Jacob SmirnoffNew YorkAl día siguiente, después de haber pasado todo el día de junta en junta, me encontraba con la sorpresa de que no me quería levantar de la cama por más que lo intentaba y cuando por fin lo pude hacer, tuve que ingresar corriendo al cuarto de baño, las náuseas se estaban apoderando de mí, el estómago lo sentía revuelto y me acordé que en la noche no habia probado bocado. Y por más que intentaba sacar algo de mi estómago, simplemente no salía nada.No me explicaba el porqué del malestar estomacal. Le pediría algo a mamá, ella siempre cargaba con su botiquín de primeros auxilios por si pasaba algo. Salgo de la habitación y toco a su puerta, la suite era para cuatro personas, por lo tanto cada uno tenía una individual. Abre la puerta y me mira con sorpresa.–Jacob ¿qué te pasa, hijo? estás muy pálido.Mi madre de inmediato se acercó a mí y me tocó la frente, era la reacción de la mayoría de las personas, comprobar si no se tenía alta la temperatura, pero eso solo se
Jacob SmirnoffNew York–No seas rencoroso, hijo.Apenas escuché que dijo mi madre al ver que no le respondí a eso último que dijo. Algo tan simple lo engrandecían, eran muy ilógicos, si su eslogan era el de siempre apoyar a la familia.Al salir de la suite, me dirigí al consultorio, en el camino estuve a punto de caer, de repente me dio un mareo que me tuve que sostener de una maceta a la salida, esperé a que se me pasara el mareo y avancé decidido. Nada me iba detener, saldría de la consulta y terminando la junta me regresaría al hotel. No tenía que estar aguantando la cara de los demás miembros de mi familia.Llegué al consultorio, me pidieron los datos de en qué habitación estaba, si podía decirle el número de teléfono de algún miembro de mis familiares en caso de que lo necesitaran. Luego de dar los datos a los cuales tenía acceso me hicieron pasar con el doctor, Jason Miller.–Buenos días joven, Jacob Smirnoff ¿en que puedo ayudarlo?–Buenas días, Doctor, vengo a la consulta, po
Jen SaldañaMiamiAl día siguiente, me levante muy temprano, dulce no se habia aparecido y no quise molestarla tan temprano, así que fui con Emiliano a hacerme los análisis que me había mandado a hacerme la doctora. Estaba muy nerviosa, pues era una miedosa de las agujas, pero esta vez no sentí nada y pudieron hacer rápido su trabajo y cuando salimos después que me tomaran las muestras, Dulce me llamó.–Hola prima ¿Cómo estás?, ¿Cómo sigues? – Me preguntó Dulce – Te llamo porque no pude ir a tu casa por ti para acompañarte a lo de los análisis y espero que hayas ido a sacártelos prima, es muy importante.Al hacerme esta pregunta la noté diferente, al parecer algo le había pasado, mi prima nunca falta a una de nuestras citas y menos tratándose de la salud de alguna de las dos.–Hola prima, claro que vine y estoy bien gracias. De hecho voy saliendo y Emiliano me acompañó, pero te escucho rara ¿Estás bien? – Le pregunté a Dulce – Me preocupas prima.–No prima, de hecho no podré ir hoy a
Jen SaldañaMiamiAfortunadamente tuvimos demasiado trabajo que hizo que se me pasara el tiempo rápido y cuando menos esperé ya eran las 2 de la tarde y Emiliano, entró a mi consultorio. Era demasiado oportuno, justo en el momento que lo necesitaba.–Hola Jen, para preguntarte ¿Quieres que pidamos algo de comer? O no sé si estés de ánimo para que vayamos a comer fuera. Se me antojaron unas tostadas de ceviche o un coctel de camarón.–Hola Emiliano, hemos tenido muchas consultas y sí quisiera salir a comer algo pero la verdad, tengo miedo. Ya son las 2 de la tarde y ya deben de estar los resultados en mi correo ¿Podrías checar por favor si ya están?–Claro que sí, ¿Has dado el correo de aquí de la clínica? Para abrir y ver si ya están, Jen.–Sí he dado este, el personal no lo uso mucho y por lo mismo no recuerdo ni la contraseña.–Déjame ver entonces, Jen –Dijo Emiliano.Abrió mi correo en la computadora que teníamos en el consultorio y se puso a buscar si estaba ahí algún correo del l
Jacob SmirnoffNew YorkPensé que ya me sentía mejor cuando me fui a la junta al día siguiente, pero sin lugar a dudas la cabeza me dolía mucho, me dolía la garganta y el estómago me daba vueltas. De repente empecé a ver borroso y me despabilé moviendo la cabeza de un lado al otro. Me estaba costando permanecer con los ojos abiertos.La junta transcurría con normalidad y por mi mente pasaba la imagen de Jen, recordaba sus besos, sus palabras, sus caricias y mi mente viajó en ese momento a nuestra primera entrega de amor cuando tomé su virginidad y se la arrebaté ¿Dónde estarás mi amor? Y ¿Qué estarás haciendo? Pensaba en mi mente, hasta que Matthew Morgan me volvió al asunto de la junta.–Jacob, entonces ¿Estás de acuerdo con el diseño de los albergues que la empresa ha hecho? Me interesa saber si estás de acuerdo con los planos del proyecto – Preguntó Matthew Morgan – Por favor, si tienes alguna duda o sugerencia al respecto, házmela saber ahora. Siempre se pueden modificar los plano
Jacob SmirnoffNew YorkNo se habían enterado de lo que me habia pasado al salir, que si me hubiera salido solo, me hubieran encontrado tirado en el suelo, desmayado. Ni siquiera se habían enterado de como estuve soportando durante toda la junta.–Toma hijo el agua por favor – Me dijo mi mamá – Te va a hacer bien.Tomé el vaso de sus manos, pues ella también estaba nerviosa por mi desvanecimiento, pero ya me sentía un poco mejor. Ya no habia de que preocuparse. Llevé el vaso a mis labios y tomé un pequeño sorbo, por lo menos para mojar mi boca reseca.–Gracias mamá.Mi mamá miraba a mi papá quién se extrañó de las atenciones de mi mamá para conmigo, pues habia regresado con mucha celeridad, así que su curiosidad no pudo con él.–Mujer, ¿Qué pasa con Jacob? – Preguntó mi padre – No sé ve nada bien y tú te ves peor y hasta le has traído agua ¿Por qué siempre soy el último de la familia que se entera de las cosas?Bueno nadie estaba enterado de lo que me habían dicho en la consulta, si e
Jen SaldañaMiamiEse día se me pasó terriblemente lento y fatal en la clínica. Después de conocer mi triste realidad por un lado, pero feliz por el otro. A pesar de que no me ví casada nunca tan joven y menos con hijos, lo cierto era que desde que supe que Luz Mary estaba embarazada de mis sobrinos yo me volví loca de amor por ellos y amé a ese par de hombrecitos desde el día que llegaron a este mundo y se convirtieron en la luz de mi vida.Desde el momento en que tuve en mis brazos a mis sobrinos recién nacidos lo supe, que aunque no fuera la esposa de nadie, aunque no estuviera compartiendo mi vida con nadie, sí quería ser la madre de alguien algún día y estaba ahora a punto de serlo, madre soltera, pero madre al fin y al cabo.Lo que nunca pensé fue que ese día ya había llegado y a pesar de que sabía que en mi casa la tormenta que se venía era peor que un tsunami, tenía que enfrentar la realidad que ya tenía encima que iba a ser madre y madre soltera pero de algún modo ese ser her
Jen SaldañaMiamiTenía razón, cuando se notara ya sería demasiado tarde para dar explicaciones, ahora era cuando debía salir a luz la verdad.–Así es Emiliano y la gran ventaja que tengo es que mi familia es muy religiosa y no se opondrán por ningún motivo a que tenga a mi bebé y eso es lo mejor de todo que no sugerirán ni por error que me deshaga de él.Lo malo era la otra cuestión, que no habría boda, ni siquiera por el civil, de eso si me esperaba una gran regañada y buena reprimenda.–En eso tienes razón Jen y yo lo voy a querer mucho, será mi sobrino o sobrina y aunque no es la situación ideal, mi mamá dice siempre que un bebé siempre trae bendiciones a quién lo espera.–Sí también eso dicen en mi casa, pero bueno. – Era algo ilógico tratándose de mí. – Vamos a cerrar y nos vamos a mi casa.–Sí Jen, vamos a cerrar. – Aceptó mi sugerencia.Cerramos la clínica Emiliano y yo, después de eso nos fuimos a tomar un taxi para irnos a mi casa. No quería caminar demasiado porque no sabía