Durante el trayecto hasta su departamento, Alfa le cuenta a Díaz todo lo que sucedió aquel día. Los labios del hombre se convierten en una línea fina y su expresión es absolutamente de querer matar a alguien.
Y por supuesto sabemos a quién.
-No puedo creer que ese idi0ta de Méndez se haya pasado por donde no le da la luz del sol todo tu esfuerzo para derrotar a esa gente – golpea el volante con rabia -. ¡Y todo por celos!
-Lo peor de todo no es eso en este momento, porque afortunadamente me dediqué a asegurar toda la información con el fiscal, le enviaba reportes diarios…
-¡¿Qué puede ser peor que eso?!
-Díaz, puede ser que esté embarazada.
El hombre frena de repente y Alfa agradece que no viniera un auto detrás de ellos, alcanza a poner su brazo en el tablero antes de terminar golpeándose allí.
-Dime que es una broma – le dice el hombre, asustado -.
-No pongas esa cara, por favor, tengo miedo… ¡Por prime
Antes de que pueda reaccionar, ya el infierno se comienza a desatar. Los cristales de su habitación revientan por los proyectiles que comienzan a entrar, se lanza al suelo y se arrastra para sacar una de las armas. Toma sus zapatos, se los coloca como puede y corre hacia la puerta escondida tras uno de los closets en el cuarto de lavado. Allí se coloca un chaleco antibalas, un pantalón de combate, una chaqueta y toma varias armas. -Ahora no es solo mi pescuezo el que tengo que proteger… - dice con la voz ronca por la decisión -. Cierra los ojos, respira dos veces y cuando vuelve a abrirlos, es esa mujer fuerte, a la que todos le tienen miedo y que no se cae con nada. Se ata el cabello en una cola alta, ajusta sus armas y ahora el que se le cruce, se arrepentirá. Sale de su escondite con la clara determinación de acabar con sus enemigos, porque ella es Alfa, la policía encubierta que dejó todo atrás para conseguir
Esas tres palabras, encerradas en una pregunta lo hicieron terminar de espantar toda la borrachera que se quiso meter a punta de vodka, corre a la cocina para preparase un café extra cargado, mientras trata de hablar con su amigo.-Su-supongo que sí, se fue hace casi una hora de aquí…-¡¿Y la dejaste irse?! – el regaño de Gerard lo hace saltar justo cuando saca una taza, que va a dar al piso -.-Sí… llegó aquí con el cuento de que está embarazada y que es mío, después de encontrarla con Matías medio desnuda…-Dan, tú no eres más bruto porque no te levantas más temprano – casi puede verlo con los dedos apretando el puente de la nariz -. Te espero aquí, tienes quince minutos para llegar o yo mismo te saco de tu estupidez.-Oye, espera… hay algo que no me estás diciendo. Yo n
Decir que los días después de eso se volvieron más tranquilos, sería mentira.Coussins no dejó de buscar a Alfa.Matías no dejó de buscar a Dawson.Dan no dejó de buscar a Keylen.El primero quería una explicación de por qué no se había subido al avión que no le costó nada pedir.El segundo, quería pedirle perdón y ver en qué podía ayudarla. Luego de todos los regaños que su hermana le dio, estaba más que arrepentido y quería protegerla, ya como una amiga, si no se podía como su mujer,Pero el tercero…A Gerard le tocó ver a su amigo como zombi, deambulando por la oficina, porque prefería estar allí esperando por noticias de su mujer, antes que estar solo en el departamento esperando lo mismo.No había un solo par de ojos que no
Keylen ni siquiera se molestó en preguntar dónde estaba Fall City o qué había pasado con el resto de los miembros de la organización.Sabía que Díaz tenía claro lo que se debía hacer cuando llegara este momento y confiaba en él a ojos cerrados. Así que solo se limitó a dejarse llevar en ese viaje en auto, que se hizo ameno, corto y cómodo.Nada de lo que había sucedido era tema de conversación, menos en este momento, que se encuentran en Orem, Utah, esperando a que un doctor pueda hacerle seguimiento a su embarazo.-¿Podremos saber qué es ya? – pregunta emocionado Jake -. Quiero saber si seré tío o tía.-En tu caso, da lo mismo el sex0 del bebé, vas a ser tía igual.-Oh no, soy muy macho, aunque no lo creas, solo… no me gustan las mujeres – Keylen se ríe y s
La vida para Keylen ahora es muy diferente, sí, pero mucho mejor también.Si tiene el corazón roto por Dan, no se le nota, porque su sonrisa a cada cliente que entra al Ranging River Café dice todo lo contrario. Su jefe la adora, porque llegó en el momento más oportuno para buscar trabajo y la aceptó con embarazo incluido, porque no se podía dar el lujo de perder a una chica tan vivaracha.-Hola, linda – le dice la señora Mains -. Hoy estás radiante.-Buenos días, señora Mains, ¿qué se le ofrece hoy?-Solo un café, por favor.-Ya se lo traigo – pero antes de que se vaya, la mujer la detiene y le entrega un paquete -. ¿Y esto?-Es un regalo para uno de mis tantos nietos postizos – le dice con alegría -. Espero que le guste a los dos, querida.-No tenía que molestarse, pero muchas
Esos meses sin saber nada de ella, estaban volviendo loco a Dan.Salir del departamento no era una posibilidad, ni comer o beber otra cosa que no fuera alcohol. Las cortinas cerradas no le dejan saber si en el infierno de afuera es de día o de noche, solo sabe que en ese dentro de su palacio vacío, la penumbra es la dueña.Su teléfono dejó de sonar hace varios días, porque se quedó sin batería.Excepto el de ella, ese se mantiene encendido, por si ella decide llamarlo allí. Pero todos sabemos que eso no va a pasar, hay cosas que no se pueden arreglar con una llamada.A lo lejos escucha unos golpes, unos gritos y luego un estruendo, pero si llegaron a matarlo, no hará nada al respecto, porque su cuerpo simplemente no responde.-¡Maldición!-¡James, llama al 911! ¡¡Este ya se murió!!-No seas tonto, John… sigu
En el mismo momento en que a Dan le dan el alta, Brigitte Abbot manda a preparar el avión para cuatro horas más, porque primero deben ir al departamento de Dan a buscar algunas de sus cosas.Cuando entran, ella se queda sorprendida de lo parecido que es el lugar a la casa familiar, pero no dice nada. Ayuda a su hijo a guardar ropa principalmente y algunas fotografías.Cuando Dan deja la maleta en el suelo, escuchan el timbre y su madre es quien va a abrir. Aunque su corazón ruega porque sea ella, su cerebro dice que no se haga ilusiones.Escucha las voces de sus amigos y sale a recibirlos, allí están Abraham, Gerard, James y John.-Vinimos a despedirnos – le dice Gerard -. Te traje un par de fotografías, solo espero que te gusten – se las extiende y Dan puede verse de la mano en una y del brazo en la otra, con ella, cuando se hizo pasar por otra persona para ir al compromiso de Ger
En el otro lado del país, Keylen estaba terminando su turno en la cafetería, cuando llega aquel hombre misterioso. Para ser un espía, era bastante dejado en sus quehaceres, porque no lo había visto desde hacía casi tres semanas.Jake le decía paranoica, pero ella sabía diferenciar entre esos extraños viajeros sencillos que iban y venían, y entre extraños que buscaban algo en particular, porque Fall City es una ciudad de paso famosa en el estado.El hombre se sienta cerca de la puerta y no le corresponde a ella atenderlo, así que se obliga a no mirarlo. Cuando el reloj marca las cuatro, deja su mandil colgado en la cocina y se va por sus cosas. Se despide de su jefe y sale de allí, sin percatarse de que el hombre está hablando por teléfono fuera del local.-No, aquí me gusta. Es un lugar de paso, pero tiene paisajes maravillosos. Pues no me interesa si te gust