Mis mafiosas espero que les hayan gustado los capítulos. Apóyame con tu comentario y un like. ¡Las amo, un besote!
CAPÍTULO 88: ESTE ES MI HIJO.Enzo cruzó el portón de hierro que protegía la propiedad de Fiodor, flanqueado por sus hombres. El aire estaba cargado de tensión, y el crujir de la grava bajo sus botas parecía resonar con más fuerza de lo normal. Apenas habían dado unos pasos cuando los hombres de Fiodor surgieron de las sombras, armados y con semblantes hostiles.—¡Alto ahí! —gruñó uno de ellos, apuntando con su rifle—. Aquí no se negocia con el enemigo.Enzo sonrió con frialdad, una sonrisa vacía que no alcanzaba sus ojos. Dio un paso al frente, ignorando cómo los rifles se alzaban en su dirección.—Enemigo... —murmuró—. Ese enemigo del que hablas es el marido de la hija de tu jefe.Las palabras cayeron como un martillo. El hombre frente a él frunció el ceño, pero antes de que pudiera responder, Enzo lo miró directamente a los ojos, su voz firme y glacial.—Exijo ver a Fiodor. Ahora.Un silencio tenso se apoderó del lugar. Los hombres intercambiaron miradas, inseguros, pero ninguno ba
CAPÍTULO 89: SEI MIO BAMBINO. Enzo sostuvo al bebé contra su pecho, asegurándose de protegerlo con su cuerpo mientras retrocedía con cuidado. Los pasos eran lentos, calculados, y sus ojos permanecían fijos en Ivan, quien todavía lo apuntaba con una pistola. —Devuélveme al niño, Enzo. —Su voz temblaba ligeramente, cargada de ira contenida—. No tienes derecho a él. Enzo arqueó una ceja; su mirada se volvió fría como el acero. Bajó los ojos hacia el pequeño en sus brazos, y su expresión se suavizó apenas un instante antes de volver a enfrentar al hombre con la misma frialdad de siempre. —Es mi hijo. Es un Bianchi. —Las palabras fueron tajantes, casi como una sentencia. Ivan apretó los dientes con tanta fuerza que parecía que iba a partirlos. En su interior, un torbellino de emociones se desató. «Un Bianchi», pensó con asco. «No tiene derecho a llamarlo así. No después de lo que hizo. No después de la sangre que derramó…» Su voz se alzó, cargada de odio: —Estás rodeado, Enzo. No ha
CAPÍTULO 90: TE ESTA ESPERANDO. El caos había terminado de repente. El pasillo, que momentos antes había sido un escenario de gritos y violencia, quedó en un silencio sepulcral. En medio de esa calma inquietante, los pasos de unas botas pesadas comenzaron a resonar, cada golpe firme acercándose más.Dima apareció al final del corredor, acompañado de varios hombres. Su presencia llenaba el lugar de una tensión helada. Su rostro era una máscara de indiferencia, completamente inescrutable, mientras sus ojos recorrían la escena. Pero al ver a Iván tendido en el suelo, su mirada cambió. Sus ojos se entrecerraron al notar la sangre fluyendo lentamente del cuerpo de su hijo. De pronto, una voz temblorosa rompió el silencio:—¡E… el… Él fue herido, señor! Y ese otro hombre… se llevó al bebé. Era la niñera, quien, a pesar de estar aterrorizada, había reunido algo de valor e intentaba acercarse a Iván. Su respiración era rápida y entrecortada, sus manos temblaban al extenderlas hacia el jove
CAPÍTULO 91: CON TODO EL DOLOR QUE MERECE. Ella avanzó, sintiendo que su corazón se llenaba hasta desbordarse. Al llegar junto a ellos, Enzo extendió ligeramente al bebé, permitiéndole tomarlo con cuidado. Svetlana lo sostuvo entre sus brazos, sus dedos temblando mientras acariciaba la diminuta mejilla del niño. Una risa suave y nerviosa escapó de sus labios mientras las lágrimas finalmente caían, y sintió que el mundo entero desaparecía. —Mi amor... —susurró. Svetlana levantó la vista y encontró los ojos de su esposo, que la miraban con una intensidad que casi la hacía olvidar cómo respirar. Y en ese instante, supo con certeza que todo lo que había soportado, todas las batallas que había librado valían la pena. Tenía a su hijo en sus brazos y al hombre que amaba junto a ella. Enzo la observó con esa mirada que solo él tenía, feroz pero cargada de una ternura que pocos veían. Y su voz grave llenó la habitación con una suavidad inesperada. —Como te prometí, vita mia, aquí está nues
CAPITULO 92: PORQUE TE AMO.El beso fue todo menos calmado, una explosión de deseo contenido. Las manos de Enzo se movieron instintivamente por la espalda de Svetlana, deslizándose bajo la tela que ahora le parecía un obstáculo insoportable.—Dios, Svetlana, me vuelves loco —susurró contra sus labios, mientras sus dedos desabrochaban con urgencia los botones de su blusa—. Necesitaba esto... a ti.Ella respondió con una sonrisa traviesa, aunque sus respiraciones eran ya erráticas.—¿Así que pensaste en mí todas esas noches? —bromeó, mientras sus manos empezaban a deshacerse de la camisa de Enzo, sin dejar de mirarlo a los ojos.—Cada segundo —respondió él sin dudar —. Pero no eran solo pensamientos. Lo sentía... te sentía.Ese último comentario fue suficiente para romper cualquier barrera que pudiera quedar entre ellos. Svetlana deslizó su chaqueta por sus hombros y empujó la tela al suelo, mientras Enzo la levantaba ligeramente del suelo para acercarla aún más a él. Tropezaron con el
CAPÍTULO 93: AUNQUE HAYA BOMBAS.RUSIA.Iván abrió los ojos lentamente. La luz tenue lo desorientó al principio, y su cabeza palpitaba con un dolor sordo que parecía venir desde lo más profundo de su ser. Fue entonces cuando los recuerdos de su enfrentamiento con Enzo golpearon su mente como un rayo. Las imágenes eran confusas pero intensas: los gritos, el choque de golpes y, finalmente, la oscuridad que lo envolvió por completo.—Matteo... —murmuró con la garganta seca, apenas audible, sintiendo el nombre atrapado en su boca como un susurro desesperado. Tragó con dificultad, el sabor amargo de la incertidumbre invadiendo su lengua.De pronto, escuchó pasos que se acercaban. El sonido era firme, metódico, y su corazón empezó a latir con fuerza. Cerró los ojos de nuevo con rapidez, fingiendo estar inconsciente, mientras su mente se llenaba de un único pensamiento: ¿Enzo?La posibilidad de estar bajo el control de su peor enemigo lo aterraba. Pero entonces una voz cortó el silencio, y n
CAPÍTULO 94: NO ABUSES DE MI BUENA FE.Enzo entró en la bodega; el lugar estaba impregnado de un leve olor a humedad y encierro. Sus pasos resonaban en el piso de concreto mientras uno de sus hombres de confianza lo seguía de cerca.—¿Le han dado agua?—Sí, jefe. Lo hemos mantenido vivo hasta que usted llegara —respondió el hombre, evitando su mirada por un instante antes de continuar—. Aunque la señora...Hizo una pequeña pausa, como si dudara en cómo formular la frase.—La señora le dio unos cuantos golpes y… bueno, digamos que también algunas torturas.Enzo sonrió; era una sonrisa cargada de orgullo y admiración hacia su esposa.—Mi Lana siempre sabe cómo hacer las cosas… Y antes de que yo lo mate, primero quiero interrogarlo. Sé que planeaba una rebelión y que los que lo apoyaron están muertos. Pero...Sus ojos se entrecerraron, como si procesara un pensamiento oscuro.—Algo me dice que hay alguien más. Alguien cercano a mí. Y si es quien estoy pensando... va a lamentar no haber r
CAPÍTULO 95: INVITACIÓN A UN YATE. RUSIA. Quince días habían pasado. Quince largos días desde que Iván había descubierto la verdad, desde que todo su mundo se había tambaleado. Y ya no podía seguir fingiendo. Cada minuto en aquella propiedad lo consumía, y su decisión estaba tomada. Esa noche escaparía, aunque su herida no estuviera completamente sanada. El proyectil en su costado derecho seguía doliendo como el primer día, pero no había tiempo para esperar. Una vez que lograra llegar con Lana, formarían un plan para acabar con Dima.La noche había caído pesada, con un cielo sin luna que convertía la montaña en un laberinto de sombras. El aire era frío y mordía su piel, pero Iván no tenía espacio para sentirlo. Su respiración era controlada, cada paso calculado mientras avanzaba entre los árboles cercanos al muro perimetral. Sabía que los guardias patrullaban constantemente, y cualquier error sería su sentencia.Desde la distancia, las linternas de los guardias se movían como luciérn