Mat ríe emocionado al ver su transformación en un Alfa Supremo con una franja dorada que lo distingue. Luego, decide probar transformándose en la forma humana de Jacking y finalmente en su lobo. Está lleno de alegría cuando ve aparecer a Jacking frente a él.—¿Vas a dejar de jugar a transformarte, Mat? —pregunta Jacking.—¡No lo vas a creer, Jacking! —exclama Mat emocionado.—¿Qué no voy a creer? ¿Qué te ha puesto tan feliz? —pregunta Jacking, intrigado.—Jacking cuando llegué junto contigo al clímax, me convertí en Alfa Supremo.—¿Alfa Supremo? ¿Eso significa que puedes estar con nuestra Luna en tu forma de Alfa Supremo? —pregunta Jacking, sorprendido.—¡Sí, Jacking! Desde el principio puedo estar con ella como Alfa Supremo —responde Mat emocionado.—Pero Mat, nunca termines dentro de nuestra Luna, solo por precaución —advierte Jacking.—Lo sé, Jacking. Aunque creo que ahora podemos engañar a los dioses —dice Mat enigmáticamente.—¿Qué quieres decir, Mat?—Jacking, piensa en tu forma
Después de complacer a su Luna, de todas las maneras que ella le pidió, y de comprobar que su esencia de mitad en verdad no ha sufrido ningún cambio. Mat deja dormida a Isis y regresa a donde Jacking. Al llegar se lo encuentra volando alrededor de la cueva.—¿Cómo lograste hacer eso Jacking? —pregunta realmente intrigado, ya que a él le cuesta mucho mover las alas.—Fácil, me conecté con Balaur —contesta Jacking en lo que se posa a su lado. — Dale, vamos a intercambiar para enseñarte. Mat se queda en silencio por un momento observando a su humano. Luego lo abraza emocionado y al separarse le dice.—Gracias Jacking, eres la mejor mitad humana que podría desear. Nunca le estaré lo suficientemente agradecido a nuestra madre Yat, por concederme ser tu alma de lobo.—Yo también le estoy muy agradecido a ella y a ti, Mat —le devuelve el abrazo Jacking igualmente emocionado. —Nunca aceptaré otro lobo que no seas tú. ¿Cómo te fue con nuestra Luna?—Nuestra Luna quedó muy satisfecha. Duerme
Seth es el dios de la sequía y el desierto, hermano del dios Osiris y tío de Horus. Es muy temido y odiado por su cualidad de destructor. Seth el hermano envidioso, representa el mal. Reina sobre el desierto, creando devastadoras tormentas de arena. Es considerado un dios muy poderoso. Desde que Osiris e Isis se casaron, él estaba molesto. Por lo que ideó un plan para deshacerse de su hermano hasta que lo logró. Por tal motivo cuando Horus fue mayor lo desafío derrotándolo, y desterrándolo al desierto. Todas las veces que se han enfrentado con Horus, este siempre lo derrota. Pero esta vez a él no parece importarle, y ha contenido la gran llamarada que le ha lanzado Balaur a Thot. Al ver aquello, Horus desciende y se coloca delante de Balaur. Así como toda su manada se convierte en sus respectivos seres.—¡Seth, te lo advierto!—Grita Horus.—Horus, deseo ese dragón para mí— dice al tiempo que se engrandece.—¡Ese dragón me pertenece, acabo de domarlo y ni tú ni nadie me lo quitará!
Todo se ha detenido, la descomunal voz de Ra, el dios todopoderoso hace que todos se detengan. Pero Seth aprovecha ese instante y le da una fuerte estocada al Alfa Supremo convertido en Horus. Pero en ese momento aparece Balaur que le suelta una descomunal llamarada encima de Seth, al tiempo que sube a Horus en su lomo, da la vuelta y agarra a Seth con sus garras y se eleva desapareciendo con él en el cielo. Mientras en la manada, la diosa Isis se eleva y comienza a curar a todos los seres sobrenaturales heridos. Mientras el propio Ra recoge a las tropas de Seth y las desaparece.—Cuando termine quiero que me expliquen qué está pasando— ordena Ra, pero cuando va a desaparecer ve a Thot, Jepri y Kheper que tratan de pasar inadvertidos.—¡Ustedes tres!— Los señalaEllos se detienen en el acto y se giran despacio para luego inclinarse ante él que los atrae hasta tenerlos frente a frente.—Todopoderoso Ra— saludan inclinando la cabeza.—¿Me pueden explicar quién les dio autorización par
Mientras Amet en compañía de los demás lobos le causan grandes bajas a las tropas que los Adjule han logrado dividir al medio. La batalla es encarnizada. Ninguno de los dos bandos ceden, tampoco la batalla de Horus y Seth demuestra un claro vencedor.Por un momento, los lobos comienzan a retroceder, están siendo aniquilados por las tropas de Seth, un gran rayo retumba en el cielo y por él aparecen todas las mujeres de la manda La Mat Ra, al frente su Luna Suprema que le lanza una poderosa descarga a Seth, lanzándolo lejos de su Alfa. Merytnert y Héctor que se había quedado cuidándolas por orden del Alfa. Arremeten con una fuerte andanada de rayos y centellas contra Seth que trata de escarpar. Los hechiceros de luz convocados por Alex que los dirige, lanza la luz de Oru deshaciéndo a su paso con una enorme cantidad de las tropas de Seth. Horus se repone y va contra Seth asestándole un gran tajo en un hombro. Pero este le atraviesa una pierna con su lanza, Balaur lo levanta y lo al
A pesar de todos los esfuerzos, en la tierra estaban perdiendo la batalla. Los lobos comenzaban a caer desmayados uno tras otro, habiendo transferido toda su energía vital a su Alfa. En medio de la desesperación, el anciano Adjule, transformado en Upuak, se acercó a Amet, quien estaba en su forma de Sobek.—Debemos llamar al gran Anubis —propuso Adjule, su voz temblaba con una mezcla de miedo y determinación. Sobek lo miró con incertidumbre. No tenía tiempo para hacer nada, la vida de su Alfa y su hermano peligraba, tenía que estar atento a él. Pero preguntó esperanzado. Anubis era un dios muy poderoso.—¿Crees que nos ayudará? El abuelo Adjule asintió con firmeza. Era su Dios que siempre respondía a las plegarias de su pueblo. Aunque no estaba seguro de sí esta vez lo haría, dijo.—Tenemos que intentarlo todo. Amet, convertido en el gran Sobek, asintió grave pero decidido, pues no tenían nada que perder y mucho por ganar si acudía a su llamado:—Entonces hazlo. Yo probaré otra co
La manada La Maat Ra respiraba de nuevo en armonía. Después de la tormenta que habían vivido en el desierto, la calma se había instalado de nuevo entre ellos. Todos habían regresado, sus corazones llenos de felicidad y una lealtad renovada hacia su Alfa Supremo. Los dioses, que antes habían sembrado el caos y la incertidumbre, habían desaparecido. Su ausencia era un alivio palpable que se extendía por todo el territorio de la manada. Todo era paz y tranquilidad. Los lobos se movían con una nueva energía, sus colas ondeaban con un vigor renovado. Los cachorros jugaban despreocupados, sus risas y aullidos llenaban el aire. Los ancianos observaban con ojos llenos de sabiduría y gratitud, sus corazones rebosantes de orgullo por la fortaleza de su manada. El Alfa Supremo, en medio de todo esto, se mantenía vigilante. Su mirada recorría su territorio, sus oídos atentos a cualquier sonido fuera de lo común. A pesar de la paz reinante, sabía que no podía bajar la guardia. Sin embargo, en
La regaña Jacking, al ver que ella está embobada mirando a Mat, que sonríe para sus adentros y disfruta de verla así interesada en él. Pero se preocupa al ver como su humano se está poniendo celoso, y aunque cuando vivían juntos le gustaba jugar de esa manera, ahora no le conviene, por lo que cambia su mirada y comienza a hablar pausadamente.—Pues mi Luna — lo hace así tratando de calmar a su humano, ha podido sentir que Jacking está perdiendo el control e Isis no parece darse cuenta—. Jacking era un niño muy fuerte e inteligente desde que nació.—¿De veras? —pregunta Isis y gira la cabeza para ver a su esposo como si no lo creyera.—Sí, mi luna. Todas las niñas de palacio estaban enamoradas del príncipe— dice Mat sonriendo porque sabe que ella se pondrá celosa.—¡¿Todas?! Salta Isis ahora mirando fijamente a Jacking, visiblemente celosa. Lo cual aprovecha Mat para seguir contando sobre la vida de niño de su humano. Insiste en que no había una chica de su edad que no estuviera