Hola, mafiosas. Si no me dicen nada, no puedo complacerlas. ¿Tal vez la novela no les está gustando? No sean crueles, ¡anímense a comentar! JAJAJAJA.
CAPÍTULO 91: CON TODO EL DOLOR QUE MERECE. Ella avanzó, sintiendo que su corazón se llenaba hasta desbordarse. Al llegar junto a ellos, Enzo extendió ligeramente al bebé, permitiéndole tomarlo con cuidado. Svetlana lo sostuvo entre sus brazos, sus dedos temblando mientras acariciaba la diminuta mejilla del niño. Una risa suave y nerviosa escapó de sus labios mientras las lágrimas finalmente caían, y sintió que el mundo entero desaparecía. —Mi amor... —susurró. Svetlana levantó la vista y encontró los ojos de su esposo, que la miraban con una intensidad que casi la hacía olvidar cómo respirar. Y en ese instante, supo con certeza que todo lo que había soportado, todas las batallas que había librado valían la pena. Tenía a su hijo en sus brazos y al hombre que amaba junto a ella. Enzo la observó con esa mirada que solo él tenía, feroz pero cargada de una ternura que pocos veían. Y su voz grave llenó la habitación con una suavidad inesperada. —Como te prometí, vita mia, aquí está nues
CAPITULO 92: PORQUE TE AMO.El beso fue todo menos calmado, una explosión de deseo contenido. Las manos de Enzo se movieron instintivamente por la espalda de Svetlana, deslizándose bajo la tela que ahora le parecía un obstáculo insoportable.—Dios, Svetlana, me vuelves loco —susurró contra sus labios, mientras sus dedos desabrochaban con urgencia los botones de su blusa—. Necesitaba esto... a ti.Ella respondió con una sonrisa traviesa, aunque sus respiraciones eran ya erráticas.—¿Así que pensaste en mí todas esas noches? —bromeó, mientras sus manos empezaban a deshacerse de la camisa de Enzo, sin dejar de mirarlo a los ojos.—Cada segundo —respondió él sin dudar —. Pero no eran solo pensamientos. Lo sentía... te sentía.Ese último comentario fue suficiente para romper cualquier barrera que pudiera quedar entre ellos. Svetlana deslizó su chaqueta por sus hombros y empujó la tela al suelo, mientras Enzo la levantaba ligeramente del suelo para acercarla aún más a él. Tropezaron con el
CAPÍTULO 93: AUNQUE HAYA BOMBAS.RUSIA.Iván abrió los ojos lentamente. La luz tenue lo desorientó al principio, y su cabeza palpitaba con un dolor sordo que parecía venir desde lo más profundo de su ser. Fue entonces cuando los recuerdos de su enfrentamiento con Enzo golpearon su mente como un rayo. Las imágenes eran confusas pero intensas: los gritos, el choque de golpes y, finalmente, la oscuridad que lo envolvió por completo.—Matteo... —murmuró con la garganta seca, apenas audible, sintiendo el nombre atrapado en su boca como un susurro desesperado. Tragó con dificultad, el sabor amargo de la incertidumbre invadiendo su lengua.De pronto, escuchó pasos que se acercaban. El sonido era firme, metódico, y su corazón empezó a latir con fuerza. Cerró los ojos de nuevo con rapidez, fingiendo estar inconsciente, mientras su mente se llenaba de un único pensamiento: ¿Enzo?La posibilidad de estar bajo el control de su peor enemigo lo aterraba. Pero entonces una voz cortó el silencio, y n
CAPÍTULO 94: NO ABUSES DE MI BUENA FE.Enzo entró en la bodega; el lugar estaba impregnado de un leve olor a humedad y encierro. Sus pasos resonaban en el piso de concreto mientras uno de sus hombres de confianza lo seguía de cerca.—¿Le han dado agua?—Sí, jefe. Lo hemos mantenido vivo hasta que usted llegara —respondió el hombre, evitando su mirada por un instante antes de continuar—. Aunque la señora...Hizo una pequeña pausa, como si dudara en cómo formular la frase.—La señora le dio unos cuantos golpes y… bueno, digamos que también algunas torturas.Enzo sonrió; era una sonrisa cargada de orgullo y admiración hacia su esposa.—Mi Lana siempre sabe cómo hacer las cosas… Y antes de que yo lo mate, primero quiero interrogarlo. Sé que planeaba una rebelión y que los que lo apoyaron están muertos. Pero...Sus ojos se entrecerraron, como si procesara un pensamiento oscuro.—Algo me dice que hay alguien más. Alguien cercano a mí. Y si es quien estoy pensando... va a lamentar no haber r
CAPÍTULO 95: INVITACIÓN A UN YATE. RUSIA. Quince días habían pasado. Quince largos días desde que Iván había descubierto la verdad, desde que todo su mundo se había tambaleado. Y ya no podía seguir fingiendo. Cada minuto en aquella propiedad lo consumía, y su decisión estaba tomada. Esa noche escaparía, aunque su herida no estuviera completamente sanada. El proyectil en su costado derecho seguía doliendo como el primer día, pero no había tiempo para esperar. Una vez que lograra llegar con Lana, formarían un plan para acabar con Dima.La noche había caído pesada, con un cielo sin luna que convertía la montaña en un laberinto de sombras. El aire era frío y mordía su piel, pero Iván no tenía espacio para sentirlo. Su respiración era controlada, cada paso calculado mientras avanzaba entre los árboles cercanos al muro perimetral. Sabía que los guardias patrullaban constantemente, y cualquier error sería su sentencia.Desde la distancia, las linternas de los guardias se movían como luciérn
CAPITULO 96: UN VERDADERO BIANCHI. Enzo estaba en la sala principal del yate, con Matteo, su hijo de tres meses, en brazos. El bebé llevaba un mono azul con pequeños barcos estampados, y Enzo, con una camiseta negra ajustada y pantalones claros, lo miraba con una mezcla de ternura y orgullo. —Escucha, pequeño Matteo, algún día tú y yo vamos a tener charlas serias sobre negocios —murmuró Enzo con voz grave, mientras balanceaba al bebé con suavidad—. Pero por ahora, tu único trabajo es comer, dormir y no darle a tu madre demasiados problemas. ¿Entendido? Matteo lo miró fijamente con sus grandes ojos, como si procesara las palabras de su padre. Pero de repente, su rostro se contrajo y un peculiar sonido rompió el ambiente tranquilo del yate. Enzo levantó una ceja y luego arrugó la nariz. —¡Por todos los santos! Matteo, amigo mío, ¿qué demonios has estado tomando? —bromeó, alejándolo un poco y mirando con fingida sospecha su pequeño trasero—. Creo que tenemos que reconsiderar esa dieta
CAPITULO 97: SON VERDES, PRECIOSA.A la mañana siguiente, Svetlana estaba en la pequeña cocina del yate, preparando unos sándwiches. Masticaba la idea de que el chef había desaparecido misteriosamente al amanecer, y no podía evitar sospechar que Enzo tenía algo que ver con ello. Era muy típico de su esposo arreglar las cosas a su manera, y temía imaginar qué palabras había usado para que el pobre hombre se marchara tan apresuradamente.Mientras untaba mantequilla en el pan, levantó la vista hacia la ventana y lo vio. Enzo estaba sentado en una tumbona en la cubierta, sosteniendo a Matteo contra su pecho. Con una mano grande y protectora, acariciaba la cabecita de su hijo, que dormía plácidamente. Luego, se inclinó y le dio un beso, murmurando algo que no alcanzó a oír, pero que seguramente era una promesa de amor o protección.Svetlana sonrió, sintiendo cómo su pecho se llenaba de un calor reconfortante. Era un contraste ver a un hombre tan frío y calculador en sus negocios ser tan ti
CAPÍTULO 98: MATA A ESE INFELIZ.Iván había logrado salir del hospital con la ayuda de Madison. Ella lo guió por pasillos poco transitados y usó su credencial para sortear los controles. Él caminaba con dificultad, pero su determinación lo mantenía en pie. Cuando finalmente llegaron a la salida trasera, un coche esperaba para llevarlos lejos.Ahora estaban frente a una lujosa casa en los suburbios de Chicago.—Esta es mi casa —dijo ella, su voz traicionada por un ligero temblor—. Si lo que necesitas es un lugar para esconderte de la policía, servirá... por ahora.Él la miró en silencio, sus ojos fríos recorriendo cada detalle de la mujer frente a él. Madison tenía el cabello negro que caía en ondas naturales alrededor de sus hombros, y sus ojos verdes brillaban con una mezcla de dulzura y determinación. Había algo en ella que era suave y rudo al mismo tiempo, una contradicción que no pasaba desapercibida.—¿Y por qué crees que aquí no me buscarán? —preguntó él, con una voz cargada de