Dave estaba tan confundido como Amaris.Aunque intentó comunicarse con su lobo en el transcurso y después del incidente, este tuvo dificultades para responderle… o tal vez no quería hacerlo.Fuese lo que fuese, Dave sabía que se había pasado. Entre ellos nunca se había llegado a un punto en el que Amaris realmente quisiera escapar de él, por lo general, era una relación de ida y vuelta llena de lujuria que consistía en que ella quería ser dominada y él le demostraba lo bien que la podía complacer.Su intención era que fuera un poco brusco, puede que también algo violento, porque a ella le encantaba eso, pero estaba preocupado de que la repentina aparición de su lobo y la brutalidad con la que la tomó fuera demasiado, incluso para Amaris.Él tenía miedo de que ella lo dejara…Que nunca volviera a mirarlo con esos hermosos ojos llenos de lujuria… por los que destruiría todo a su paso con tal de introducirse entre sus piernas.¿Y si habia arruinado todo entre ellos?Junto a la puerta del
‘Yo llamaría a esto escapar como un conejo asustado, en vez de hablar de ello’, dijo Maena furiosa. ‘Deberías asumir el papel que tomaste e intentar entender por qué reaccionó así. Los limites no se ponen solos, Amaris!'‘Ya basta Maena, no quiero discutir esto contigo' le contestó Amaris con desdén.'¿No? Pues mala suerte porque vas a oír lo que te tengo que decir, quieras o no. Esto no es unilateral, Amaris, somos dos mitades, como Dave y su lobo' gritó Maena furiosa.‘Pero…' Amaris intentó objetar y, sin contemplaciones, fue interrumpida de nuevo.'¡Sin peros y sin excusas! No tienes ni idea Amaris, ¡no lo entiendes para nada! El lobo de Dave jamás ha visto la luz del día. Ha estado confinado y encerrado, asfixiado y sofocado por la oscuridad hasta que tú lo despertaste. Lo provocaste, despertaste su interés y él respondió' gritó Maena con furia. ‘Sin embargo, aunque él te dio lo que le pediste… le suplicaste… lo castigas y te niegas a aceptar sus intentos de arreglar las cosas…'A
'Si… Minerva estoy bien. Un id*ota que se metió en la carretera, eso es todo. De todas formas estoy en el centro… lo más probable es que sea uno de esos ad ctos…' Respondió Amaris con voz temblorosa.'Amaris, no cuelgues y tampoco abras la puerta…' Le advirtió Minerva, en un tono algo preocupado.'Minerva, no te preocupes, la verdad es que parece fuera de sí. Incluso yo podría moverlo y sacarlo del camino. No puedo dejarlo ahí'. Comentó Amaris mientras soltaba un suspiro fuerte.¿Alguna vez podría disfrutar de un día tranquilo? Aunque sea un par de horas.'Amaris, ¿estás loca? ¡¿No ves películas de terror?! No te conviertas en una futura víctima por amor de Dios. Solo… espera ahí, conduce o lo que sea, pero no salgas del m*ldito auto'. Me gritó Minerva enfadada por el altavoz.Amaris se rio un poco.'No soy una niña, Minerva, sé cuidarme sola, además, sabes que Maena no tolerará tonterías y estamos a media tarde. No pasará nada'.'Amaris, te estoy advirtiendo… los psicopatas no necesi
Minerva llegó una hora después de recibir el mensaje de Amaris donde le aseguraba que estaba bien. Metió la mano en el bolso y revisó su teléfono por si tenía más mensajes de ella, pero el buzón estaba vacío.Mientras miraba la pantalla sin mensajes nuevos, se mordió el labio y frunció el ceño, sintiéndose más nerviosa.‘Amaris, te juro por mi padre que si te has metido en problemas por ser tan ingenua y sin tener en cuenta tu propio bien…' Pensó enfadada mientras cerraba la puerta del auto y entraba a la cafetería.Después de coquetear un poco con el nuevo camarero y tomar su café, se sentó en la mesa de siempre y se quedó mirando por la ventana, esperando a Amaris.Entonces, pasaron cinco minutos, y luego diez…Minerva miró el reloj con impaciencia y volvió a marcar el número de Amaris. Al escuchar el buzón de voz, frunció el ceño y maldijo en voz baja. Había algo que no le gustaba. En un instante tomó una decisión y se levantó de golpe. Haciendo que la silla cayera detrás de ella
Dave había acudido a la reunión con el nuevo alfa con mucho retraso, pero, por suerte, tuvieron la gentileza de atenderlo.A veces, tener una reputación temible que le precedía, era una bendición disfrazada, aunque en muchas ocasiones se había preguntado por el cambio que se produjo en él desde que conoció a Amaris, es posible que se debiera a que ella sacó a relucir un lado más amable que nunca antes había podido mostrar.Ellos habían negociado los detalles más delicados de un acuerdo defensivo que beneficiaría a la manada más pequeña en comparación con Dave, sin embargo, también ampliaba sus alianzas un poco más.Tener el apoyo adecuado de una manada prominente era a menudo la diferencia entre el éxito y el fracaso cuando se trataba de expandirse a un nuevo territorio. A Dave no le interesaban las pérdidas a corto plazo que pudiera sufrir al proteger a las manadas vulnerables mientras establecían sus tierras y sus defensas, lo que más le importaba eran las recompensas a largo plazo.
'Dímelo todo otra vez, repítelo', gruñó Dave con impaciencia mientras Ben terminaba de cumplir sus órdenes y planificaba otras acciones.Ben tuvo una eficiencia increíble, ya que se conectó con los miembros de su propia manada y, a la vez, hizo llamadas telefónicas por toda la ciudad para pedir favores a sus aliados, en un empeño por recopilar más información.La desaparición de Amaris era un problema mayúsculo, y Dave, en cierto modo, se culpaba por su desaparición. Si hubiera podido controlar a su lobo un poco más, tal vez ella no se habría ido hoy con tanta prisa. Quizá todo se podría haber evitado.Minerva, impaciente, puso los ojos en blanco mientras caminaba de un lado a otro. Le lanzó una mirada fulminante, capaz de convertirlo en una estatua de sal.'Escucha, bolita de terciopelo. Te agradezco que trates de ser razonable y de intentar hallar pistas en mi breve interacción con ella mientras se la llevaban, pero, por mucho que yo cuente lo que aconteció, los pormenores de ese pe
Dave sopesó las palabras de Minerva. Por supuesto que tenía razón, y ya había hecho un trabajo minucioso en cuanto a buscar en los lugares en los que Amaris debía haber estado, si de veras había llevado al hospital a alguien que se le apareció frente a su auto.Al no hallar rastro de ella en ninguna de las imágenes de seguridad de los hospitales que habían visitado, ni en los estacionamientos, Dave le pidió un favor a un contacto que tenía en el sistema de administración de tráfico.Ben se dirigía a revisar las imágenes de seguridad mientras él estaba sentado aquí con Minerva, analizando cuál sería el próximo paso de ellos. Dave quería salir a buscarla, pero si ella lograba escapar y regresar a casa, no quería que la primera cara que viera fuera la de otra persona.Con solo pensar en esa posibilidad, su lobo emitió un gruñido posesivo, un sonido sordo en su pecho que no pudo evitar.Minerva le lanzó una mirada astuta, y sus labios mostraron una sonrisita. '¿Romeo, estás bien?'Dave a
'Como tu beta, siempre has tenido confianza en mí en relación con todo lo que has hecho. Dave. Te he servido bien y fielmente, y nuestra manada ha prosperado. Pero esta vez, tus decisiones me decepcionan y no encuentro palabras para realzar en su justa medida lo importante que es para mi saber con lo que estoy lidiando aquí, para poder continuar apoyándote de la mejor forma', dijo Ben, tratando de ocultar el dolor que había en su voz mientras hablaba.Dave no respondió de inmediato. Se limitó a mirar fijamente la expresión de dolor de su beta de confianza mientras pensaba cómo debía responderle.¿Cómo podría decirle que lo había mantenido deliberadamente al margen porque no sabía si podía confiar en él? ¿Cómo decirle que lo hizo porque no quería que sus sentimientos interfirieran con lo que Dave decidió que era lo correcto?Pero parecía que Minerva iba a ahorrarle la molestia de tener que herir el orgullo de su beta: ella le sonreía con un brillo en los ojos.'Relájate, cariño… Han pa