GRECIA—Te lo dije Doménico, si te hubieras casado con mi nieta, todo sería distinto y no andaríamos incendiando el mundo entero con tal de encontrar a esa mujer y lo peor que es una ¡Maldita Salvatore! Cómo pudiste ser tan estúpido y no es una pregunta es una exclamación, ese apellido está maldito.—Papa, no te permito que hables así de ella, dentro suyo trae un hijo mío que es tan Salvatore como Barbieri, y no vengas con que su apellido y tantas estupideces, porque yo soy un Barbieri porque tú lo quisiste así, me tienes que ayudar a encontrarlos, no puedo permitir perderlos, una vez perdí a la mujer que amaba, no lo voy a hacer dos veces.No podía creer que el hombre que respetó desde que un día lo acogió bajo su custodia, aquel hombre que le dio un pan cuando llevaba días pidiendo limosna, hoy le decía que olvide y siga con su vida, como hacerlo si la mujer que amaba, aquella que le había enseñado de muchas formas a volver a creer, no la iba a perder no le importaba ya cuanta vidas
Doménico, se veía en el espejo de la habitación aquello que lo había albergado en su adolescencia y parte de su adultez, aquella que había sido testigos de las pesadillas que tenía hasta que sintió que con los Barbieri tenía una familia, ahora que él tenía la suya propia se la estaban arrebatando y no lo iba a permitir, tomo la rasuradora eléctrica, vio por última vez su hermosa melena color castaña oscura peinada a un lado, observó su ondosa barba del mismo color, podía ver sus ojeras, lo hundido de sus ojos, cada vez parecía un fantasma de lo que era antes, su musculatura había bajado un poco, no tenía cabeza para nada que no fuera traer con vida su mujer y a su hijo.—¡Vamos Doménico hazlo! — Se repetía una y otra vez mientras la rasuradora lo despojaba primero de su cabello hasta no dejar nada de lo que hasta hace minutos fue aquello de lo que jamás pensó deshacerse, su barba fue lo siguiente que desapareció, él siempre fue un hombre cuidadoso de su apariencia y su barba era lo qu
—¡No puedo creerlo! Todas estas mierdas tienen un nombre Sandro, el hijo de puta debería estar pudriéndose en el infierno ¿Estás totalmente y completamente seguro? — Mientras que Atenea no dejaba de ver a Gianluca de pies a cabeza, a pesar de la cicatriz que tenía en la ceja y el cuello, podía ver más allá. Los tatuajes en forma de sirena en su antebrazo derecho, y los anillos que traía en esa mano que minutos antes había golpeado con tanta fuerza y determinación a Doménico, la habían dejado perpleja hacía mucho tiempo que un hombre no captaba su atención de esa manera.—Cálmate Tío, la desesperación no lleva a ningún lado, cabeza fría recuerda cabeza fría en el objetivo. Dime ¿Qué pruebas tienes para asegurar algo como eso? — Quería saber no del Sandro si no dé él, pero no podía ser tan obvia además que, aunque había oído de su boca que amaba a la esposa de su tío, no le importaba, quería algo y lo iba a conseguir de una u otra manera, nunca había querido algo tanto como a Gianluca.
—¡Ahora si imbécil! ¿Quién y cuanto te pagaron? Habla si no quieres morir en este lugar— Luego de haberle prácticamente roto la mandíbula de tanto golpe, fue Atenea quien sedujo a Lorenzo alias Dinamita hacia la parte trasera del bar donde lo encontraron gastando a montones.—No sé de qué me hablas, y suéltame para que veas como te derribo de un solo golpe — Tratando de soltarse de su asiento, pero no logrando su cometido, ya que fuer doblemente atado a una silla con la camiseta ensangrentado de tantos golpes que le habían dado, viendo que nada de eso funcionaba Gianluca tuvo que sacar un último recuerdo, algo que no quería hacer, pero si se trataba del amor de toda su vida sería capaz de todo, la idea de que alguien la esté lastimando lo llenaba de rabia y su odio hacia Doménico se acrecentaba a cada segundo.—¿Dices que no sabes de qué hablamos? Dime tu pequeña Aitana que vive al sur de Sacramento California, está bien con tu madre la señora Amanda Portier — Formándosele una siniest
—Martín ¡¿Qué carajos está pasando?! — Estaba de regreso en una avioneta privada rumbo a New York, no aguantaba la incertidumbre y la duda.—No sé ni cómo explicarte Doménico, pero tienes que venir tú mismo a verlo, no tengo palabras para lo que estoy viendo. No quise dejar la casa sola, pero Apolinaria se ha desmayado de la impresión, pero ya estamos de regreso, deje a todos los hombres custodiando la casa, a Fernando y a esa mujer, estoy en constante monitoreo, cada minuto me están informando adicional que tengo las grabaciones en línea con el programa que se instaló.Es que nadie se odia imaginar que algo como eso podía suceder, era algo que a nadie le paso por la mente, una mujer con su aspecto, una mujer con sus características, como dos gotas de agua.—Tranquilo Doménico, en cuanto llegues aclaras todo lo que tengas que aclarar, no vas a ganar nada rompiéndote esa cabezota que tienes. — Tratando de quitarle el frío al ambiente adicional a eso tener a Gianluca cerca no era algo s
—Te quiero mucha mami, te extrañé un montón — Antes de quedar dormido sobre la mano de la que él pensaba era su madre, recostado en su cama con una enorme sonrisa pegado a su rostro.Doménico los observaba desde la puerta y cuanto su hijo se quedó profundamente dormido, él la tomo del brazo de manera brusca, pasando por alto el hecho que sentía algo extraño cuando tocaba a esa mujer, la iba jalando por las escaleras hasta llegar a la sala principal donde a vista y paciencia de Apolinaria, Martín, Atenea y un relajado Gianluca quien comía un emparedado que le habían dado miraba la escena sin prestarle importancia por su postura, pero era todo lo contrario quería ver quien era esa mujer en la vida del esposo de Alfonsina.—Ahora si mujercita, ¿Quién eres y que pretendes? Porque mi fallecida esposa no eres de eso estoy totalmente seguro. — La mujer simulo vergüenza por ser tratada de manera tan humillante siendo el centro de atención de ese grupo de personas.—No merezco ser tratada de e
—¡¿Qué quieres que haga Martín?! El médico me lo dijo, no puedo sacar de su error a Fernando, luego puede ser un daño irreversible y no puedo hacerle algo así a mi hijo.Doménico estaba desesperado la situación lo superaba, era como si un día Dios diga no mereces ser feliz nunca pensó que con lo de Rosse la desgracia ya era mucha y ahora esa mujer a la que su hijo cree su madre y que no puedo sacarlo de su error, todo lo estaba ahogando, todo era como si quisieran asfixiarlo hasta hacerlo llegar a la locura, cada respiro dolía, cada momento sin respuestas eran una tortura.—Lo entiendo, pero no puedes dejar que esa mujer aparezca de la nada y por arte de magia se haga pasar por la madre de Fernando, nunca te he dicho que hacer, porque te respeto y admiro, siempre he estado a tu lado más que como un empleado como un amigo, por eso me doy la libertad de hablarte de esta manera.Doménico sabía que Martín tenía toda la razón, pero sin otra solución a la vista, una que no cause más daño, n
—Hijo ¿Cómo te sientes hoy? — Mientras lo veía tomar un jugo sin dejar de ser acariciado por Dalila, eso era algo que no le gustaba y tenía que hablar eso con ella, podía ser prácticamente idéntica a Elena, pero no era ella, no era la madre de Fernando y mientras las pruebas de ADN que se había realizado horas antes, mientras no tuviera los resultados tendría todas las defensas activadas. Mientras que Gianluca no quitaba la vista de ella y Atenea no quitaba la vista de él.—Bien papi, mi mami me dijo que cuando terminen todo mi desayuno vamos a jugar al jardín — Criatura de Dios con una sonrisa que si no supieras la verdad podrías alegrar a quien lo viera.—¿Qué piensas de todo esto Atenea? — Mientras observaba a través del gran ventanal que daba hacia el jardín y piscina de su patio trasero.—No confíes en esa mujer y ese extraño tic de siempre presionar ese crucifijo que trae en el pecho y no me venga con que es una religiosa o devota que la manera en que mira a Gianluca o a ti no e