Los siguientes días, eran como siempre fueron al principio de casarme con Mark, me levantaba, me duchaba, desayunaba viendo marcharse de la casa a Mark con mi pequeña, quedando y después sentada en el salón sola leyendo un libro o paseando por el jardín para tomar el sol, aunque aprovechaba cuando estaba sola para llamar a mis padres y saber cómo estaba de salud mi padre, calmandome mi madre ya que le dieron el alta en el hospital a los pocos días y mi padre ya se encontraba en su casa. Casi todas las tardes, me quedaba con mi hija en el salón viendo la televisión con ella o jugando con sus juguetes hasta la hora de la cena, dándole un baño después, poniendo su pijama y acostarla en la cama, quedandose dormida antes de que yo terminara de contarle su cuento. Marchandome de su dormitorio cuando la terminaba de arropar y apagar la luz de su lamparita, regresando a mi dormitorio acostándome en la cama yo sola durante días, ya que mi esposo se quedaba en su despacho trabajando o en el sal