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━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Entre caricias y chocolates━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━De nuevo la besó, y con la mano la acariciaba desde sus pechos, pasando por su estómago, cuando llego a su bajo vientre. Gia no puedo evitar susurrar en sus labios su nombre, al mismo tiempo que se ponía de puntillas y arqueaba su cuerpo en busca de su toque. —No tienes idea de que lo que me hace verte de esta manera —pasó su lengua por su labio inferior—, saber que estás encendida de deseo por mí. Fue dejando un reguero de besos, mientras se deslizaba. Hasta quedar de rodillas, y poniendo la frente sobre su vientre. Puso las manos sobre sus caderas y las amasó. Luego con el dedo índice acarició su entrada femenina. Utilizó el dedo pulgar para comprobar su humedad, pues estaba tan resbaladiza, y Santino sabía que no era por el agua precisamente. De nuevo ella impulsó sus caderas. —Gía, si no te quedas quieta… —le iba a regañar. —Tú eres el culpable… solo tú —manifestó ella, volviéndose a impulsar. —No —respondi
━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Entre caricias y chocolates━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Habían pasado cinco días, después de aquella noche, entre risas, alcohol, caricias y sexo, Gia y Santino había expresado todo lo que sentían, y habían decidido intentarlo una vez más. Prometieron, durante lo que quedaba del viaje, no recordar el inicio de su relación, ya que ambos pensaban que lo mejor era terminar de pasar la página en cuanto a ese evento. Gia se sentía completamente diferente, se sentía completa. No quedaba rastro de aquella chica melancólica, que se sentaba en el balcón de su apartamento en New York a mirar el atardecer, acompañada de una botella de vino. Añorando desesperadamente ser envuelta por los brazos y el calor de su esposo. Por su parte, Santino en los tres años de ausencia de Gia. De manera forzosa se había obligado a respirar profundo de nuevo, cuadrar los hombros y salir adelante. Pues estaba acostumbrado a que le faltara el aire cuando estaba al lado de ella. Se había dedicado a exp
━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Entre caricias y chocolates━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━—Sí, tienes toda la razón —jugueteó con las manos por el nerviosismo—. Hay una oportunidad para mí, que a muchas personas les gustaría tener. Santino aguardaba silencio, no quería interrumpirla. Necesitaba que se expresara, su corazón le pedía a gritos que lo escogiera.—Antes de venir a casa, mi jefe me hizo una propuesta —Gia se aclaró la garganta, y lo miró de manera nerviosa—. Porque él va a abandonar el puesto, y quería que yo fuese su reemplazo. —Está bien, comprendo —él se pasó la mano por la cabeza, síntoma de la exasperación—. En realidad, es una buena noticia, y me alegro por eso. Sus palabras no eran vacías, además de sentir alegría por ella, sentía orgullo. Entendía perfectamente la situación. —Santino… —dijo su nombre, relamiéndose los labios y poniendo las dos manos sobre la suya, apretándolo—. Trabajé muy duro para lograr llegar a donde estoy —negó con la cabeza—. Ser como tú dices, la niña de una
━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Entre caricias y chocolates━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━La última vez que Gia estuvo montada en un avión le dolió la cabeza de tanto pensar si la decisión que había tomado era la correcta, lo cierto era que hasta el momento no se había arrepentido. Los momentos vividos con Santino, no los cambiaría por nada del mundo. Su pecho ya no dolía por el vacío de no estar a su lado. Su corazón y cada célula de su cuerpo le gritaba que estaba dónde, y con quién debía estar. Recostó la cabeza sobre la ventanilla, cerró los ojos, suspiró profundamente y se aferró al brazo de su esposo en el instante que el avión despegó. —No quiero imaginar como fue tu vuelo desde New York —Santino soltó una risita, pues eran más de seis horas de vuelo y al parecer a Gia una hora la estaba matando.—¡¿Te habían dicho que no eres para nada divertido?! —expresó ella abriendo los ojos de golpe, sintiendo que ya el avión estaba estabilizado en el aire.—No sabía que le tenías miedo a los aviones —él se
━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Entre caricias y chocolates━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━ Gia no le dio oportunidad a que se negara, comenzó a quitarse la ropa de manera rápida en frente de él. Para cuando llegó a la puerta del cuarto de baño, ya estaba como Dios la trajo al mundo. Se detuvo en medio del marco y se giró, poniendo las manos a cada lado. —¿Te quedarás ahí? —cuestionó, ladeando la cabeza, y sonriéndole de manera sensual— ¿No piensas acompañarme? Santino alzó la vista, al mismo tiempo que pasaba una de sus manos por la cabeza y se relamía los labios. —En este preciso momento… —caminó hasta ella en dos zancadas, pasándose el polo por arriba de la cabeza, y tirándolo sin mirar al suelo— Tengo otros planes en mente —le guiñó un ojo. Segundos después observó como las mejillas de la mujer que tenía en frente se ruborizaban. Para él era la más hermosa, al punto de no tener comparación con nadie, y menos desnuda. «¡Dios! ¡Cuanto la amo!» Gia no esperó mucho tiempo, cuando él se detuvo para q
━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Entre caricias y chocolates━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━ Después de aquel encuentro tomaron un baño en pareja. Gia le dijo que no tenía ganas de salir, que pidieran la comida en la habitación. Eso fue algo que hizo sentir orgulloso a Santino. Porque eso significaba que su mujer estaba satisfecha. Sin embargo; él la convenció, pues quería que conociera la nueva sucursal en Sicilia. Gia se había arreglado de manera un poco informal, pero al mismo tiempo presentable para hacer acto de presencia en el negocio familiar que no conocía. Se había puesto, un vestido sencillo manga sisa, un poco suelto. Al igual que la falda, en color verde hasta medio muslo. El cual acompañó con unas sandalias de tacón alto y finas tiras de color crema, que combinaba con su pequeño bolso. Se hizo un moño flojo, y se maquilló de manera sutil. Los ojos un poco sombreados, y los labios apenas con brillo. Quería que Santino la viera de la manera más natural posible, estaba contenta con los resultado
━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━Entre caricias y chocolates━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━ Gia sonrió sin abrir los ojos todavía, la manera posesiva en la cual Santino estaba pegado a ella le recordó algunas cosas de las que habían sucedido la noche anterior, después que habían llegado del restaurante. —¿Me quieres explicar como es que Riccardo Longo fue tu novio? Santino le había preguntado con tono serio, y estrechando los ojos hacia ella. —Éramos adolescentes —respondió Gia encogiéndose de hombros—, apenas tenía diecisiete años. Al terminar el bachillerato, Riccardo se fue a Londres a estudiar. —Parece que no sabía que estabas casada. —Parece que alguien está celoso… Él dio un paso hasta ella y la arrinconó contra la pared. —Esa clase de historias no contadas no me gustan —presionó su cuerpo contra el de Gia, haciéndola jadear por la intensidad del contacto—. Eres mi mujer, mi esposa… No me agradó enterarme de tu relación con ese idiota de esta manera. Mordió el lóbulo de su oreja. —Fue
━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━ Entre caricias y chocolates ━━━━━ ∙ʚ♡ɞ∙ ━━━━━ Gia parpadeó un par de veces, por el asombro. Ni en un millón de años ella creería que su abuelo era el rey en el arte de la manipulación. El cocimiento de eso, hizo que su pecho doliera. —¿Estás tomando licor, nono? —no pudo evitar preguntar con un ligero tono de horror en su voz. —Se supone que estás convaleciente —Santino le regañó. Se hizo un silencio, cuatro pares de ojos cruzaron las miradas entre sí. Ambos se dieron cuenta de lo pálida que Lulú se había puesto, cruzaron las miradas entre ellos. —¿A qué hora le toca las medicinas al nono, Lulú? —le interrogó Gia, acercándose un poco a ella. —¡Oh, está bien! —exclamó Enzo—. No tiene caso que sigamos ocultándolo. —¿Estás seguro? —quiso saber Alonzo. —Les dije que era una locura hacer esto —agregó Nicoletta. —¡Estamos esperando! —les presionó Santino. —No tuve un infarto —confesó Enzo. —¡¿Qué?! —chilló Gia. —Estuviste hospitalizado —le recordó