CAPITULO 5

Rania cambió su lujosa ropa por  un uniforme de servicio, recogió su cabello y salió de la habitación, y haciendo cruces el los pasillos, llegó al ala Este, a una habitación en lo alto de la mansión.

Vio a Jhon parado con las manos en los bolsillos mirando a la nada, cuando vio a una mujer con el rostro cubierto acercarse a él.

—¿Fátima? ¿Que hace con Jhon?

No escuchaba nada de lo que decía pero veía los gestos de discusión que tenían.

Miró la hora y ya casi era la hora de que Alih llegue.

—Por Alá...Alih llegará y no podré hablar con el.. Tifa..¿Tifa..como lo citas en este lugar?.. —se lamentó y momento después, fue cuando vió que Fátima se alejaba seguida por Jhon.

Al ver que los guardias se acercaban a el. Rania Al-khalifa sentía los nervios a flor de piel, temía ser reconocida por uno de ellos, y aún así decidió ir a hablar con Jhon.

—¡Alá...Alá!. ayúdame por favor. —expresó con angustia y vio a Jhon ser traído por los guardias, cuando intento seguir a Fátima.

Bajó corriendo fue a la cocina, mezclo agua y un poco de hierbas aromáticas y la llevó dónde Jhon.

Caminó temerosa y se acercó a él.

—Buenas noches señor, la señora Rania le envió un té. —dijo fingiendo la voz, y sorprendida por tan  inesperada la respuesta.

—Dile a tu señora que lo único que quiero de ella es que desaparezca de mi vida. —Jhon habló sintiendo bullir su sangre.

—No comprendo señor, la señora está muy preocupada por usted. —respondió Rania sin entender.

—Claro..se nota su preocupación, y por eso se va con su prometido.

—¿Que? ¿Que está diciendo? —Rania no entendía nada.

—Que no entiendo porque quiere casarse cuando es evidente que todo está bien entre ellos. —respondió Jhon girando se, y mirarla con desprecio.

—No entiendo...yo...Pero si yo...

—Disculpa...esto no es tu culpa. Déjame solo. —pidió Jhon dando la espalda, entonces Rania sorprendida ante esa respuesta, decidió rebelar su identidad ante él para aclarar la confusión, se llevó la mano para retirar su velo cuando escuchó la voz de Tifa.

—El señor Khalid te necesita niña. Vamos. —la detuvo Tifa interrumpiendo su intensión.

—Yo...

Tifa tomó del brazo a Rania y se giró, miró a Jhon y luego miró a Tifa haciendo gesto de negación.

—Ve muchacha ...no te preocupes por mi. —dijo Jhon.

—Es urgente. —afirmó Tifa y Rania salió a pasos agigantados seguida por ella.

—¿Tifa ..que sucedió esta noche?

—No entiendo como es que el señor Khalid cree que saliste con Alih.

—¿Quee? Fátima estuvo aquí, no se que habló con Jhon y salió.

—No lo sé señora...toda esta confusión cada vez más la pone a usted mal ante los ojos de los demás..

Rania y Tifa llegaron a la habitación, se cambió lo más rápido que pudo y fue a la oficina de Khalid.

—Todo esto se sabrá esta noche...le diré a mi padre que compruebe que Fátima no está en la mansión.

Entró a la oficina y la sorpresa fue tanta que se tambaleó al ver la imagen que tenía frente a ella.

—Hola hermana, no puedo creer que aún sigas enlodando el nuestro nombre de padre, estas comprometida con Jhon y aún sigues llamando a mi prometido. ¿Que clase de mujer eres.? —habló Fátima fingiendo molestia. Khalid miró furioso a Rania y esta, sintiendo temor quedó con las palabras atragantadas en su garganta, miró a Fátima sonreír mientras limpia sus lágrimas en el pecho de su padre.

—Quedas encerrada en tu habitación hasta el día de tu boda que será mañana en la noche, tus pecados no te permiten tener algo digno de ser visto porque Alá no mira el pecado y desobediencia.

Rania caminó nuevamente de vuelta a su habitación, sentía impotencia ante toda esa situación llena de malos entendidos.

—Niña..no debiste quedarte callada, debiste desenmascarar a esa arpía, y discúlpame por llamarla así, pero es tan mala sangre que no parece ser tu hermana.

—No puedo Tifa, mi padre seguía capas de imponerme otro castigo. Lo único bueno de todo esto es que no me casaré con Alih, sino con Jhon. —habló sonriendo y tomando las manos de Tifa

—Ni niña...recuerda que el no desea casarse contigo.

—Tifa, le diré que soy la mujer del velo, entonces el no pensará igual, no le soy indiferente.

Tifa la miró, sentía que nada sería tan facil y Rania lo imaginaba.

— Niña, temo que no será fácil, el tiene una mujer en su corazón, y contra eso es difícil luchar.

—Mi Tifa, yo seré la dueña de su corazón, Jhon me amará tanto como lo estoy haciendo yo. —respondió Rania segura de que era amor lo que sentía por Jhon.

—Mi niña, solo espero no salgas lastimada en el intento.

—Cuando el vea que soy yo....estará contento y  cambiará de opinión, ya lm verás.

Las horas transmitieron, Jhon caminaba de un lado a otro en medio del gran salón, estaba listo esperando ser llevado a la mansión por orden de Khalid y realizar la ceremonia. Y uno de los guardias entró.

—El señor Khalid espera ir usted señor Maxwell. —dijo, y Jhon caminó en dirección a la salida.

Subió al auto y fue llevado a un ayuntamiento donde se realizaría la íntima ceremonia.

Mientras Jhon era llevado al ayuntamiento.

Rania escogía su mejor vestido para realizar su boda.

—No es justo ni niña...tu te mereces una boda de reina, no esto a escondidas. —renegó Tifa ayudando a vestirse.

—No importa Tifa, lo único que me importa es que esta noche me casaré con él, ya después todo será más fácil, cuando le diga que soy yo la mujer del velo.

Tifa suspiró profundo, cerró los ojos haciendo un gesto de negación y terminando de subir la cremallera del vestido.

—Lista mi niña, estás hermosa. —dijo Tifa arreglando el velo de la feliz novia.

Una de las muchachas del servicio tocó la puerta y entró al momento de escuchar la autorización de pasar.

—Señora, su padre la estera en el ayuntamiento. —informó y salió.

Rania sonrió y miró a Tifa, esta tomo sus manos y luego la abrazó.

—Voy a preparar mis cosas niña, no dejaré que te marches sola.

—No Tifa, no te preocupes, todo estará bien, pero te irás conmigo luego de nuestro viaje de bodas.

—Yo te espero en tu nueva residencia.

—Como desees Tifa. —respondió y se dispuso a salir, en los pasillos vio a su madre junto a Fátima.

—Madre, dame tu bendición. —pidió inclinándose frente a ella.

—¿Deshonras  a la familia y pides mi bendición? No tienes vergüenza Rania. —respondió con indiferencia mientras Fátima sonreía.

Rania sintió estrujar su corazón, tenía sentimientos encontrados, nunca creyó que el día más feliz de su vida, sería también en más triste por la misma razón...su boda. Estaba feliz y deseaba demostrarlo, y sentía tristeza que no podía mostrar. Sonrió levemente y continuó su camino seguida por Tifa, que sentía la impotencia de no poder gritarle la verdad en la cara de todo lo injusto que estaban siendo.

Miró a Rania, sus ojos brillantes por las lágrimas que amenazaban con salir, la vio parpadear y se adelantó poniéndose frente a ella

—Mi niña...¿Segura de que es lo que deseas? —preguntó angustiada por toda aquella tensión que se sentía.

—Si Tifa....es lo que deseo, casarme con Jhon e irnos de aquí. —respondió con voz suave y sollozante.

Tifa abrazó a Rania y ella correspondió.

—Somos de la misma edad, pero tampoco soy una anciana, con la capacidad para dar una bendición como tus padres lo harian...solo espero que mi bendición te pueda llegar, porque lo hago de corazón. Que Alá te cuide y te proteja siempre mi señora, y te de toda la felicidad que te mereces y se haga justicia, a esta injusticia. —dijo Tifa que era diez años mayor que ella, y habían crecido juntas, siendo una compañía de la otra, y muchas veces siendo el apoyo de una hermana en lugar de madre.

Rania abrazó a Tifa, sabía que sus palabras y afectos eran sinceros.

—Eres como mi hermana Tifa, lo sabes, y se que tus deseos son sinceros. —respondió Rania para luego continuar.

Llegaron al salón donde esperaban por ella.

—Señora Rania, su padre espera por usted. —dijo el chófer y ella lo siguió.

Subieron al auto y fue trasladada al ayuntamiento. Rania sentía estremecer su cuerpo, su corazón retumbaba en su pecho tan fuerte que podía escucharse así mismo, miró pasar el paisaje frente a ella, sus pensamientos eran una confusión total y de lo único que estaba segura era de que si deseaba casarse con Jhon Maxwell.

Metida en sus cavilaciones no se percató de que estaban frente al lugar que sellaría su destino.

—Niña, ¿Me estás escuchando? —llamó su atención Tifa.

—¡Eh! Si...si tifa, disculpa me. Estoy nerviosa. —respondió sonriendo forzadamente.

—Llegamos mi niña, es hora de enfrentar y aceptar tu destino.

—Seré feliz Tifa, jhon me amará como yo lo estoy amando.

—Alá lo quiera así mi señora, Alá lo quiera. Vamos. —dijo arreglando su velo y encaminando se al interior del ayuntamiento.

Rania, caminaba con la cabeza gacha, con el corazón lleno de temor y el espíritu abatido. A sus dieciocho años, se enfrentaba a la perspectiva de un matrimonio forzado con un hombre al que apenas conocía, pero que despertó en ella un sentimiento que no conocía, y que jamás sintió por Alih, a pesar de estar prometida a él, desde muy pequeña, y nunca tuvo la oportunidad de tratar a otro hombre hasta que se encontró con Jhon en esa playa. Sus padres habían decidido casarla con Alih, un rico y heredero

del país vecino, en un intento desesperado por asegurar su propio futuro financiero.

Rania sabía que no tenía voz ni voto en esta decisión, tanto en esa decisión de comprometerla con Alih y ahora con casarla con el hombre que supuestamente la había deshonrado, En su cultura, las mujeres eran consideradas poco más que posesiones, destinadas a obedecer a sus padres y luego a sus maridos. A pesar de sus lágrimas, súplicas e intentos por aclarar el malentendido, su familia estaba decidida a seguir adelante con la boda. Rania se sentía

atrapada en una pesadilla de malos entendidos sin fin, con el único consuelo de que en algún momento pudiera aclararlo todo.

En un principio, la noticia de su boda había sido recibida con alegría por su parte,  Pero para los últimos acontecimientos vividos con un joven desconocido la hizo ver qué había mucho más allá que ser la novia de un hombre al que había tratado muy poco, y la idea de casarse sin conocer el verdadero amor,  la llevó a aislarse  para meditar sobre su futuro junto a Alih, y aceptar su destino.

Mientras se preparaba para la ceremonia, Rania, se sentía como un cordero siendo llevado al matadero. Recordaba las palabras de Jhon, de que jamás la amaría. Sus manos temblaban y su corazón latía con fuerza mientra camina a paso lento, miró a su padre con el ceño fruncido, miró al Jhon del mismo modo, marcando una seriedad y un notorio disgusto. El la miró fijamente también con el ceño fruncido, haciendo que Rania tragara el nudo formado en su garganta.

Llegó a la presencia de Khalid siendo ignorada por el.

—Padre...tu bendición. —pidió inclinándose frente a él siendo ignorada una vez más.

Siguió su paso y estuvo frente a jhon que la miró fijamente a los ojos.

Sus miradas se encontraron, Rania vio en esa mirada de Jhon, desprecio, haciendo sentir un frío recorrer su cuerpo.

—¡Hola! Yo,...—pronunció en un susurro. Siendo ignorada también por él.

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