Probablemente por frustración me gruñiría y yo terminaría huyendo de su oficina sin hablar con él al respecto.

“Estamos en una situación grave. En caso de que no lo hayas notado, cada vez perdemos el control con mayor frecuencia. ¿Qué crees que pasará cuando perdamos el control cerca de Jax y Krystal?”, preguntó estridentemente.

Eso me hizo detenerme. “Nunca les haría daño”, recalco apasionadamente.

"¿Estás segura de eso?", pregunta exasperada. “Es posible que tú, como madre, no los ataques, pero ¿qué pasa con esa otra entidad? La versión salvaje de nosotras. ¿Puedes asegurarme honestamente que no te perderás cuando hagan algo que te enoje? Porque seamos sinceras. Son niños y seguramente nos presionarán. ¿Qué pasa cuando pierdes el control y atacas? Porque nos guste o no, nuestro detonante es la ira”.

Salgo del agua mientras pienso en ello. No podía mentirme a mí misma, así que tuve que admitir que no estaba seguro de que estuvieran seguros a mi alrededor. Me preocupaba por los dos