EnzoDesde que conocí a Cyrene Dagger hubo algo que despertó dentro de mí. Algo que creí que estaba muerto, o que nunca conseguiría. Al principio no estaba seguro de lo que era. Es que, ¿cómo es posible que una simple humana me hiciese sentir una conexión innegable? Como si la conociera de toda la vida.Ese día en el bar, me costó mucho trabajo separarme de ella, no sabía lo que me pasaba en ese momento, pero Connor me sacó de ahí por una urgencia, una que terminó pagando muy caro.Sin embargo, cuando la volví a ver en la noche, la atracción casi gravitacional que se metió en cada fibra de mi cuerpo, calando hasta los huesos, la necesidad de protegerla de todo; incluso de mí mismo y las ganas de poseerla de todas las formas posibles, me dejó descolocado por un buen rato.No soy capaz de decirle a mi manada, la moonvalley, que ella es mi luna.Ni siquiera yo mismo quiero aceptarlo. No solo porque es una humana, sino porque, además, es una cazadora de hombres lobo.El destino no podría
EnzoEl camino de vuelta a la manada es bastante silencioso. Supongo que Alarick está meditando la revelación que le acabo de decir. No es que me importe particularmente lo que piense, sin embargo, sé muy bien que esto lo cambia todo.Si me niego tanto como ella a aceptar el vínculo, muy pronto estaré tan débil como para que mi propio Beta intente tomar mi lugar.Un gruñido gutural quiere escapar de lo profundo de mi garganta, me siento ansioso y desesperado ante esta situación, de la cual no tengo ni la más mínima idea de cómo responder.Un kilómetro antes de que me acerque a la casa ya soy capaz de percibirlos a todos. A cada uno de ellos.Mis Beta; Adolph, Raff, Elijah, Xander, William y Sasha; los más poderosos después de Alarick en ese orden. Sé que cada uno de ellos me es fiel hasta el final. En especial Adolph, quien es mi tío, el hermano de mi padre.Y luego olfateo a los omega, los nuevos integrantes de la manada, inestables y un poco salvajes, pero también juguetones y ávido
Un toque incesante en la puerta me hace despertar de mi letargo con un fuerte dolor de cabeza. La luz del día entra por la ventana y me hace arrugar los ojos. Tengo una enorme resaca de la noche anterior y no puedo recordar nada.Vuelven a tocar con insistencia, entonces veo a Hailey levantarse e ir a abrir la puerta.—¿Es que no piensan levantarse? ¡Vamos ya! —grita Sam.—Cállate un poco, ¿sí? —digo con un quejido mientras intento sentarme en la cama. Tengo el cabello enmarañado.Recién siento el peso de todo el cansancio que he tenido en estos días.—Contigo precisamente quería hablar —responde en el mismo tono, ignorando mi pedido. Se abre paso dentro de la habitación de hotel, empujando a mi amiga en el proceso.—¡Ey! ¿Qué te pasa?—¿Acaso no la viste anoche cuando llegó? —cuestiona.—No, ya estaba dormida.Me gustaría saber qué se supone que va a reclamarme, pero la verdad es que no me acuerdo qué hice anoche después de entrar al bar.—¿De qué estás hablando ahora, Sam? —interrog
—Si confiesan quién de ustedes mató a Connor, prometo ser piadoso —habla Enzo, con aquella voz grave y profunda que hace vibrar todos mis sentidos. Los lobos de la manada contraria frente a él dan un paso hacia atrás. Sin querer; o quizá a propósito, él los está empujando hacia las trampas que plantamos. Me pregunto si será una mera casualidad o si él lo ha sabido todo este tiempo… El hombre que habló primero suelta una carcajada. —No sabemos quién es Connor ni de lo que estás hablando, nuestro motivo para estar aquí es otro. —¿Cuál es? —Escuchamos de buena fuente que tu manada representa un peligro para nuestra especie. Como sabes, ya no somos demasiados, y si hay manadas limitándose a aceptar solo licántropos por nacimiento, y evitando convertir a otros, eventualmente nos extinguiremos. Enarco una ceja sin comprender de lo que están hablando. No es una novedad para mí esa información. Solo puedes ser hombre lobo de dos maneras: por nacimiento o por mordida. Los que nacen con
EnzoNo sé que sentir ahora que ella se encuentra aquí. El hecho de que ha envenenado el ambiente y casi me deja sin aire para respirar, no significa nada en comparación a la angustia que me invade saber que se encuentra en peligro.Mi instinto me pide a gritos que la proteja, que la saque de aquí sin importar nada más, pero no puedo hacer eso. No puedo irme sin más y abandonar a mi manada, además, sé que ella no lo aceptaría.Me está mirando ahora con los ojos muy abiertos y la respiración acelerada. Estoy seguro de que hizo eso para intentar proteger a sus amigos cazadores, pero, aunque no tengamos luna llena, no significa que dejemos de representar una amenaza para ellos.—¿A qué te refieres? —pregunta luego de recuperar el aliento.Desde aquí soy capaz de ver cómo se ha dispersado la bomba del ambiente. Y mis subordinados ya han salido en busca de los cazadores. Los tres lobos principales de la otra manada siguen colgando de la trampa que pusieron.No supe que esos cazadores estab
Sé que Enzo está luchando contra toda su naturaleza al dejarme ir a mí y a Hailey, sin embargo, no puedo sentir empatía por él, porque también sé que, si no fuese por mí y lo que significa nuestra supuesta conexión, ya nos habría asesinado.Sus ojos azul brillante se pierden en la lejanía. Verlo irse en la oscuridad me duele por algún motivo. No quiero pensar en eso, no quiero pensar que una vez más he sido incapaz de acabar con él.Le disparé en la pierna para liberarme de su agarre, a sabiendas de que no lo lastimaría lo suficiente como para matarlo. Pude haberle disparado en el corazón y no se habría dado cuenta hasta que fuese demasiado tarde, pero no solo no pude; no quise hacerlo.El sol ya comienza a asomarse en el horizonte. No tengo ni la más mínima idea de dónde están los otros tres cazadores que venían conmigo. Solo espero que hayan podido salir.Por mucho que odie a Sam y los otros dos no me caigan tan bien, lo menos que deseo es su muerte.Arrastro a Hailey por el suelo h
Enzo sigue con su mano sobre mi boca y no parece dispuesto a liberarme. Me aprieta contra su cuerpo en ese pequeño espacio que parece ser un almacén. Está tan cerca que siento el calor de su cuerpo, tan solo de tenerlo así, ya me hace sudar.Como no lo veo dispuesto a soltar la mano de su boca, le doy una lamida que hace que él ponga cara de asco y la aparte.—¡Agh! ¡Eres como una pequeña bestia!—¡Ja! Mira quién lo dice —ataco—, ¿qué estás haciendo aquí?—Necesitaba asegurarme de que estuvieses a salvo.El hecho de que diga eso me hace temblar las piernas. ¿Por qué me importa lo que él sienta?—Curioso, cuando has sido tú en primer lugar el que me ha puesto en peligro.—¡¿Yo?! Te dije que te mantuvieras alejada, ahora por tu culpa tengo un Alfa y dos Betas sueltos en el bosque de Numore.—¿Sueltos? ¿Cómo que sueltos?—Cuando volvimos a tu trampa, ya no estaban.Siento que la sangre abandona mi cuerpo y me pongo pálida. Si han logrado escapar, entonces mis amigos están en serios prob
Enzo Cada vez me cuesta más obligarme a estar lejos de ella. A cada hora lucho contra el instinto dentro de mí que me dice que tengo que realizar el ritual del vínculo lo más pronto posible, o empezaré a ver las consecuencias de negarlo. Doy pasos agigantados para poner la mayor distancia entre el hospital y Cyrene. Todavía tengo el dulce aroma de su piel grabado en mi nariz, como un embriagador perfume que me vuelve loco. Anoche las cosas no habían salido demasiado bien. Acabe con gran parte de la manada, sí, pero todavía quedaron los tres más importantes, y lo peor de todo, es que habían escapado… Aún no me explico cómo. Cuando volvimos al lugar de la trampa después de que se escaparon los cazadores; o más bien, que los dejé ir; las sogas se encontraban cortadas, como si de un zarpazo se hubiesen liberado. Y no había rastro de ellos por ninguna parte. Me adentro en el bosque a toda velocidad, necesito llegar hasta mi manada y asegurarme de que estén a salvo. Sé que al menos los