Capítulo 34
Justo cuando Isabella estaba a punto de enseñarle una lección a Dafne, escuchó que alguien estaba llamando a la puerta. Era Rodrigo, el asistente de Hans.

—Señorita Pizarro, mi jefe tiene algunas preguntas para usted. Él está esperando en el auto en la puerta del hotel.

Isabella rápidamente retiró su mano y cruzó los brazos, mirando a Dafne con expresión arrogante:

—Ya que Hans me busca, me voy primero.

Después de que Isabella se fue, la puerta de la suite se quedó abierta. Rodrigo dijo en la puerta:

—Señorita Dafne, esta es la ropa que el jefe te compró. La dejó en una bolsa junto a la puerta.

—Bueno, gracias.

Después de colocar la bolsa, Rodrigo se volteó y se marchó.

Dafne, envuelta en una bata de baño, fue a recoger la bolsa de ropa. Su ropa había quedado destrozada la noche anterior y no podía volver a ponérsela. Al levantarse de la cama, sus piernas se debilitaron y casi pierde el equilibrio. Al recordar lo atrevida que había sido la noche anterior, su rostro se sonrojó.

Después
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