Capítulo dieciséis
Vuelvo a la realidad con la cajera—Gracias por llamarlos y sacarlos de aquí, sentía que me ahogaba y perdón si no le preste atención, ahora ¿Cuánto es?—digo abriendo la cartera de Don Ricachón.
Sonríe con amabilidad—Son veintiocho dólares con treinta centésimos.
Ven por que me gusta comprar en baratillos, esto esta barato y bonito, elegante y lo mejor de todo es que son ropas de marca a buen precio. Abro a billetera y lo primero que veo son cantidades enormes en un solo papel. Esperen un momento, ¿Este hombre solo tiene billetes de cien y quinientos?
Reviso los bolsillos extras y solo encuentro un montón de targetas de crédito.
¿Con qué clase de extraterrestre me he encontrado?
Es una perso
Capítulo diecisieteTodos los mosaicos en el suelo se llenan de sangre. Lo jalo y me empuja.Ah si.Lo jalo y lo empujo, el gira hacia mí enojado y frunzo mis cejas—Te calmas y te metes ahí adentro, muevete, ¡ya!—mi cara roja debe estar dando un buen espectáculo para todo el país, volteo a los paparazzi—Y en cuanto a ustedes, pueden dejar de molestar a los demás, todos tienen una privacidad y a ustedes no les gustaría que cuando esten en sus casas de la peor forma le tomen fotos ni mucho menos estar diciendo cosas sin sentido.Abro la puerta de auto y me monto.—La culpa la tuviste tú, te hubieses escondido hasta que yo estuviera ahí, pero no—ahora soy yo.Él creé que me voy a dejar mandar—MIRA TÚ NO ME VENGAS A D
Capítulo dieciochoTomo la mochila y la sigo hasta llegar al ascensor donde preciona el tercer botón y este desciende haciéndome marear. Nunca me acostumbraré a los ascensores. Se abren las puertas y me voltean a mirar más de treinta adolecentes.—Aquí es donde darán las instrucciones para el concurso —y se va dejándome ahí, camino con cierto recelo hacia todos y presto atención a lo que dice el señor y señora de al frente.—Bueno, si están aquí es porque ustedes son los mejores de sus instituciones, cabe decir que la competencia empezará mañana y será una prueba diagnóstica y ahí sacamos quién está preparado y quien no, ahora como son las seis de la tarde los vamos a juntar para dormitorios—buscan una lista y empiezan llamando uno por uno hasta que escucho m
Capítulo diecinueve—Sara—escucho una voz a lo lejos—Sara, levántate son las seis y a las siete tenemos que estar en los estacionamientos—siento algo caliente encima mío y abro los ojos de par en par.—Paola, por favor, yo soy rápida para bañarme y alistarme, entra tu primero—la tiro al otro lado de la cama y me volteo dándole la espalda tapándome de pies a cabeza con la colcha.—Esta bien, pero será tu culpa si luego nos... —su voz se va apagando, espero que terminé la oración y lo que escucho son ronquidos y una respiración fuerte.Me destapo y salgo de la cama, entro al baño y me subo el pantalón de pijama para no mojarlo con el agua que cae, abro el grifo y lleno de agua el platito donde se pone el jabón y corro hacia ella.
Capítulo veinteEn los estacionamiento están todos esperando como ayer. Paola y yo bajamos—Gracias—el señor asiente y yo cierro la puerta corriendo para colocarme con Paola en la fila y subir escaleras.Al final está la secretaria de él—Buenos días, síganme, por favor —caminamos detrás de ella manteniendo el orden de la fila y llegamos a una sala con sillas separadas distancialmente, en cada una de éstas hay una hoja, un bolígrafo, un lápiz y un borrador—Pueden ubicarse donde gusten y cuando salgan van bajando por donde llegaron —todos asentimos —el hiace estará listo y no se moverá de nuestra planta. Sin más que decir les dejo a su profesor Santiago para que de reglas—lo señala y empieza a caminar con paso decidido hacia la salida.—Chicos, de esto fue de lo q
Capítulo veintiuno—¿Tú no comerás? —pregunto ahora si alzando mi mirada para observarlo directamente a los ojos.Suspira —claro que sí—su voz gruesa y seductora hace que pase esa corriente por mi cuerpo de nuevo —estoy esperando mi comida.—Oh, bueno.El silencio incómodo se hace presente y el decide romperlo-¿No comerás?—No hasta que la tu...—Señor Wade. Aquí está su almuerzo, buen provecho—su secretaría le tiende una bolsa gigantesca y se retira de nuestra vista.—¿Decías? —niego y abro la bolsa.La hora se pasa entre habladurías de parte de él hasta que dice algo que me sorprende —Tenemos que hablar con la tel
Capítulo veintidós—¿Tiene un mal temperamento siempre? Date la vuelta —hago lo que me dice y desde mi punto de vista puedo verlo hablando muy animado con otras barbies garrapatosas—Listo.Giro—Gracias y disculpa su comportamiento, su novia debe haberlo dejado con las ganas—nos reímos y llega Bryan.—¿De qué se ríen? yo también me quiero reír mis amores.—Sobre que dejaron al empresario con las ganas—veo a Bryan morderse los labios.—Yo puedo quitárselas—río con todas mis fuerzas, eso realmente me mato—Es de verdad —camina hacia su lugar de trabajo y solo quedamos el chico rubio y yo.—¿Por qué están aquí?Suspiro—Una historia larg
Capítulo veintitrésPov Wade¿Será que la embarré?Todo lo que dije es falso. Sé que actué mal en decir muchas cosas de las cuales me arrepiento, pero no importa porque tanto como ella y yo estamos destrozados.¿Por qué?Prácticamente me rechazo, eso a mí y a mi lobo Yoshua nos destrozo, sentimos nuestro mundo venir abajo cuando nos dijo eso.No soy sentimental, pero eso dolió.Decidí dejarla tranquila, al menos por mi parte, solo observarla en secreto es lo único que hace que no duela tanto.Debemos idear un plan para hacerle saber que estamos interesados.¿Sí, pero qué?No sé, ¿qué quiere una
Capítulo veinticuatroLe puse un chofer para que la llevara y trajera, tiene una casa regalada por mí, tiene mi atención, le compro comida, ropa, la pongo en uno de mis hoteles, tiene a la mejor guerrera de la manada, a un exelente maestro para el concurso, me tiene a mí, que más quiere para que se fije en mí.Siento a Natalia deslizarse por mi cuerpo y aunque su tacto es el de uno con deseo, no puedo evitar pensar que ella es la que me este haciendo esto.Cómo se movería, cómo lo haría, cómo empezaría, cómo me seduciría, cómo sería si su piel ardiente tocará la mía.Una y otra vez, arriba, abajo, dentro, fuera, sientiendo esas sensaciones de más, más y cada vez más de placer—Ah. Dios, Sara—siento que se detiene y abro los ojos encont