MAIA CARRIZALES.—¿Está lista?—Sí —le contesto al doctor.—Ok —siento sus manos alrededor de mi cabeza—. Voy a quitarle la venda, puede que le duela un poco, ¿de acuerdo?—Sí, sí.Siento como el doctor empieza a quitarme la venda, lo cual no me molesta para nada hasta que llega a la parte en que la tela se pegó a mis ojos, lo cual me dolió un poco al quitármela.—Abra los ojos.Hago lo que el doctor me pidió, pero veo todo oscuro.—¿Tengo los ojos abiertos? —cuestiono—. No veo nada.—Los tiene abiertos —me contesta el doctor—. Estoy pasando una luz por sus ojos y al parecer, no hay nada grave de que preocuparse, pero dígame, ¿siente un ligero calor en el rostro?Asiento.—Entonces no hay nada que preocuparse —me informa y escucho ruido—. Su vista regresará en uno o dos días o puede que menos, pero máximo una semana, pero aun así, tiene que cuidarse.—Ok —dice el doctor—. Estas gotas se las tiene que aplicar todas las noches en los ojos antes de dormir y estas otras cuando sienta que
MAIA CARRIZALES.Veo a Michael aterrorizada mientras él solo me ve sorprendido desde la puerta del restaurante y no se mueve para nada.Trago saliva nerviosa al mismo tiempo que Mauricio regresa a nuestra mesa dejando la bandeja de la comida arriba de esta.—Buenas y malas noticias —lo veo—. La buena es que nuestra comida ya está y la mala es que... ¿estás bien?Asiento y veo detrás de él para ver a Michael, pero para mi sorpresa, él ya no está.Siento un pequeño alivio que no dura mucho cuando me doy cuenta que Michael está sentado en otra mesa viéndonos fijamente.—¿Por qué siento que me estás mintiendo?—Estoy bien, en serio —le respondo a Mauricio—. Es que... tengo mucha hambre.Agarro mi hamburguesa y empiezo a comermela.—¿Ok?Mauricio agarra su plato de pasta y empieza a comer al igual que yo.Intento no ver a Michael, pero lo termino haciendo un par de veces lo más tranquila y discretamente posible, y en una de esas veces que lo veo, lo encuentro haciendo algo en su celular an
MAIA CARRIZALES.¿Por que tuvo que suceder esto?Abrazo mis piernas mientras lloro y veo a Mauricio, el cual no ha reaccionado ni se ha movido desde hace que aparecimos aquí.No sé en donde estamos y tampoco hay nada alrededor, lo cual solo hace que me desespere y asuste más, ya que está anocheciendo y tengo miedo de que animales aparezcan en cualquier momento para matarnos, ya que estamos en lo que creo que es una montaña.Agarro mi celular y sigo viendo como no tengo señal y como me queda poca batería.Nos vamos a morir.Escucho quejidos y volteo a ver a Mauricio, que está reaccionando.—¿Estás bien? —le cuestiono.Él asiente mientras lo ayudo a sentarse.—¿En dónde estamos? —me cuestiona viendo nuestro alrededor.—No sé —le respondo—. Creí que tú lo ibas a saber.—No, yo... —se queja mientras ve todo—. Teníamos que aparecer en la casa, no aquí, pero no tuve la suficiente fuerza para que el hechizo funcionara bien —me informa y me voltea a ver— ¿Estás bien?Asiento.—¿Cómo le haremo
MAIA CARRIZALES.Mauricio y yo seguimos a Laila hasta la sala, en donde Leon nos espera sentando en el sofá.—Por fin llegan —nos dice—. Me tenían preocupado, ¿en dónde estaban?—Nos perdimos —le respondo— ¿Qué haces aquí?—Pues... ¡esperándolos a ustedes! —me dice— ¿¡Cómo rayos se les ocurre perderse!? ¡Estas en peligro!—¡Lo sé! —le digo— ¡Pero no lo planeamos! —¡Por suerte Nicolás no te está buscando aquí! —me regaña.—Te equivocas —le digo—. Él de seguro ya debe de estar buscándome aquí.Leon me mira serio.—¿Por qué dices eso? —me cuestiona— ¿Qué es lo que paso?—Salimos a comer a un restaurante y nos encontramos a Michael —abre los ojos sorprendido—. Él me vio y estoy segura que ya le dijo a Nicolás, lo vi hablando por teléfono.—Mierda —murmura llevándose una mano a la cara y luego parece recordar algo— ¡MIERDA!Sale corriendo de la sala y estoy seguramente que también de la casa, ya que escucho como se azota una puerta y el ruido de unas llantas rechinar.—Maia —volteo a ver
MAIA CARRIZALES.—No te tienes que preocupar, hable con Michael y estoy seguro de que no dirá nada.Tecleo un mensaje rápidamente.¿Él te lo dijo?— —No, pero hable con él y aunque tocamos tu tema, no dijo nada sobre que te había visto. Pero prepárense, van a regresar a Berlín hoy en la noche.Ok.—Dejo el celular encima de la mesa y sigo desayunando.—¿Quién era? —me cuestiona Mauricio.—Leon —le respondo—. Michael no dijo nada, pero tenemos que regresar a Berlín hoy en la noche.—¿Y estás bien con eso? —asiento— ¿Segura?—Sí —le respondo—. Además, no podemos hacer algo más, si Leon se equivocó y Michael le dijo a Nicolás, lo más seguro es que empiecen o ya me estén buscando en Italia.—Esperemos que no se haya equivocado —me dice desayunando—. Hay algo que no entiendo.—¿Qué es lo que no entiendes?—Como es que no te han encontrado hasta ahora —me revela—. No me malentiendas, me alegra mucho que no tu mate no te haya encontrado, pero lo que no logro comprender es como Leon te ayuda
MAIA CARRIZALES.Berlín 3:45 hrs.—¿En cuanto tiempo llega el uber?—Dice aquí que en dos minutos —me responde Mauricio viendo su celular—. Estoy cansado.—Ya somos dos —le revelo—. Solo quiero llegar al departamento y dormir.—¿Puedo quedarme en tu departamento? —me pregunta—. Estoy muy cansado y quiero acostarme cuanto antes, además, así hago yo hago el desayuno.—Esta bien —le digo—. Pero no creo que nos levantemos para desayunar.—Tienes razón...—murmura— ¿Y si mejor salimos a comer? Siendo sincero, no quiero cocinar.—Ok —le contesto.Un auto se detiene delante de nosotros y después de Mauricio verifica que sea nuestro conductor, nos subimos después de subir las maletas en la cajuela.LEON MANCINI.—Bien —me siento en el sofá— ¿Para qué me necesitan? Tanto como Roberto y Michael me ven serios, lo cual no me sorprende de Roberto, ya que siempre esta serio, Michael, por otro lado, no es del tipo que es serio, es más del que es serio solo una cantidad limitada de veces.—¿Por qué n
MAIA CARRIZALES.—¡Que bueno que ya regresaron! —Christa me abraza— ¡Los extrañamos!—Nosotros igual —le digo correspondiendo el abrazo y luego nos separamos— ¿Cómo han estado?—Muy bien —me responde—. Me tienen que contar todo sobre su viaje, pero lo más importante, ¿nos trajeron recuerdos?Volteo a ver a Mauricio y lo veo buscando algo en una bolsa.—Esto es para Camila —le da unos paquetes de juguete y unas mudas de ropa—. Esto es para Armin —le da una taza—. Y para ti, trajimos ropa toda esta ropa.Mauricio le da la ropa a Christa, la cual muy apenas puede sostener todo.—Gracias —nos dice dejando todo con cuidado en un sofá— ¿Ya almor...?El llanto de Camila empieza a escucharse y Christa nos dice que regresa en un momento, lo cual es cierto, ya que regresa junto con Camila que parece apenas haber despertado.—No puede ser —comento—. Está muy grande.—Lo sé —me dice Christa—. Ve con la tía Maia.Me entrega a Camila y la bebé me mira atentamente.—Creo que te desconoce —comenta Ma
NARRADOR OMNISCIENTE.2 de Enero 9:30 hrs.Se suponía que todo iba a ser diferente, pero no fue así.Lamentaba tanto el hecho de no haberla encontrado antes, pero hizo todo lo que pudo y lo que estuvo en sus manos para lograrlo, pero aún así, lamentaba no haberse esforzado más.Mira la urna de cenizas que está en su escritorio y posteriormente, la pequeña placa que posee está:Acacia Luna Davies 28/11/2022 a 25/12/2047. Nunca te olvidaremos. D.E.P.La había perdido y está vez, no había nada que pudiera hacer para tenerla de vuelta.—Nicolás —levanta la mirada para ver a Leon delante del escritorio— ¿Quieres que le hagamos una ceremonia?El pelinegro vuelve a ver la urna que tiene enfrente.—Déjenme solo —abraza la urna y oculta su rostro en ella mientras intenta no llorar—. Necesito estar a solas.Leon, Michael y Roberto no dicen nada y solo salen de la oficina cerrando la puerta y dejando a su amigo solo.Nicolás abraza aún más la urna con las cenizas de su melodía y empieza a llorar