Capítulo cincuenta y cuatro: Te amo—¿Aún la ama verdad? —una voz se escuchó de pronto, como si saliera de las sombras y Angelo brincó con sobresalto.—¡Cielos Malvolio! —profirió una mladici0n por lo bajo—. ¿De dónde diablos saliste? Me vas a matar del susto.—Disculpe, no fue mi intención —murmuró el guardaespaldas con cierta pena, aunque la verdad era que por lo general se movía por la casa como fantasma, siempre al acecho. Sin embargo, Angelo estaba demasiado distraído en sus pensamientos como para notarlo—. No me ha respondido, señor.—Como el primer día —contestó él sin dudar. Ambos estaban en confianza—. ¿Cómo me lo vas a preguntar tú, que conoces todos mis secretos?—Nunca lo he dudado, señor. Es usted quien se niega la oportunidad de ser feliz, y perdone la franqueza.—Te perdono, Malvolio —Angelo miró su retaguardia el camino por el que su esposa había desaparecido—. Mi felicidad siempre ha pasado a segundo plano cuando se trata de ella. Si Teresa quiere el divorcio, eso es
Capítulo cincuenta y cinco: Sueño y pesadillaTeresa se quedó helada sin poder moverse, no podía dar crédito a lo que oían sus oídos. ¿Cómo es posible que la amara y a la vez quisiera divorciarse de ella?—Es que te amo, cara mia. ¡Te amo con locura! ¡Amo cada centímetro de tu cuerpo, marcado o no! ¡Siento un orgullo inmenso de saber que es mío, que me perteneces y muero de solo pensar en que puedo perderte! —Exclamó Angelo un poco más calmado—. Ya está. Ya lo dije.—¡Diablos! Pero entonces ¿De qué va esto del divorcio? ¡Explícate por favor! —reclamó ella con voz ahogada.—Es muy fácil —respondió el italiano a la vez que se abalanzaba sobre ella echándola de espaldas en la cama envolviéndola en un beso apasionado, que la dejaba sin aliento. Su boca, la obligó a abrir la suya, a aceptarlo, fundiéndose con él y entregarse de nuevo. Teresa quedó cautiva una vez más en aquel vaho caliente, tanto que la abrazaba y extendía el calor a cada molécula de su cuerpo, haciendo que lo deseara de
Capítulo cincuenta y seis: Esposa celosoAngelo miraba por la ventanilla de su limusina mientras tarareaba una melodía de Michael Bublé, de pronto reaccionó como si lo hubiera picado una abeja.—Da la vuelta Malvolio he olvidado algo importante —le ordenó a su chofer y guardaespaldas.hizo las maniobras pertinentes y en pocos minutos estaban volviendo a la villa.El magnate miró con curiosidad el auto aparcado delante de su residencia, tratando de recordar donde lo había visto antes, y cuando cruzó la puerta del vestíbulo con fuerte tirón, enseguida lo supo. El desgraciado de Michael West estaba besando a su mujer. Pero, ¿Cómo se atrevía? Angelo no lo pensó dos veces, se abalanzó de inmediato hacia el sujeto y su puño impactó directamente contra su mandíbula. El inglés no tuvo tiempo de reaccionar se balanceó hacia atrás por el golpe y casi cae al suelo, pero el sofá se interpuso, cayendo de espaldas sobre él.—¡Angelo! —gritó Teresa aterrada al ver la cara de su esposo que se veía cl
Capítulo cincuenta y siete: Hermana en problemasEn efecto, no era otra que Camile la hermana de Teresa, quien se encontraba sentada en una mesa a pocos metros de ella, allí mismo en el Café del Centro Comercial.Por supuesto que cuando Teresa la llamó, la joven se levantó de inmediato y fue a su encuentro.—Hola Teresa —saludó Camile con poco entusiasmo.—Que tal querida, ¿Pero me puedes decir que haces aquí? Imaginaba que estarías en Roma desde ayer —preguntó la pelirroja algo intrigada.—Así fue —respondió la hermana con pesar y posteriormente explicó—, es que tuve algunos problemas en el trabajo y me despidieron.—Pero es terrible. ¿Y qué piensas hacer? —inquirió ella preocupada.—Bueno, estoy buscando otro trabajo aquí en Rieti.—Pues no se hable más. Te irás conmigo a la Villa y hablaré con Angelo para que te consiga un puesto en Industrias Gatti —dijo Teresa, al tiempo que llamaba a Malvolio para que viniera a recogerlas y llevarlas a casa.Ya en la Villa disfrutaron del almuer
Capítulo cincuenta y ocho: AccidenteAquella mañana había estado muy movida en Industrias Gatti, Angelo estuvo cerrando algunos tratos con inversores extranjeros y ahora se disponía a salir hacia uno de los astilleros a supervisar personalmente, como acostumbraba, la construcción de la nueva flotilla que en los próximos días debía entregar a sus propietarios. En el momento que sonó su móvil.—¿Pasó algo cara mía? —interrogó Angelo.—No, es solo que quería que supieras que Gina y yo hemos traído a los niños al parque de diversiones del Centro—explico su esposa al otro lado de la línea. Al fondo se podían escuchar las risas de los gemelos divirtiéndose.—Ah si, ya puedo oírlos, voy a salir mas temprano `para unirme al paseo. ¿Te parece bien?—¡Hoo... es una excelente idea! Los niños van a adorar pasar tiempo contigo —dijo Teresa entusiasmada.—Entonces no se hable más, en un rato me reúno con ustedes. —Hasta dentro de un rato, te amo Angelo Gatti.—Y yo a ti Teresa Gatti —colgó y echó
Capítulo cincuenta y nueve: Amnesia temporalAquella tarde en el hospital había sido terrible, entre las idas y venidas de los doctores revisando a Angelo, haciéndole preguntas y análisis de todo tipo para comprobar su estado de salud. Por su parte Camile había tenido que salir para Industrias Gatti, pues en las Empresas todo era puro caos y necesitaban de todo el personal disponible para ayudar a restaurar el orden. Teresa se encontraba en un puro nervio debido al extraño comportamiento de su esposo, pero el doctor a cargo del caso le había explicado que era normal, debido al fuerte golpe que se había dado en la cabeza, provocado por la explosión. Estaba tomándose un café en la cafetería del hospital, en tanto que devolvieran a Angelo a la sala después de unos exámenes.—Teresa ¿Qué fue lo que pasó? ¿Cómo está Angelo? —preguntó el hermano de Angelo que acababa de llegar.—¡Giulio, que bueno que has venido! —lo recibió ella entre sollozos y se abrazaron. —Disculpa Tessa ¿Cómo estás?
Capítulo sesenta: Recuperar lo que me perteneceAl llegar al hospital Teresa llevaba la bolsa con los dulces favoritos de Angelo, llena de esperanzas en que estos le refrescaran la memoria, abrió la puerta de la habitación donde él se encontraba, pero cuando vio la visita que tan animadamente había recibido su esposo su sangre se heló en las venas y la bolsa cayó al suelo desparramándose el contenido.—¿Katrina, eres tú realmente? —exclamó sin poder disimular su cólera.—Hola,Teresa, también me alegro de verte —respondió Katrina con tono irónico y frio.—¿Ustedes se conocen? —intervino Angelo con curiosidad.—Por supuesto querido, ella es normal que no la reconozcas porque siempre ha sido un ser insignificante para ti —le explicó su maliciosa prima sin darle tiempo a Teresa de salir de su asombro, al tiempo que la arrastraba a fuera de la habitación.—¿Cómo te atreves maldit@? ¿Acaso no te bastó con el daño que ocasionaste en el pasado? ¿Qué has venido a hacer aquí después de tanto ti
Capítulo sesenta y uno: Las artimañas de la cuñadaLa tarde había transcurrido rápidamente, cargada de emociones y se había reservado lo mejor para el final. Para Teresa era casi un sueño hecho realidad, poder llevarse a Angelo a casa después de tantos tropiezos. Al llegar a la villa fueron recibidos por los mellizos que esperaban con ansias el regreso de su padre, al que extrañaban muchísimo, iban acompañados de Gina y como siempre revolotearon por algunos minutos a su alrededor y luego salieron corriendo hacia el parquecito. Ermini por su parte había preparado unos pastelitos con jugo de naranja, el preferido del italiano para la merienda, que sirvió con amabilidad a los recién llegados. Más tarde Angelo se retiró a descansar como había ordenado el doctor, mientras que Teresa y Giulio entablaron conversación.—¿Qué te pareció la visita de mi Prima, Tessa? —preguntó Giulio.—No entiendo qué fue lo que la trajo aquí. ¿Cómo se le ocurrió que podría reconquistar a Angelo después de tan