasaron varios días en los que me estaba sintiendo demasiado mal por la depresión tan fuerte que estaba sintiendo y la verdad es que, tenía que sobreponerme porque no me quedaba de otra. Jacob no volvería a mi lado y yo sola me torturaba esperando verlo en línea cuando abría el chat de sus mensajes pero todo era inútil. Era una repetición de lo mismo y siempre con el mismo resultado.Él no estaba más y tenía que dejarlo ir a como diera lugar. Estábamos en la clínica y al no haber en ese momento consultas para mí, le ayudaba a Dulce a bañar a un San Bernardo de uno de nuestros clientes más antiguos, se dificultaba la tarea por ser de buen tamaño.–Hola prima, te ayudo a bañar a Glenn – Le dije a Dulce – Veo que estás un poco atareada con él.–Hola Jen, gracias prima. Te vas air al cielo este perro es demasiado inquieto y no se deja amar por mí para bañarlo – Dulce lo abrazaba y Glenn se negaba – Pero ve como lo quiero amar y se niega.Habían animales que no les gustab
Jen SaldañaMiamiDulce y yo nos quedamos viendo resignadas, sabiendo cómo era y como había sido siempre Emiliano. Era de lo peor, nunca ahorraba dinero y no sabíamos a dónde iba todo lo que se ganaba en la clínica que incluso más que yo era a veces, pues él por ser hombre todas las chicas que traían mascotas quería ser atendidas por el guapo doctor de la clínica.–Está bien Emiliano, te vamos a invitar por esta vez y sólo por esta vez – Le dijo Dulce – Aprende a administrar tu dinero.–Si lo administro, pero también tengo mis gastos. – Se defiende Emiliano.Yo pienso más bien que se los gasta en la novia que tiene, desde que empezó a andar con ella, nunca tiene dinero, está bien que la consienta, pero no puede ser que todavía no estamos a finales de mes y él ya está sin dinero. Lo bueno era que habíamos recibido buenas propinas y con eso nos alcanzaba para los tres.–Sí Emiliano, estás de suerte porque necesito salir a la vida de nuevo que no todo es estar llorando por Jacob. – Querí
Jen SaldañaMiamiDesperté en un consultorio médico sin saber bien lo que me había ocurrido o pasado, me sentía muy mal y me daba vueltas la cabeza, ni siquiera hice el intento por levantarme, porque estaba segura que no lo podía hacer y que caería de regreso a la camilla. De pronto la imagen borrosa y distorsionada de Dulce se manifestó ante mis desconcertados ojos.–Jen, prima hasta que reaccionas – Dijo Dulce al borde del llanto – Por favor dime, ¿Cómo te sientes?Tocó mi cara y mi frente como comprobando a ver su tenía fiebre, pero ni siquiera tenía algún síntoma de eso. Yo solo tenía la necesidad de irme a mi casa, salir de aquí de una buena vez.–Dulce, ¿Dónde estamos? No me acuerdo de nada – Reconocí apenada.–Jen, estábamos en el cine y te desmayaste prima. Emiliano y yo te trajimos a consulta médica e incluso ya te revisó la doctora.–En serio prima no era necesario, me desmayé seguramente por tantas cosas que me pasaron en estas últimas semanas y ¿Dónde está Emiliano?–Él es
Jen SaldañaMiamiNo quería rechazar su oferta, porque era ya una costumbre que teníamos los tres de ver su programa juntos, pero esta vez sí les iba a fallar. También porque mis padres empezaban a dar opiniones de cómo y no se debía hacer lo que hacían los concursantes y siempre me preguntaban a mí para ver de qué lado estaba y hoy la verdad, no quería ni hablar.–Lo siento, papá, por hoy paso del programa – Dije bostezando – Tuve un día terrible y muy cansado en la clínica y solo quiero subir a ponerme el pijama y dormir.–Te entiendo perfectamente, Jen, pero en tal caso. Vamos a cenar algo y luego te vas a dormir – Dice mi mamá. – sabes que no me gusta todo eso de que te andes malpasando, porque si te duermes ya no te vas a levantar para cenar.–Está bien mamá.Mi mamá hizo algo de cena rápido, unos molletes y una salsa de pico de gallo la cual me cayó muy bien. Tenía demasiada hambre y después de eso, ayudé a lavar los trastes y de nuevo sentí un mareo. Afortunadamente mis padres
Jacob SmirnoffNew YorkAl día siguiente, después de haber pasado todo el día de junta en junta, me encontraba con la sorpresa de que no me quería levantar de la cama por más que lo intentaba y cuando por fin lo pude hacer, tuve que ingresar corriendo al cuarto de baño, las náuseas se estaban apoderando de mí, el estómago lo sentía revuelto y me acordé que en la noche no habia probado bocado. Y por más que intentaba sacar algo de mi estómago, simplemente no salía nada.No me explicaba el porqué del malestar estomacal. Le pediría algo a mamá, ella siempre cargaba con su botiquín de primeros auxilios por si pasaba algo. Salgo de la habitación y toco a su puerta, la suite era para cuatro personas, por lo tanto cada uno tenía una individual. Abre la puerta y me mira con sorpresa.–Jacob ¿qué te pasa, hijo? estás muy pálido.Mi madre de inmediato se acercó a mí y me tocó la frente, era la reacción de la mayoría de las personas, comprobar si no se tenía alta la temperatura, pero eso solo se
Jacob SmirnoffNew York–No seas rencoroso, hijo.Apenas escuché que dijo mi madre al ver que no le respondí a eso último que dijo. Algo tan simple lo engrandecían, eran muy ilógicos, si su eslogan era el de siempre apoyar a la familia.Al salir de la suite, me dirigí al consultorio, en el camino estuve a punto de caer, de repente me dio un mareo que me tuve que sostener de una maceta a la salida, esperé a que se me pasara el mareo y avancé decidido. Nada me iba detener, saldría de la consulta y terminando la junta me regresaría al hotel. No tenía que estar aguantando la cara de los demás miembros de mi familia.Llegué al consultorio, me pidieron los datos de en qué habitación estaba, si podía decirle el número de teléfono de algún miembro de mis familiares en caso de que lo necesitaran. Luego de dar los datos a los cuales tenía acceso me hicieron pasar con el doctor, Jason Miller.–Buenos días joven, Jacob Smirnoff ¿en que puedo ayudarlo?–Buenas días, Doctor, vengo a la consulta, po
Jen SaldañaMiamiAl día siguiente, me levante muy temprano, dulce no se habia aparecido y no quise molestarla tan temprano, así que fui con Emiliano a hacerme los análisis que me había mandado a hacerme la doctora. Estaba muy nerviosa, pues era una miedosa de las agujas, pero esta vez no sentí nada y pudieron hacer rápido su trabajo y cuando salimos después que me tomaran las muestras, Dulce me llamó.–Hola prima ¿Cómo estás?, ¿Cómo sigues? – Me preguntó Dulce – Te llamo porque no pude ir a tu casa por ti para acompañarte a lo de los análisis y espero que hayas ido a sacártelos prima, es muy importante.Al hacerme esta pregunta la noté diferente, al parecer algo le había pasado, mi prima nunca falta a una de nuestras citas y menos tratándose de la salud de alguna de las dos.–Hola prima, claro que vine y estoy bien gracias. De hecho voy saliendo y Emiliano me acompañó, pero te escucho rara ¿Estás bien? – Le pregunté a Dulce – Me preocupas prima.–No prima, de hecho no podré ir hoy a
Jen SaldañaMiamiAfortunadamente tuvimos demasiado trabajo que hizo que se me pasara el tiempo rápido y cuando menos esperé ya eran las 2 de la tarde y Emiliano, entró a mi consultorio. Era demasiado oportuno, justo en el momento que lo necesitaba.–Hola Jen, para preguntarte ¿Quieres que pidamos algo de comer? O no sé si estés de ánimo para que vayamos a comer fuera. Se me antojaron unas tostadas de ceviche o un coctel de camarón.–Hola Emiliano, hemos tenido muchas consultas y sí quisiera salir a comer algo pero la verdad, tengo miedo. Ya son las 2 de la tarde y ya deben de estar los resultados en mi correo ¿Podrías checar por favor si ya están?–Claro que sí, ¿Has dado el correo de aquí de la clínica? Para abrir y ver si ya están, Jen.–Sí he dado este, el personal no lo uso mucho y por lo mismo no recuerdo ni la contraseña.–Déjame ver entonces, Jen –Dijo Emiliano.Abrió mi correo en la computadora que teníamos en el consultorio y se puso a buscar si estaba ahí algún correo del l