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04: Soy tu esposa ¡No me trates así!

ELIHANA:

¡Mierda! En realidad el vestido si me encantó, sería algo atípico destruirlo, yo no lo hice pero tengo la certeza de saber quién fué, y si no me estoy equivocando la persona que lo hizo se nota que no me conoce y no sabe los estragos que puedo causar en su vida por un simple vestido.

Salgo de la ducha y veo mi vestido aún tirado en el piso desde anoche, empiezo a recoger cada una de sus partes con indignación, después de hacerlo lo arrojo al bote de basura y comienzo a prepararme.

Me cambio de ropa utilizando un conjunto de color oscuro para luego proceder a salir de la habitación, no quiero llegar al comedor, tal vez Lev esté ahí y sería desastroso como lo fué ayer, aunque traté de ser amable con él lo único que hizo fué que perdiera las ganas de verle su rostro nuevamente.

Bajando lentamente las escaleras veo pasar nuevamente a Paty con lo que parece ser ropa la cual lavará ¡Que buena casualidad! Preguntaré antes de encontrarme con mi cruel esposo.

—Paty— La llamo, ella se detiene y me mira con una amable sonrisa como siempre —Buenos días— Continúo mientras sigo bajando

—Buenos días señora, dígame que nesesita— Me dice tan tierna como siempre —Ah cierto— Se rasca la cabeza con un leve tono de pero —No he ido a buscar su ropa para lavar pero enseguida lo hago

—Nesesito saber si el señor Lev está en el comedor junto con mi suegro— Le interrogo —No te preocupes por mi ropa, la puedes lavar de último o lo haces después

—Así es, está desayunando él solo ya que su padre salió muy temprano, su ropa la buscaré en un momento

—Está bien Paty ¡Gracias!— Le respondo por último —Eso era todo puedes seguir con tu trabajo, creo que te estoy demorando

—Bueno señora, me retiro— Me hace una pequeña reverencia —Si nesesita algo avíseme— Sigue nuevamente su camino

Decido que lo mejor es no toparme con mi esposo por lo tanto salgo por la puerta principal sin saber a dónde ir pero con la certeza de no ver a Lev, me doy cuenta que en realidad es un día hermoso, comienzo a recorrer el jardín observando las hermosas flores que lo adornan, son tan admirables que alcanzo a sentirme mal al saber que algún día se marchitarán.

A lo lejos veo a un sujeto regando las plantas mientras tararea una leve canción, con un humilde sombrero que lo protege del sol, una mirada encantadora y sencilla que muestra lo buena persona que eso tal vez solo para mí, tengo la mala costumbre de creer que alguien me caerá bien justo antes de conocerlo, pero como no tengo planes decido acercarme.

—¡Hola!— Le hablo con simpatía— ¿Como está?

—Hola señorita— Me responde sonriendo —Estoy muy bien gracias, cuénteme— Deja de regar las plantas —Que hace por aquí señora?

—Pues por ahora solo camino un rato— Llevo mi mirada hacia las demás plantas que florecen a mi alrededor —Son hermosas estas flores y quería verlas más de cerca

—Así es señora, son muy bellas— Se agacha para acariciar una pequeña margarita —Me encanta regarlas y ver cómo crecen todos lo días, la mansión se vería muy desolada sin ellas

—Es verdad, las flores donde sea dan un toque de vida a cualquier lugar

Observo las flores que riega y una sonrisa se forma en mi rostro, noto lo más hermoso para mí, algo que me encanta y lo cual donde sea que las vea quiero acariciar.

—Tulipanes ¡Amo los tulipanes!— Camino rápidamente hacia las magníficas flores que se encontraban a unos metros, coloco mis manos en mis rodillas y comienzo a verlas con alegría

—En verdad se nota que las ama— El amable jardinero se acerca a mí —Puedo notar como le brillan los ojos a la señora— Sonríe

—¡Sí! Son mis flores favoritas— Me pongo de pié —Mi padre siempre me da un ramo de diferentes colores el día de mi cumpleaños

—Es que en realidad son muy bonitas ¿Tiene algún color en específico el cual le agrade?

—No, me encantan todos por igual, soy feliz solo con un tulipán en mis manos

El señor sonríe formalmente mientras termina de regar las plantas, de un momento a otro escucho como la puerta principal se cierra de golpe ¿Quién ha salido con tan poca paciencia como para tirar la puerta de esa manera?

Mis dudas se aclaran cuando veo a lo lejos a Lev cargando consigo muchas prendas de color negro ¿Mi ropa? Esa no puede ser mi ropa, no creo que haya sido capaz de cumplir la amenaza que me ha hecho desde el día que me conoció Observo como les riega gasolina y saca una caja de fósforos de su chaqueta.

¿¡Como se atreve!? Corro rápidamente hacia su dirección mientras este saca un fósforo de la caja sin darse cuenta que yo estoy viendo todo, espero que no se atreva porque en realidad no sé qué haré.

—¡No serás capaz!— Le grito tan fuerte como puedo —Deja ahí mi ropa, no lo hagas porque puede salir muy mal

Lamentablemente es muy tarde, en un fragmento de segundo toda mi ropa arde en llamas frente a mí, ¿Porqué? Tal vez mi corazón debió llenarse de rabia pero no fue así, la impotencia se apoderó de mí, simplemente me quedé pensando en el porqué de su manera de actuar, ya le había dicho que yo no tuve nada que ver con la destrucción de aquel vestido.

—¡Maldito!— Vuelvo a alzar mi voz, él simplemente me mira con sus penetrantes ojos

Doy unos pasos más y quedó frente a frente con su persona, desenpuño mi muñeca y la llevo con fuerza hacia su rostro, el sonido de la palma de mi mano con su mejilla se escucha parecido a un eco, el simplemente vuelve a mirarme son cólera pero sin dirigirme una palabra.

Me preparo para un segundo golpe pero mi mano es detenida por él quien la agarra con fuerza, me mira lleno de ira y lanza mi brazo al aire tan rápido que mi cuerpo tambalea por un momento.

—Eres un ser despreciable, no tenías que hacer tal cosa— Mi voz se quiebra por la rabia que tengo en estos momentos —¿Porqué lo hiciste?

Mi corazón no se llenó de rabia pero mi cabeza sí, no pude resistir y lo golpeé porque me ha dolido ver cómo no tiene en cuenta mis palabras y solo quiere creer lo que a él le plazca, m*****a sea la persona que me dañó ese hermoso vestido.

—Te dije que tu ropa sería quemada— Me mira sin expresión alguna —Así como tú dañaste aquel vestido pensé que al igual que ese querrías que tus demás prendas siguieran el mismo camino

Solo lo hizo porque piensa que yo dañé el único vestido que él estaba de acuerdo en que usará y el cual no era negro, estoy cansada de decirle desde ayer que yo no lo hice, en un matrimonio tiene que haber confianza, Lev no está confiando en mí, así no podremos vivir.

—Te odio miserable— Le hablo con frialdad —De haber sabido que nuestro matrimonio sería así— Mi voz no me deja terminar la oración —Si hubiese sabido, no hubiera aceptado

—No me vuelvas a tocar en tu estúpida vida ¿¡Entendiste!?— Sus ojos verdes parecen brillar pero no de buena manera —Yo nunca quise casarme contigo, todo esto es por nuestras familias y lo sabes perfectamente, yo también te odio

—Tú no me vuelvas a hablar, no me mires y no me ordenes porque vuelvo a hacer lo que realizé no hace mucho, estoy cansada de que pienses que puedes hacer lo que quieras conmigo

—No te daré la oportunidad para que vuelvas a abofetearme nuevamente, soy tu esposo puedo ordenarte lo que quiera y a tí solo te queda obedecer

—Sabes que no lo haré ¡Ridículo malnacido!

Rápidamente toma mi mentón con fuerza y lo comienza a apretar con sus dedos poco a poco hasta que el dolor aumenta.

—Tu vocabulario es muy soez, eso también tienes que cambiar— Susurra a mi oído

No puedo hablar en estos momentos, mi rabia aumenta y me safo de su agarre como puedo para volver a mirarlo mientras toco la parte que él tenía sujeta.

—Tú no podrás cambiar nada en mí, te lo aseguro, no me dejaré gobernar por tí así tenga que morir

—Claro que sí lo harás, no importa lo que tenga que hacer

Me toma fuertemente por mis muñecas y comienza a caminar hacia la mansión nuevamente, yo forcejeo pero no puedo hacer mucho ante su fuerza.

—¡Dejame estúpido!— Comienzo a gritar

El jardinero ve a lo lejos toda esta escena y con señas me dice que no luche, parece que si lo hago será peor pero no estoy dispuesta a doblegarme.

—Te quedarás en tu habitación sin poder salir hasta que comiences a obedecer mis órdenes— Me dice mientras sigue caminando y llevándome contra mi voluntad

—¡No lo harás!— Vuelvo a gritarle —¡Soy tú esposa, no puedes hacerme esto!

—¡Porque eres mis esposa es que lo puedo hacer!

Sigo luchando con su fuerza aunque sé que no sirve de nada, pero no puedo darle el gusto de ver a una mujer débil que se rinde ante lo que él quiere hacer.

—Lev Konstantin— Escucho una gruesa voz trás nostros —¿¡Que rayos haces!?

Mi esposo se detiene y miramos hacia atrás, lo veo su mirada está llena de consternación por lo que está observando, yo simplemente respiro aliviada, tal vez me he salvado del encierro donde mi esposo pensaba llevarme.

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