Inés percibía que algo no iba bien, pero no podía evitar contestar la llamada de Darío. Porque si ella no la contestaba, se confirmaría su delito de secuestro. Después de varios segundos de vacilación, decidió contestar la llamada y dijo en un tono muy tranquilo:—¿Hermano?—Inés, ¿dónde llevaste a la hija de Dafne? —interrogó Darío.Inés intentó negarlo:—¿Qué…? No lo hice…—Deja de mentir, ¡hemos revisado las grabaciones de las cámaras de seguridad! No hagas tonterías, rápido, ¡dime dónde estás!—Estoy en el Hospital San José…***Pronto, todas las personas llegaron apresuradamente al hospital.Al ver a Dafne, Esperanza se soltó del agarre de Inés y corrió hacia Dafne. Exclamó:—¡Mamá!Dafne la abrazó con mucha fuerza, mientras lágrimas fluían incontrolablemente por su cara, liberando todas las emociones de inquietud y preocupación reprimidas. Dijo mientras examinaba a Esperanza:—¿Cómo pudiste salir de casa sola? Me preocupé muchísimo por ti... Afortunadamente, te encontré... ¿Estás
Dafne observaba la pequeña figura corriendo alegremente hacia el otro lado. Había imaginado esta escena muchas veces y había intentado a construir innumerables barreras emocionales para protegerse. Sin embargo, cuando la escena se hizo realidad, sintió un agudo dolor sofocante en el pecho …Su corazón parecía envuelto en una bolsa de plástico gruesa y hermética, tan sofocante que casi se desmayaba. Finalmente, llegó un poco de aire, pero se dio cuenta de que eran miles de agujas finas las que penetraban la bolsa de plástico... Después de penetrar, comenzaron a pinchar su corazón, causándole un dolor agudo y una fuerte sensación de desamparo.El pequeño cuerpo chocó contra las piernas de Hans. Esperanza levantó la cabeza y lo miró, mientras le preguntaba:—¡Papá! ¿Vienes a recogerme a casa?Las pequeñas manos de la niña se aferraron a sus piernas. Fue entonces cuando Hans recuperó la compostura. Bajó la cabeza y miró con incredulidad la carita adorable. Él y Dafne, de alguna menara, ¿t
Celia acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja y dijo:—Soy una persona muy capaz, ¿cómo es posible que sea una tercera rueda?Al ver su narcisismo, Aarón se quedó sin palabras y rio suavemente.—¿De qué te ríes?—Incluso si eres capaz, solo serás la tercera rueda si quieres meterte en esta relación.Celia se quedó sin palabras y Aarón se la llevó.Todos los espectadores se marcharon, dejando a Dafne y Hans enfrentados.—Debes entender que no tienes el derecho a tener privilegios por ser la madre de mi hija.Dafne esbozó una leve sonrisa y respondió:—Entonces, señor Rivera, ¿me vas a expulsar? O, ¿Esperanza también no te importa Puedo llevarla a casa y seguir viviendo como antes…Dicho esto, Dafne se dio la vuelta y estaba a punto de irse con Esperanza.Era cierto que se había arrepentido, porque se dio cuenta de que no podía separarse de su hija.En ese momento, Hans agarró la muñeca de Dafne y la miró fríamente con sus ojos profundos:—¿Qué más puedes ofrecerle a Esperanza? ¿
Dentro del automóvil, Esperanza lloraba tan fuertemente que su rostro se volvió pálido. De repente, Hans se percató de la situación y rápidamente la tomó en sus brazos:—Esperanza, ¿qué te pasa?—Papá… Yo…Esperanza se aferró al pecho, respirando con mucha dificultad. Hans ordenó de inmediato:—¡Volvamos al hospital!***Dafne observó cómo se alejaba y desaparecía de su vista, borrosa por las lágrimas. Justo cuando casi perdió la esperanza, el automóvil volvió a aparecer repentinamente. ¡Se dirigía hacia el hospital! ¿Acaso algo andaba mal con Esperanza? Dafne se apresuró rápidamente hacia el hospital.***En el hospital, llevaron a Esperanza a la sala de emergencias.Cuando Dafne llegó apresurada, se dirigió de inmediato al médico:—Médico, Esperanza tiene un problema de la comunicación interauricular.—¿Por qué no se le hizo la cirugía cuando se descubrió el defecto?—Es que…Justo cuando Dafne se quedó sin palabras, Hans intervino con calma:—Entonces, por favor, haga la cirugía de
El hombre irradiaba un aura muy fría. El ambiente también se volvió gélido por unos segundos. Finalmente, Hans cedió:—Antes de que Esperanza sea dada de alta, espero que me expliques nuestra relación y que ella acepte la realidad.—De acuerdo.—¿Tienes alguna otra petición? —dijo el hombre con el rostro sombrío, pero aún cedió.Dafne pensó por un rato y dijo:—Aunque Esperanza es una niña muy abierta, un cambio repentino de entorno puede hacerla sentir insegura. Espero que puedas pasar más tiempo con ella, por ejemplo, contándole historias antes de dormir. Debes haber notado que le agradas mucho. Siempre ha deseado que su padre asista a las actividades de padres en su jardín de infantes, por lo que, en el futuro, espero que intentes no faltar a esas actividades. Y…Ella suspiró profundamente y añadió:—Además, entiendo que no quieres verme, sin embargo, quiero pedirte que me permitas verla una vez a la semana. Hemos vivido juntos apoyándonos mutuamente durante seis años, realmente no
—No tengo ninguna relación especial con Isabella. Ella tampoco es mi prometida.No se sabía por qué, Hans le explicó la situación. En realidad, no tenía la responsabilidad de explicarle sobre su situación emocional.Dafne asintió:—Entonces, Esperanza no sufrirá ninguna injusticia entre hermanos. Creo que serás un buen padre.En realidad, no solo sería un buen padre, también había sido un novio muy considerado. Sin embargo, ella no supo apreciarlo.Después de la conversación, ninguno de ellos volvió a decir nada.La operación de Esperanza no era muy complicada, pero tardaría bastante tiempo. La herida en el pecho de Dafne todavía no se había recuperado. Cuando intentó a alcanzar el auto de Hans, corrió tan rápidamente que su herida volvió a abrirse, lo que le provocó un fuerte dolor.Rodrigo se dio cuenta de su pálido rostro y se preocupó:—Señorita Dafne, ¿le duele la herida?—Tal vez corrí demasiado rápida antes y me duele un poco. Estoy bien —respondió Dafne con una mano presionando
—Muchas gracias, doctor.Esperanza fue llevada al pabellón privado mientras Dafne la cuidada a su lado.Hans se mantuvo de pie a un lado, sin poder brindar ninguna ayuda.—Señor Rivera, puedo quedarme aquí cuidándola. Si tienes trabajo pendiente, puedes irte primero. Si hay alguna novedad, informaré a Rodrigo —dijo Dafne.Creía que el hombre se marcharía sin dudarlo. Sin embargo, él se sentó en el sofá cercano, sin intenciones de irse, y dijo fríamente:—Esperanza es mi hija. No puedo dejarla sola en el pabellón. No soy una persona tan irresponsable.Dafne se sintió un poco desconcertada. ¿Este hombre la estaba reprendiendo? Se mordió el labio ligeramente, sintiendo la necesidad de explicarse:—En ese momento, arruinaste mi trabajo y ninguna compañía se atrevía a contratarme. Tuve que trabajar a tiempo parcial por las noches. Si no fuera por el estrés de sobrevivir, no la habría dejado sola en el hospital.—Entonces me estás culpando de haber arruinado tu trabajo?—No, solo quiero expl
—¿Tienes los dedos quemados cuando fumaste? —preguntó Dafne.Las marcadas quemaduras en los lados del dedo índice y pulgar de Hans eran muy obvias. Parecían ser una mezcla de quemaduras recientes y cicatrices antiguas.Dafne ya las había notado antes, pero en ese momento acababan de reunirse y la relación era demasiado intensa como para preguntar sobre esos asuntos. Aunque su relación no era buena en ese momento, al menos podían mantener una conversación tranquila.—No —respondió Hans con indiferencia y retiró su mano.Al ver que él no estaba dispuesto a revelar la razón, Dafne también decidió no preguntar más. Adaptarse a la situación era la habilidad más útil para ella en ese momento.Por la noche, cuando Hans regresó después de comprar comida, Dafne le entregó una crema para las quemaduras:—La obtuve del médico. Úsala si quieres, si no, puedes tirarla.—Toma la comida —dijo Hans fríamente, sin querer decirle una palabra más.Sin embargo, cuando Dafne estaba a punto de colocar la cr