Cada espacio que daba era caminar o un lugar que gritaba su nombre, cada rincón gritaba el de Rosse por donde fuera. Esas sabanas traían tantos recuerdos por un momento se quedó en silencio y solo se sentó sobre la cama, en completo silencio, sin dejar de observar como la luz entraba por la ventana, trataba de calmarse, trataba de poder guardar la calma y pensar con la cabeza fría, pero era tan difícil aceptar que tal vez se hayan reído de él, pero era imposible él sabía que ella lo amaba, de eso no había duda, era la manera en lo que miraba, era como su cuerpo reaccionaba cuando estaban juntos, nadie podía fingir hasta amar a niño que no era suyo, pero necesitaba respuestas, necesitaba calmar su alma y su corazón, necesitaba hallar aquello que le regresara un poco de paz, aquella que no tenía desde que ante sus ojos le arrancaron la felicidad de sus manos, desde el momento en que ella vestida de blanco fue arrebatada de su lado y al día de hoy no tenía idea donde estaba, no era el mi
—Abuela necesitas tranquilizarte, no llevas ni una semana consciente y ya te quieres levantar, tienes que entender que has estado en coma casi tres años, eres un milagro ándate, pero no fuerces a tu suerte. No queremos volver a sufrir lo que sufrimos, no sabes lo que fue verte como dormida tanto tiempo, muchas veces pensamos que no lo lograrías — Mientras tomaba la mano de la mujer con el cabello cenizo y media sonrisa para tratar de calmarla, ella no tenía idea lo que había sido mantenerla en pie, no tenía idea que había tenido que recurrir a la justicia para que ella hoy puede estar con él, su madre había intentado desconectarla hace un año ya cansada y agotada por todo lo que significaba una anciana en coma sin muchas esperanzas de salir de esa situación.—Mi niño hermoso, te entiendo, pero entiéndeme a mí, tengo que encontrar mi Alfonsina, no sé dé ella, esta vieja se llena de angustia de saber que puede haber sido de ella, de mi niña, ella está sola solo me tenía a mí, me entiend
UN MES DESPUÉS—Martín, hace tres días que él se fue y no tenemos noticias — Mientras él besaba su vientre de casi cinco meses, sentía una dicha casi plena, si no fuera porque hace días que su jefe bueno ahora socio había salido del país cansado de sentarse a esperar por noticias sin ningún resultado, lo entendía si por algún motivo Apolinaria le hubiera pasado algo similar hubiera movido mar y tierra por ella y su bebé, Martín no podía creerlo sería padre, algo que tanto soñó y hoy es casi una realidad.—Mande a gente a resguardarlo a la distancia y él lo sabe, esperemos que esto resulte, en este tiempo solo se pudo averiguar que un barco salió del puerto días después sin rumbo establecido, pero él cree que están en Génova o Roma, es capaz de hincársele a alguna virgen si con eso la recupera — Mientras contemplaba a su esposa que le acariciaba el cabello, ella seguía sin creer que hace tres semanas, él simplemente presiona su mano diciéndole que había regresado por ella y el su bebé.
GRECIA—Te lo dije Doménico, si te hubieras casado con mi nieta, todo sería distinto y no andaríamos incendiando el mundo entero con tal de encontrar a esa mujer y lo peor que es una ¡Maldita Salvatore! Cómo pudiste ser tan estúpido y no es una pregunta es una exclamación, ese apellido está maldito.—Papa, no te permito que hables así de ella, dentro suyo trae un hijo mío que es tan Salvatore como Barbieri, y no vengas con que su apellido y tantas estupideces, porque yo soy un Barbieri porque tú lo quisiste así, me tienes que ayudar a encontrarlos, no puedo permitir perderlos, una vez perdí a la mujer que amaba, no lo voy a hacer dos veces.No podía creer que el hombre que respetó desde que un día lo acogió bajo su custodia, aquel hombre que le dio un pan cuando llevaba días pidiendo limosna, hoy le decía que olvide y siga con su vida, como hacerlo si la mujer que amaba, aquella que le había enseñado de muchas formas a volver a creer, no la iba a perder no le importaba ya cuanta vidas
Doménico, se veía en el espejo de la habitación aquello que lo había albergado en su adolescencia y parte de su adultez, aquella que había sido testigos de las pesadillas que tenía hasta que sintió que con los Barbieri tenía una familia, ahora que él tenía la suya propia se la estaban arrebatando y no lo iba a permitir, tomo la rasuradora eléctrica, vio por última vez su hermosa melena color castaña oscura peinada a un lado, observó su ondosa barba del mismo color, podía ver sus ojeras, lo hundido de sus ojos, cada vez parecía un fantasma de lo que era antes, su musculatura había bajado un poco, no tenía cabeza para nada que no fuera traer con vida su mujer y a su hijo.—¡Vamos Doménico hazlo! — Se repetía una y otra vez mientras la rasuradora lo despojaba primero de su cabello hasta no dejar nada de lo que hasta hace minutos fue aquello de lo que jamás pensó deshacerse, su barba fue lo siguiente que desapareció, él siempre fue un hombre cuidadoso de su apariencia y su barba era lo qu
—¡No puedo creerlo! Todas estas mierdas tienen un nombre Sandro, el hijo de puta debería estar pudriéndose en el infierno ¿Estás totalmente y completamente seguro? — Mientras que Atenea no dejaba de ver a Gianluca de pies a cabeza, a pesar de la cicatriz que tenía en la ceja y el cuello, podía ver más allá. Los tatuajes en forma de sirena en su antebrazo derecho, y los anillos que traía en esa mano que minutos antes había golpeado con tanta fuerza y determinación a Doménico, la habían dejado perpleja hacía mucho tiempo que un hombre no captaba su atención de esa manera.—Cálmate Tío, la desesperación no lleva a ningún lado, cabeza fría recuerda cabeza fría en el objetivo. Dime ¿Qué pruebas tienes para asegurar algo como eso? — Quería saber no del Sandro si no dé él, pero no podía ser tan obvia además que, aunque había oído de su boca que amaba a la esposa de su tío, no le importaba, quería algo y lo iba a conseguir de una u otra manera, nunca había querido algo tanto como a Gianluca.
—¡Ahora si imbécil! ¿Quién y cuanto te pagaron? Habla si no quieres morir en este lugar— Luego de haberle prácticamente roto la mandíbula de tanto golpe, fue Atenea quien sedujo a Lorenzo alias Dinamita hacia la parte trasera del bar donde lo encontraron gastando a montones.—No sé de qué me hablas, y suéltame para que veas como te derribo de un solo golpe — Tratando de soltarse de su asiento, pero no logrando su cometido, ya que fuer doblemente atado a una silla con la camiseta ensangrentado de tantos golpes que le habían dado, viendo que nada de eso funcionaba Gianluca tuvo que sacar un último recuerdo, algo que no quería hacer, pero si se trataba del amor de toda su vida sería capaz de todo, la idea de que alguien la esté lastimando lo llenaba de rabia y su odio hacia Doménico se acrecentaba a cada segundo.—¿Dices que no sabes de qué hablamos? Dime tu pequeña Aitana que vive al sur de Sacramento California, está bien con tu madre la señora Amanda Portier — Formándosele una siniest
—Martín ¡¿Qué carajos está pasando?! — Estaba de regreso en una avioneta privada rumbo a New York, no aguantaba la incertidumbre y la duda.—No sé ni cómo explicarte Doménico, pero tienes que venir tú mismo a verlo, no tengo palabras para lo que estoy viendo. No quise dejar la casa sola, pero Apolinaria se ha desmayado de la impresión, pero ya estamos de regreso, deje a todos los hombres custodiando la casa, a Fernando y a esa mujer, estoy en constante monitoreo, cada minuto me están informando adicional que tengo las grabaciones en línea con el programa que se instaló.Es que nadie se odia imaginar que algo como eso podía suceder, era algo que a nadie le paso por la mente, una mujer con su aspecto, una mujer con sus características, como dos gotas de agua.—Tranquilo Doménico, en cuanto llegues aclaras todo lo que tengas que aclarar, no vas a ganar nada rompiéndote esa cabezota que tienes. — Tratando de quitarle el frío al ambiente adicional a eso tener a Gianluca cerca no era algo s