Ella mantenía los puños cerrados cuando sintió que ya fue suficiente, la mujer se había puesto de pie, Diane envolvió su cuerpo en la toalla, pero al salir del baño se encontró con el mismo demonio encantador observándola fijamente, por supuesto que la presencia de Dominick en su habitación la tomó por sorpresa.— No podré soportar que sigas manteniendo intimidad una vez más de lo que va de la noche hoy - Diane se defendió y efectivamente ella sabe que hacerlo una vez más la dejaría aún más peor.— No te creas muy adictiva como para que volvamos a hacerlo esta noche - Lo expresado por Dominick había generado descontento en Diane que miró de mala manera al hombre - No me mires así, acuéstate vamos a dormir.— Puedes ir a dormir en tu habitación - Diane lo miraba de una manera dominante, no quería estar cerca del hombre.— Ya te he dicho que te acuestes que vamos a dormir - Dominick se acomodó en la cama de la mujer que de inmediato le arrebató la almohada.— Vete a tu habitación o si t
En el Restaurante se había quedado en completo silencio, los Médicos y los enfermeros se sorprendieron gratamente de la presencia del hombre que avanzaba a pasos seguros hasta cierta mesa en dónde una hermosa castaña se encontraba muy sonriente, las manos de Dominick se posan por encima de la mesa, Diane levantó la vista encontrándose con aquellos ojos negros majestuosos y asesinos, Dominick tenía un aura terrible.— Doctor Mascherano - Fernando James se había colocado de pie.— No me dirijas la palabra y pasa por recursos humanos por tu liquidación - Diane se había puesto de pie al escuchar las palabras de Dominick.— ¿Estás mal? - Murmuró Diane - No puedes hacer eso.— No estoy hablando contigo y tú ya me escuchaste - aquello fue expresado a Fernando que no había mostrado ninguna emoción, de hecho tal parece que ni siguiera le importaba lo dicho por Dominick.— Diane, fue un placer compartir contigo, nos volveremos a ver - Diane se había sonrojado ante las palabras de Fernando James
— Dominick - Murmuró la Doctora. — Doctor Mascherano para ti y para el resto - El hombre se acercó a las mujeres - Dominick solamente para mi mujer, mi esposa, la única entre tantas que posee un nivel al que nadie va a llegar - lo expresado por Dominick y por la manera en que lo dijo ambas mujeres sintieron escalofríos.— Yo - la Doctora se había puesto blanca como el papel, no se imaginaba que Dominick llegaría junto a ellas, de aquella manera, mucho menos esperaba que la mujer que estaba a su lado fuera defendida por el hombre.— ¿Usted y yo tenemos algo que ver juntos? - Diane sintió que las piernas le temblaban mientras su marido estaba a escasos centímetros de ellas, por supuesto que la pregunta de Dominick fue dirigida a la Doctora.— No - la mujer lo dijo en un susurro de hecho quién tenía un enamoramiento prematuro de Dominick era ella, pero el hombre nunca le había dado ni siquiera la hora, incluso ella hubiera dado hasta el último centavo de su dinero para ocupar el puesto
Diane salió del Sanatorio en el vehículo de Dominick guiado por su propio chofer, por detrás del vehículo, aunque de manera muy discreta venía otro vehículo, cuando la mujer llegó al hotel se dirigió directamente al ascensor y marco el piso en el que se encontraba su hermana, pero antes de que las puertas de esta se cierren alguien más se había adentrado en el interior.— ¿Por qué no contestabas mis llamadas? - el hecho de que Franco irrumpa de aquella manera al lugar había tomado por sorpresa a Diane, la respiración de la mujer se había acelerado, pero no dio su brazo a torcer.— No tenía por qué responderte las llamadas, Franco entre tú y yo todo había quedado muy claro - Diane se armó de valor para expresar aquello, pero segundos después de haberlo dicho se arrepintió al observar que los ojos del hombre se habían enrojecido.— ¿Por qué lo haces todo más complicado Diane? Amarte es una maldita tortura, saber que te entregaste a otro, que otro es el dueño de tus besos, de tus caricia
— ¿Qué estás diciendo Franco? - Diana tomó el rostro del hombre entre sus manos, estuvo tentada a besarle, pero las ganas no estaban allí, lo amaba, pero el deseo no estaba en el hombre y aquello también la hace sentirse mal, Franco era la víctima aquí amar a una mujer que no tuvo otra opción que terminar casada con su cuñado - No podemos, ya no podemos es mejor que.— No Diane, ya no insistas, tú eres mía, siempre fuiste mía— Franco se llevó el rostro entre las manos.— Ya no soy tuya, porque yo me he casado con Dominick - y al momento de que Diane había expresado aquellas palabras, Franco levantó el rostro y la miró profundamente una mirada que hizo que Diane se arrepienta de haber hablado.— ¿Que acabas de decir? - La mirada de Franco era mortalmente fría, Diane por primera vez sentía que no lo conocía, por primera vez el temor de lo que Franco pudiera hacerle se apoderó de ella - Repite esas malditas palabras Diane.— Franco, tranquilízate - Diane trato de calmarlo, pero el hombre
Franco se paralizó, Diane se había puesto de pie de manera inmediata aunque estaba un poco adolorida, no obstante había llegado de manera inmediata junto a Dominick resulta ser que Dominick Mascherano sería su punto de fortaleza y protección para ella, muy a pesar de todo, él no había empleado estas técnicas con ella, Diane no pudo contener las lágrimas el hombre bajó la cabeza, frunció el ceño al verla con la marca del golpe que recibió, definitivamente había sido muy fuerte y aquello molesto a Dominick, su mirada fulminante puesta en la espalda de Franco.— Date la vuelta - Espetó el hombre, Franco no se había movido, pero el ambiente tenso se sentía bastante, él no esperaba que Dominick viniera a Diane, de hecho pensaba que no le importaba, pero allí estaba apuntándole con un arma y con la mujer buscando su protección - Date la vuelta - volvió a decir Dominick su voz sonaba muy calmado, pero sus ojos estaban ardiendo de ira.Franco Rizzi se había dado la vuelta lentamente, encontrá
Habían caminado por unos 7 minutos hasta llegar a una pequeña casa, Dominick abrió la puerta el interior era pequeño y acogedor, Diane quedó maravillada por el lugar, antes de que dijera algo aunque no tenía mucho que decir, Dominick era elegante y feroz, ambos se habían quedado mirándose por largos 10 segundos, pero posteriormente Dominick acabó con la distancia que los separaba besando profundamente los labios de la mujer, un beso al cual ella correspondió de manera inmediata, tal parece que ella sabía lo que quería, Diane se estremeció ante aquel pensamiento de entregarse voluntariamente a Dominick después de estar cerca de ser forzada por Franco.— Que sea perfecto por esta noche - murmuró Dominick acariciando con su dedo pulgar los labios de la mujer, ella asintió con la cabeza y volvió a besarle, Dominick tomó las riendas de manera rápida, la dejó caer por encima de la cama con la que contaba la pequeña casa, ella parecía ansiosa, tanto que de manera rápida se deshizo del nudo d
Diane no sabía qué descripción darle a aquello que estaba viendo y de la manera en la que aquella hermosa rubia se abalanzó hacia el cuerpo de Dominick, por supuesto el hombre no había rechazado el abrazo de la mujer.— ¿Qué ocurre? - Incluso la tonada de su voz era un poco menos agresiva, Diane quería desaparecer de allí la castaña sentía que allí ella estaba sobrando, pero no hallaba manera para hacerlo, entonces no quedaba otra cosa que aguantar hasta que terminen.— ¿En dónde has estado? Te he esperado durante toda la noche, pero nunca llegaste - se notaba el disgusto en la voz de la mujer.— Cecilia - Murmuró Dominick, entonces Diane levantó el rostro, ella aparentemente era la mujer de la cual las mucamas estaban hablando, ambos parecen haber entrado en un mundo en donde solamente eran ellos dos, la incomodidad en ella crecía más a medida que pasaba los minutos.— Ve a recorrer Milán, tengo asuntos que tratar y. — ¿Cenamos o almorzamos juntos? - Diane había vuelto a prestarles