Con las Omega instalados cómodamente en sus habitaciones, Amaris dejó dos guardias afuera de cada una de sus puertas con instrucciones estrictas de no dejar entrar ni salir a nadie más que a ella o Dave.

Se dirigieron al vestíbulo de entrada en un silencio sombrío. El horror al que estas chicas habían estado sujetas durante un período de tiempo tan largo tardaría años en arreglarse. No podía creer que su padre pudiera haber sido tan impasible al respecto.

Era solo otro crimen más para agregar a la larga lista de transgresiones de Amanda y cuando llegó el momento de que ella respondiera por sus crímenes nuevamente, Amaris no le concedió la misericordia de una muerte rápida, tenía la intención de hacerla sufrir tanto como su pueblo había sufrido bajo su gobierno.

Los Ancianos se volvieron para saludar a Amaris con profundas reverencias y Amaris aprovechó este tiempo para buscar a Bartholomew, que se había colocado en una de las salidas del vestíbulo de entrada con un pequeño séquito