ESPOSA ÁRABE despreciada
ESPOSA ÁRABE despreciada
Por: Annabella M P
CAPITULO 1

Rania, la hija mayor del hombre más rico de toda Qatar, a pocos meses  de casarse con el hijo del segundo hombre más rico de Dubai, comprometidos desde muy pequeños en matrimonio por conveniencia de alianzas comerciales entre laz god ciudades más ricas y poderosas de los emiratos, y ahora esta a punto de hacerse realidad su mas anhelado sueño, casarse con Alih.

—Ay Tifa..estoy tan feliz ya falta poco para mi boda. —Hablaba con tanta emoción que desbordaba felicidad en cada palabra que decía.

—Si mi niña, le digo a Allá que le dé toda la bendición que se merece.

—Vamos a salir.

—Niña, temo un día nos descubran.

—No..no nos descubrirán. Vamos dame la ropa. —pidió Rania cambiando sus elegantes vestidos por unos más sencillos. Siempre que deseaba salir y recorrer los lugares más vulnerable de la cuidad y saber sus necesidades. Caminaban por las calles y de paso,  por la playa le gusta caminar por la orilla playa.

Deseaba vivir sin tantos protocolos de seguridad y social y ese tipo de ropa era su escape.

—Mi niña, voy a comprar un té refrescante, olvidé traer.. no tardo. —dijo Tifa regresando al lugar donde vendían los té frío. Rania caminó dejando que el viento batiera su abaya, siguió caminando alejándose un poco más cuando una ráfaga de viento fuerte arrancó el velo que cubría su rostro. Corrió tras del mientras el viento lo levantaba y ella intentaba agarrarlo.

Iba tan centrada en no perder el velo que terminó colapsando contra un desconocido.

—Perdón.. no lo vi, mil disculpas por favor. —se excusó Rania ante el hombre que la miró fijamente.

"Que rostro más bello" fueron mis pensamientos al verla sin ese velo.

—Es un pecado cubrir tanta belleza tras este velo. —dijo entregándole el velo. Ella lo tomó rápidamente y trató de cubrirse pero el lo impidió.

—Se que es lo costumbre e aquí, estamos los dos no le veo sentido, maña nos podemos encontrar h solo tu me reconoces por qué tú serás una mujer más cubriendo su belleza.

—Gracias, Pero estoy comprometida y no puedo dejar que me vean.

—Soy de Qatar y esta es mi costumbre.

—Mi nombre es Jhon.... Jhon Maxwell, soy italoamericano, de madre italiana y padre americano. —se presentó Jhon tratando de entablar una conversación.

—¿Estás de vacaciones? —interrogó Rania sintiéndose menos coibida frente a un extraño.

—No..estoy aqui por trabajo. Pego me gustaría conocer más de este lugar.

—Hay muchos lugares lindos, si pudiera yo te ayudaría dando direcciones de los lugares más bellos de aquí. Aunque yodo aquí es hermoso.

—Asi es incluso sus mujeres. —respondió Jhon intentando ver a otra mujer para poder sacar de su cabeza a Arielle.

—Bueno, me tengo que ir Jhon..y mucho gusto en conocerlo.

—Y la lista de los lugares. —pidió Jhon y  percatarse de que ni el ni ella tenían lápiz y papel para tomar nota.

—Yo..no tengo nada para escribir.

—¿Y si te  doy mi número de teléfono?   Ahí me escribes la dirección de los lugares, te lo agradecería mucho..la verdad no conozco a nadie aquí.

Rania sintió pesar ir el hombre frente a ella, lo vio desorientado y lejano.

—Está bien. —respondió Rania grabando sus números en sus teléfonos.

Rania se despidió y se alejó encontrándose con Tifa que venía casi  corriendo y escondiéndose dd Alih.

—Niña, cubrase el rostro, el señor Alih está en el centro comercial y no quiero ser castigada por di nos rncuentran aquí y sgi vestida usted.

Rania miró hacia atrás y vio a Jhon ahí parado mirando,  inesperadamente dibujó una sonrisa e involuntariamente respondió levantando la mano en el momento en que Jhon lo hizo.

Tifa la miró sonreír y dirigió la mirada al hombre wud levantó la mano.

—Como que la señorita estaba acompañada. ¿O me equivoco? ¿Quien es el? —preguntó dejando a Rania en completo silencio.

—¡Eh! —Rania sintió arder su rostro por la vergüenza que sintió, al sentirse expuesta.

—Tranquila mi niña, estos ojos no vieron nada.

Rania sonrió y su sonrisa llegó a sus ojos que  brillaron sin pasar desapercibida ante Tifa.

Rania y Tifa volvieron a la gran mansión

Dos días antes.

El avión había aterrizado en el aeropuerto de Dubai, Jhon todo despeinado y con la chaqueta en mano bajó sin mirar algun lado, el auto con el letrero que decía recién casados esperaba por el y la que sería su esposa, rió irónicamente al ver al auto decorado.

—Claro que hubo una boda, pero no fue la mía, otra vez te perdí mi niña bonita, y esta vez es para siempre, solo me queda verte feliz porque yo, estoy seco. —se dijo y pasó de largo, subió a un Uber y fue a un hotel más modesto, en la zona meno ostentosa,  al igual era el hotel, uno más modesto que había en la zona.

—Nade sabrá de mí, y no quiero saber del mundo. —se dijo tirándose en la cama, deseaba salir a un bar y beber hasta olvidar su nombre y que el alcohol anestesiara su dolor. Sin darse cuenta durmió tanto que solo despertaba para ir al baño y regresar a la cama.

Los golpes en la puerta era un eco lejano en sus oidos y cuando despertó escuchó con claridad.

Se puso de pie y somnoliento fue hasta la puerta y abrió.

—Señor, servicio a la habitación, tiene  dos  días encerrado y el gerente envía para saber si todo está bien y porque no pide alimentos.

—Solo me sentía cansado y deseaba no ser molestado, para poder dormir,—respondió.  —La cena señor. Se le ofrece algo.

—Ponsjora no...voy a dar una vuelta a despegarme un poco.

—Está bien señor, arreglaste su habitación.

Jhon salió se vistió y salió del hotel, tomó un Uber y pidió ser llevado a cualquier lugar.

—¿Señor...donde ll llevo? —preguntó el chófer

—No conozco, perdi el contacto bon el guía turístico y no conozco el lugar.

—Lo dejaré en el centro del lugar más ocurrido por los turistas, está la playa y maz lugares, pueda y ahí encuentra algún conocido vacacionando. —dijo mientras recortia para llegar al centro.

Jhon miró pasar el paisaje frente a sus ojos, deseaba tener la mente en blanco y no sentir esa presión en el pecho que sentía ahogarse.

El Uber se estacionó, él pagó y bajó, caminó en dirección a la playa, el viento revolvió sus cabellos mientras caminaba con las manos en los bolsillos.

—Fui un más grande de los imbéciles.. debí presentarme ante ella antes y no esperar tanto tiempo cuando ya fue tarde. —se dijo así mismo. Y a su nf te llegaron recuerdos de la charla con Enmanuell, luz noche de la inauguración de la semana de modas.

—La semana DF mi desastre, de mi derrota. —se dijo.

"Arielle y yo nos casaremos en una semana."  —y visto que se casó, se casó con el. —se respondía mentalmente.

"Sabías que ella y yo estábamos casados y todo fue un enredo total hasta que cada error y confusion nos separó." —y aclarar ese mal entendido la alejó de mi.

"Yo amo a esa mujer, la amo Desde que era una chiquilla." —Te boh amar siempre mi Ari, no habrá oda mujer en mi corazón .

"Pero su destino no eres tu. Su camino va en dirección a Gabriell Alighieri. Ni siquiera yo pude conquistar su corazón, y eso que no conocía a Gabriell...ellos están destinados, amigo." —Maldit4 sea...—renegó parado frente al mar.

—Eres y serás Arielle L'blank, y uro que te arrancaré de mi corazón y secaré ese lugar, no puedo tenerte pero tampoco quererte el resto de mi vida. —dijo para regresar al hotel cuando sintió un golpe en su pecho.

Jhon la miró y logró sostener a la mujer para que no callera al suelo y sus miradas se encontraron, sus ojos verdes lo hipnotizaron, y por un momento se perdieron en sus miradas.

—Perdón, no lo ví...mil disculpas por favor.

—Fui yo el distraído, yo pido disculpas. —dijo al momento de decirse mentalmente.

"Que bello rostro"

Hablaron por un largo rato intercambiaron sus contactos y ahi estaba Jhon, nuevamente en el hotel, bajo la ducha y pensando en Arielle y de pronto llegaba de soslayo el recuerdo de esos ojos verdes que lo miraron intensamente.

—Pero que distraído, no le pregunté su nombre. La grabaré con el nombre de ojos lindos. "Jhon,.. Jhon." —pensó, salió de la ducha envuelto en una toalla en la cintura y se acostó en la cama, tomó su teléfono y grabó el nombre en la llamada que le hico ella.

Ojos lindos llegaba su mente no vln la fuerza que llegaba el recuerdo de Arielle.

Dejó el teléfono aún lado y se acostó, daba vueltas en la cama, sentía ansiedad, desesperación, su alma sangraba y su corazón dolía.

Se levantó de la cama y salió a la pequeña terraza cierto los ojos y apretó tan fuertes los gigantes que nsrcston su mandíbula y dolieron.

—¡Aaaah! Te amo Arielle, dueles dueles mucho aquí. —dijo llevándose la mano a su pecho en el lugar de su corazón roto en mil pedazos.

Mientras que fn su mente retumbaban las palabras de Enmanuell.

"Pero su destino no eres tu. Su camino va en dirección a Gabriell Alighieri. Ni siquiera yo pude conquistar su corazón, y eso que no conocía a Gabriell...ellos están destinados, amigo."

—Destinados, están destinados.

Jhon volvió a la cama y se lanzó boca abajo, deseando no sentir y simplemente ahi se quedó dormido.

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