—¿Estás bien, Gia?— preguntó él después de largo rato, mientras le acariciaba la espalda desnuda. —Si, claro, estoy bien— se alejó de él, mirándolo fijamente a los ojos, se mordió el labio. —Me ha encantado— le acarició el cabello. —A mi también me ha gustado muchísimo— admitió con sinceridad— y aunque ha sido delicioso—se mordió el labio inferior— sigo sin estar segura de que involucrar el sexo sea buena idea.—¿Por qué no?— quiso saber, los senos a la altura de su cara, reclamaban su atención y sin poder contenerse extendió las palmas, deslizándolas por los pezones aún erectos y sensibles, Gianna gimió. —Alex... mantén esas manos quietas, por favor— lo reprendió y el Ceo hizo un ridículo puchero, extendió la mano buscando la prenda y ayudándola a colocarsela le dijo;—No quisiera hacerlo, pero si vamos a hablar debes cubrir ese delicioso cuerpo, Gianna.— ella sonrió y haciendo ademán de bajarse de sobre él, Alexander oprimió sus caderas.— No, mantente allí, querida— suspiró— la
El viaje a Nenagh, estaba resultando increíble, Gianna no podía dejar de admirar las inmensas colinas verdes, o las grandes extensiones de vegetación, Irlanda era preciosa, razón tenían de llamarla el país esmeralda, o el país más verde del mundo, la belleza natural que poseía resultaba impactante al ojo humano, Gianna no alcanzaba a comprender la majestuosidad del lugar. Cuando atravesaron la ciudad todo resultaba igual de hermoso, las grandes casas, las enormes estructuras arquitectónica, lo imponente de los castillos, estaba agradecida con Alex, otorgarle esa oportunidad de conocer un lugar tan hermoso a ella, precisamente a ella que jamás pensó siquiera salir de su ciudad, ahora resultaba que estaba del otro lado del mundo. ¿Quien lo hubiese imaginado?Comenzaba a amar a Irlanda, con sus enormes extensiones verdes. Por petición de la madre, Alexander iba al volante, Gianna había ocupado el lugar del copiloto, mientras que ella y la pequeña Regina ocupaban la parte trasera del au
Cuando Gianna abrió los ojos al día siguiente, se encontró sola en la cama, al parecer Alexander había decido madrugar, puesto que eran muy pocas las veces que llegaba a despertar estando sola en la habitación, así que salió de la cama en dirección al cuarto de baño, para hacer sus necesidades matutinas, así como tomar una ducha. Decidió que aparentaba ser un día caluroso, así que decidió usar un hermoso vestido blanco ajustado a su cuerpo con estampado con flores, peinó su cabello y lo dejó suelto, al observarse frente al espejo descubrió que su apariencia era juvenil y fresca. Estaba por salir de la habitación cuando la puerta se abrió dándole paso a Alex, quien llegaba con prendas deportivas y sudoroso. —Buen día, Gia— los recuerdos de la noche anterior la hicieron sentir calor en sus mejillas. — He salido a correr un poco. —Hola, Alex me extraño no verte cuando desperté. —Un poco de ejercicio matutino. Tomaré una ducha... por cierto, hermoso vestido, se te ve muy bien. —Gracia
Almorzaban tranquilamente aquella tarde, Regina no paraba de contar anécdotas del instituto, y Gianna contaba algunas de orfanato, Alexander a su lado, no paraba de mirarla y sonreírle, Aurnia se sentía feliz con aquel ambiente familiar tan cálido. —Y entonces, corrió a toda prisa y la profesora, terminó cayendo en el pasillo, estaba furiosa—rió Regina— lo echaron un mes entero del instituto, además le advirtieron que de suspenderlo nuevamente, estaría definitivamente expulsado. —Terrible, pobre profesora...—Disculpen la interrupción,pero acaban de llegar los señores y la señorita Mc Gowan. — decía Juliet con una sonrisa. — Gianna sintió de inmediato la tensión en Alex, se quedó completamente rígido, sus labios presionados en un rictus severo. ¿Quienes eran para generar aquel cambio en él?, por debajo de la mesa, extendió su mano y la colocó en su muslo, Alex colocó su mano sobre la de ella, estaba frío, presionó un poco y luego entrelazó sus dedos. —¡Oh, así que al fin decidieron
Después de despedir a los que se marchaban al pueblo para su tarde de paseo, Gianna suspiró, aquello significaba que los visitantes se hospedarian con ellos y la verdad le preocupaba la actitud de Kelsey, esperaba que no se convirtiera en un problema para ellos. Siguiendo la sugerencia de Alexander cambiaron sus atuendos para poder salir a cabalgar, Jeans ajustados, botas y una linda camisa a cuadros de media manga, había decidido trenzar su rubia cabellera en una sola y gruesa trenza que hizo descansar sobre su hombro derecho, Gianna se sintió como una chica del lejano oeste. Alexander estaba muy atractivo, Jean negros, botas y una camisa clara, por petición de él, Martha les había preparado una cesta para llevar, una manta, algo de fruta, unos postres y unos sandwiches, además de una bebida. Gianna estaba feliz, pasarían una tarde diferente. Alexander se subió al caballo con mucha seguridad, y la miró desde la altura.—Ven, Gianna, coloca el pie allí yo te ayudaré a subir. —¿Y s
Al llegar junto a la cabaña, Alexander detuvo el caballo y con cuidado descendió de él.—¿Me dejarás sola aquí arriba?— preguntó con ojos enormes.—Es solo mientras aseguro el caballo, tranquila— rápidamente, Alexander ató la cuerda del caballo, allí junto a la cabaña, y con cuidado la ayudó a bajar, sosteniendola de la cintura, en cuanto los pies de Gianna tocaron el suelo, Alex la mantuvo allí, junto a él— te ves muy hermosa de Jeans y trenzas— le dió un rápido beso en los labios y entrelazó los dedos de sus manos para caminar juntos, llevando con ellos la canasta, caminaron hasta la puerta de la cabaña Alex movió una maceta, debajo estaba la llave. —No parece un sistema de seguridad de mucha confianza— dijo Gianna riendo. —No es necesario, créeme—sonrió él— y está forma es bastante efectiva.— insertó la llave y entró al lugar llevando a Gianna con él. No era un espacio muy grande, ni elegante, parecía todo rústico pero muy bonito, con esa enorme mesa de madera en dónde Alex dejó
Kelsey, presionó los labios, queriendo exclamar una maldición, aquella mujer parecía estar en todo, le desagradaba y no solo por ser la esposa de Alexander, sino por el hecho de que parecía estar siempre detrás de él. Se giró hacia ella y la encaró, con rostro muy serio la miró y enarcó una rojiza ceja. —¿Acaso estás siguiéndome?— le preguntó con burla. —Por supuesto que no, voy a mi habitación, lo que puedo ver es que tú sí, estás siguiendo a mi marido. ¿Qué es lo que quieres, Kelsey?—Perdoname si soy brusca pero, no es tu problema. —Por supuesto que lo es— se cruzó de brazos— estamos hablando de mi esposo, Kelsey, todo lo relacionado a él es asunto que me atañe. Resulta extraño para mí, que pareces estarlo acosando. —Solo quería conversar con él. —De acuerdo— enarcó una ceja— se lo diré, sin embargo deberá ser mañana, ya que es nuestro tiempo de pareja. —¿Cómo terminaste siendo la esposa de Alexander?, ¿De dónde saliste?— empequeñeció los ojos, escaneandola por completo. —E
Alex sonríe, mientras nota como su cuerpo relajado contra el de él, va disminuyendo sus temblores, a la vez de a poco regula su respiraciones. Un par de minutos después Gianna se gira hacia él y mirándolo con intensidad, le sonríe. Alex se inclina tomando posesión de la dulce boca de su esposa, su cara dulce y sus ojos ardiendo aún de deseo, resultaban una combinación enloquecedora. Alex se inclinó para tomarla por debajo de los muslos, Gianna se aferró a su cuello, mientras que sus piernas se sostenían a cada lado de las anchas y masculinas caderas.—Quiero estar dentro de ti, Gia— confesó con voz ronroneante. —Y yo quiero sentirte— le dijo, dando cortos besos — quiero descubrir qué se siente ser llena por ti— susurró contra su boca. Los ojos de Alexander brillaron con una ardiente llama en ellos, en aquella posición Gia, podía sentir el roce de su masculinidad contra la entrada de su cuerpo, y se encontraba al borde de suplicarle que lo hiciera de un vez. —Quiero ser un hombre que