Recuerden dejar sus teorías.
| Kurt |Gruño al ver como otra vez el aparato parecido a un micrófono se mueve sobre la piel del abdomen de mi gatita, nunca pensé que una maquina me hiciera sentir rabia y celos y ya van dos veces, ese maldito aparato a tocado más veces su abdomen que yo y por más tiempo.— Eres un exagerado — dice Albert, yo solo lo ignoro.— Si sigues frunciendo el ceño te saldrán arrugas — dice mi gatita sin dejar de mirar la pantalla que muestra el interior de su utero donde esta nuestra cría.Yo quiero decirle que no me importa, que solo quiero que la doctora termine de tocarla con esa máquina, pero obviamente no puedo hablar ya que no deja de mirar hacia la pantalla, sin embargo, ella está feliz de ver a nuestra cría otra vez, yo no puedo arruinarle el momento solo por estos celos incontrolables que son causados por el embarazo, al estar ella vulnerable me pone en modo alerta con cualquiera que la toque, incluso si es un objeto.— Aquí esta su cría — la doctora señala la pantalla con su mano li
| Kurt |Me quedo petrificado en el marco de la puerta, mis ojos visualizan con facilidad a mi gatita, tiene un lindo vestido ceñido a su cuerpo de color naranja, gruño cuando al notar que su pancita se marca demasiado, eso es mío, nadie debería tener el placer de verlo. — Lamento haberte engañado, pero era por una buena causa— dice Marcus entrando a su casa, yo aún estoy en el marco de la puerta. — ¿Tú sabias de esto? — me comunico por la lengua de señas. — Por supuesto, es mi casa — dice y sin más se mete en medio de la gente y lo pierdo de vista. — ¿No te gusto? — dejo de buscarlo con la mirada al escuchar a mi gatita, no sé en qué momento se colocó en frente de mí. La abrazo con cuidado de no aplastar su pancita mientras coloco mi cabeza encima de la suya, su olor me embriaga, tuvo suerte de que estaba pensando en el nuevo proyecto y que la casa de Marcus tenga el hechizo para no dejar salir ruido ni olores, si no me hubiera dado cuenta, con cuidado rompo el abrazo que yo mism
| Neylan |Apenas entro al baño cierro la puerta detrás de mí, me quito el vestido y me cambio de ropa interior, no quería arriesgarme a que él me viera, saco la bolsa que escondí en la ropa sucia, fue parte del regalo de Eli hacia su hermano, yo iba a escogerlo igual, pero creo que ella lo conoce mejor que yo, me causa algo de remordimiento, pero sé que es mi culpa no conocer los deseos lujuriosos de mi propio esposo, debo dejar el pudor y la vergüenza que me causa hablar abiertamente de eso, ambos somos adultos, parejas de por vida, tarde a o temprano debemos tener esa conversación. Cuando ya esto vestida me miro al espejo, creo que antes me veía mejor, no debí de haber comido mientras cocinaba los bocadillos, si guardé reposo por una hora exacta, pero sigo hinchada, paso mis manos por mí abdomen al sentir una pequeña molestia. — Ahora no bebe, debe darle un regalo a tu papi — suplico haciendo una mueca. Hoy se ha estado moviendo más de lo normal, creo que me da codazos o patas,
Sin pensarlo le doy una bofetada, no entiendo a este hombre, parece que los cambios de humor los tiene él, ojala también tuviera esta pansa y el dolor de espalda, eso no me molestaría, pero viene a imitar todo lo malo, ahora falta que se ponga quisquilloso para comer y empiece a vomitar. — ¿Acaso crees que no lo llegue a pensar? — él me mira perplejo, creo que no se esperaba el golpe — no me importa si nuestro hijo sale mudo, yo no lo veo como un defecto, solo como una condición, tú eres la prueba viva de que un hombre puede ser igual de fuerte, bueno y amoroso sin necesidad de decir algo, además a diferencia de ti tendrá una familia que lo proteja y lo ayude cuando llegue el momento de enfrentar el mundo, incluso tendrá un clan dispuesto a protegerlo. No te quiero volver a escuchar hablando así de ti mismo — agarro su mano y lo obligo a caminar — ahora dime a donde vamos. — él aprieta mi mano para empezar a guiarme. Abre la puerta de un consultorio y ahí está Aamaya junto al doctor,
| Kurt |Deje a mi gatita en nuestra casa bajo la protección de Peter, también les ordene a todos que fueran a sus casas si no tenían que realizar ningún trabajo importante, es solo por precaución. Al llegar a la cabaña donde están los calabozos y deben de tener al fisgón, me encuentro con Marcus. — No ha dicho nada aun — dice enojado. Dejo que él me guie hasta la celda en la que lo tienen, es un vampiro flacucho, sus ojos están rojos, y solo viste un pantalón, miro a Marcus, odio tener que interrogar vampiros, no tienen la capacidad de utilizar nuestro enlace mental al menos de que sean pareja de alguien. — El Alfa quiere saber quién te envió a merodear nuestras fronteras — el vampiro solo nos ignora y me paciencia se acaba. Sin pensarlo entro a su celda, él se abalanza contra mí, pero yo solo lo agarro del cuello, es un convertido de pocos años, por eso no es tan fuerte, Marcus me trae mis utensilios, tengo intención de llegar a la hora de la merienda a mi casa y recostarme un ra
| Kurt |Estrello mi espalda contra el tronco de un árbol para romper los huesos de un vampiro que no se soltaba, tengo el lomo lleno de mordidas por esa sanguijuela, cuando me separo del tronco la sanguijuela cae y sus huesos empiezan a reacomodarse, más no le doy tiempo para que ese proceso se termine ya que le arranco la cabeza. Me mantengo alerta, somos pocos a comparación de ellos, pero hemos nivelado bastante la balanza, no sabía que este grupo fuera tan grande, aunque la mayoría son recién convertidos, tendré que informarlo al Concejo, esto es anormal. El ardor en mi pata trasera y cola se está volviendo insoportable, creo que mi pata está rota en tres partes diferentes, se está curando, pero muy lento, fue buena idea que todos nos vacunáramos a diario desde que supimos de este ataque, aunque le decimos vacuna en realidad es un antídoto para mitigar el veneno en nuestro cuerpo y el efecto que este causa, el cual es ralentizar o en casos graves evitar que nuestro cuerpo se rege
| Kurt |Miro a la cosa arrugada y morada que está en mi brazo, ni siquiera quiero pensar en un nombre, encariñarse dolerá, paso mi pulgar por sus cejas inexistentes, al llegar a su diminuta nariz este estornuda, no puedo evitar sonreír, es extrañamente tierno, casi no tiene pelo y se mueve muy poco, lo único constante son sus expresiones faciales, cambian de un estado sereno a uno disgustado arrugando la nariz y ceño, incluso haciendo pucheros eventuales. — Entonces, ¿no desea saber los resultados? — insiste la doctora Rieda. — ¿Morirá? — no quiero que me dé rodeos con los resultados. — Hay un 78% de probabilidad de que... — ¡No lo diga! — mi vista se nubla, pensé que iba a soportarlo, pero siento que en cualquier momento perderé el control, estuve a punto de perder a mi compañera de vida y ahora a mi hijo, mi pequeña, pero horrible cría, mía, salió de las entrañas de la mujer más importante de mi vida. — Alfa...— ella no sigue hablando ya que estoy agarrando su cuello con mi ma
— NO ME DEJES, POR FAVOR, NO ME DEJES— grito mirando mis manos manchadas de sangre. Estoy en el quirófano donde me operaron, pero a diferencia de antes no estoy amarrada en la camilla con las piernas abiertas, Peter no está a mi lado, ni los doctores o enfermeras. — Tú mataste a nuestra cría, debiste quedarte en casa, debiste mantener la calma. — Por favor, Kurt — intento caminar hacia él, pero el dolor en mi vientre me lo impide — no es mi culpa. — ¡Eres una ex militar! — ruge con los ojos dorados — te enseñaron a mantener la calma, tú no lo hiciste y por eso nuestra cría está muerta, es tú culpa, ya no te quiero como mi compañera, ni como mi esposa. — No es mi culpa, no te vayas. — ¡TÚ ERES UNA ASESINA! — su grito hace temblar el suelo. Agacho la cabeza, tal vez tenga razon, si me hubiera quedado en casa a esperar a los doctores o mejor si no me hubiera preocupado nuestro bebe estaría vivo, aunque ya no este gritándome su odio hacia mí me perfora el alma, pero lo que más me du