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05: Saldré con mi querido esposo

—No te metas en esto papá, esta necia acaba de abofetearme— Habla Lev intentando justificar su forma de actuar

—Así es, lo hice porque quemó toda mi ropa— Me defiendo mostrando mis prendas las cuales aún están en llamas —No tiene vergüenza y ahora no le deja libre

—¡Como te atreves Lev! Tú ira no deja que pienses las cosas claramente, suelta a tu esposa que le estás haciendo daño— Habla mi suegro enojandose —Las cosas no tienen que ser de esta manera, hablando pueden llegar a un acuerdo

—¡No! Ella tiene que aprender que no es una Diosa y que tiene que hacer lo que diga— Mi esposo sigue sin soltarme —Se hace lo que yo diga, no me importa quien sea, tú sabes eso papá

—Elia no tiene que obedecerte hijo, suéltala ya porfavor— Rick trata de no aumentar su cólera —Los dos pueden hacer lo que quieran, ella no te ordena nada, tú tampoco puedes

—Te he dicho que no lo haré ¡Maldición!— Su agarre aumenta pero intento no demostrar mi dolor —La llevaré arriba y ahí se quedará hasta que sepa quién manda

—¡Suéltala que tú no mandas absolutamente nada!

No había escuchado a mi suegro hablar de una manera tan elevada, noto como su hijo le hace caso por fín y me suelta, en realidad ya las muñecas me dolían demasiado y el alivio es notable cuando por fín quedo libre.

Yo simplemente miro a mi esposo con odio, sabía que este matrimonio iba a ser difícil pero no pensaba que de esta manera tan catastrófica, me dan ganas de volverlo a golpear, huir de aquí o retroceder el tiempo pero ya no puedo hacer nada.

—Desgraciado— Le digo por último para proceder a entrar a la casa

Llego a mi habitación y me dejo caer en la cama, estoy completamente estresada, ahora no tengo nisiquiera prendas para vestirme porque todas han sido quemadas en el jardín, esto es muy injusto para mí, sé que a veces soy demasiado rabelde pero no me merezco todo esto.

Mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas y poco a poco ruedan sobre mis mejillas, no lloro por mi ropa, ni por lo mal que me llevo con mi esposo, lloro por la rabia que tengo, y todo por un estúpido vestido que fué dañado ¡Pero no por mí! Porqué Lev no me puede creer, si él creyera en mí nada de esto estuviese pasando.

Después de unos minutos decido que no es tan malo como para llorar, seco mis lágrimas justo a tiempo porque un golpe se escucha en la puerta, yo me acerco para abrir lentamente después ha haber secado muy bien mi rostro.

—¿Si?—Al abrir la puerta observo a Ágata con una mirada inescrupulosa en su rostro —¡Qué quieres!— Le hablo seriamente

—Tu esposo no se ve muy contento— Me dice mientras sonríe levemente —que pena— Toma su cabello y comienza a jugar con él —Apropósito ese vestido rojo estaba muy lindo, parecía que era fino, fué difícil cortarlo con las tijeras mientras te bañabas

¡Lo sabía! Sabía que esta estúpida tenía algo que ver con el daño a mi vestido, así que gracias a ella mi ropa fué incendiada y a mí casi me encierran en esta habitación hasta la muerte, malnacida.

La miro fijamente y sonrío para que note como sus acciones no me afectan aunque si lo hagan.

Me acerco y la tomo de su cabello con el cuál jugaba hace un momento, su cabeza es llevada hacia atrás por mi fuerza y su expresión cambia inmediatamente.

Yo simplemente sigo apretando mi agarre viendo cómo empieza a mostrar dolor en su rostro.

—Si te acuso ahora no ganaría— Le susurro en tono amenazante —Pero nesesito que sigas aquí porque tú castigo será mucho peor que perder unas pocas ropas como yo

—Suelta...me— Puedo notar el miedo en su voz

Se cree mucho pero en realidad no es nada, yo soy la hija de un mafioso y ella solo una sirvienta.

—¿No sabes quién soy yo tonta?— Le pregunto y no obtengo respuesta —Soy la hija de uno de los mafiosos más imponentes del mundo, al igual que la esposa de otro, no me busques avecilla, porque me encontrarás

La halo por su cabello unos metros adelante y la empujo con toda la fuerza que tengo en estos momentos.

—¡Ve a lavar los baños imbécil! Haz algo productivo con tu vida y deja de pensar que con cosas como esas destruirás mi matrimonio

Vuelvo a mi habitación mientras ella queda en el suelo mirándome con ganas de matarme aunque yo pude haberla matado, tal vez tirarla por las escaleras, llamar a mi padre y decirle que mande a sus mejores hombres y que la secuestren pero me parece divertido ver como intenta arruinar un matrimonio que nisiquiera tiene vida.

LEV:

¡Qué estupidez! Elihana se ha encerrado en su habitación y no piensa salir por ahora, si es por mí que se quede ahí las horas que quiera, si quiere fallecer ahí que lo haga.

—Lev— Mi padre entra sin avisar a mi habitación y se para frente a mí —¿¡No piensas hablar con tu esposa y disculparte!?

—No— Lo miro sin expresión alguna —Sabes que jamás lo haré, no tengo la intención de volverla a ver con lo que hizo

—¡Ella no hizo nada! Tú fuiste el estúpido que quemó toda su ropa

—Si, pero ella fué la ignorante que dañó su propio vestido simplemente para provocarme

—No me interesa Lev, no me interesa lo que haya hecho pero es tu esposa y si ella quiere llama a su padre y todo este acuerdo de paz se habrá acabado ¡No quiero que llegue a esos extremos! Así que ve a su habitación, te disculpas y sales a comprarle toda la ropa que le quemaste

—¡No lo haré! No pienso comprarle más prendas de ese insipido color, me niego rotundamente

—Ya he hablado— Me dice por último y se retira

Me está pidiendo algo totalmente fuera de lugar, no le compraré más ropa ¿Para que las dañe como aquel vestido? Eso sería perder mi tiempo y mi dinero, aunque el dinero no importa, tengo suficiente.

—¿Señor?— Ágata me habla desde la abertura de la puerta

—Pasa— Le respondo mientras tomo asiento en un mueble cerca del balcón

—Veo que está muy estresado— Me sonríe con el mismo carisma de siempre —Que tal si le doy un masaje para que se relaje ¿Si?

—Intentalo— Le digo sin mirarla —Aunque no creo que logre relajarme

La pelinegra camina y se posa tras mi espalda para comenzar a tocarla con suaves movimientos, en realidad puedo decir que me siento un poco mejor aunque no puedo dejar de pensar en lo que me toca hacer después de esto.

—¿Le gusta?— Susurra levemente a mi oído

Puedo notar como sus acciones se vuelven más placenteras y comienza a acariciar mi cuello con la yema de sus dedos

—No está mal— Respondo con mis ojos completamos cerrados

En mi mente solo sigue Elihana, tengo que salir con ella nuevamente y disculparme aunque creo que eso no lo haré, pero nesesito aparentar que todo está bien o este acuerdo se acabará y no quiero ser de nuevo un enemigo para la familia Miller, en realidad son poderosos y grandes rivales a la hora de estar en discordia, eso no es bueno.

—Debo irme— Pauso los toques de Ágata y rápidamente salgo de la habitación

Camino hacia la habitación de mi esposa la cuál está cerrada, eso no es inconveniente, tengo su llave en mi bolsillo.

Abro la puerta y la encuentro allí de espaldas, sentada en la orilla de la cama mirando hacia la blanca pared.

—Elihana— Ella no me mira, solo sigue perdida en sus pensamientos —En media hora saldremos, te espero en la sala

Cierro nuevamente la puerta y mi esposa nisiquiera responde a lo que le acabo de decir, espero que baje en treinta minutos.

ELIHANA:

¡Rayos! Ahora tengo que volver a salir con ese idiota que solo me trata como un cero a la izquierda, la verdad no he pensado en decirle nada de esto a mi padre.

Este matrimonio es algo significativo para las dos familias, si falla y vuelven a pelear todo podría ser peor, así que aguantaré lo que sea necesario hasta que nos podamos divorciar.

Pero eso no significa que saldré cuando él me lo ordene, han pasado cuarenta y cinco minutos desde que me avisó que saldríamos, lo dejaré esperando porque no pienso hacerlo.

Los minutos siguen pasando y yo sigo recostada en mi cama sin saber que haré, un golpe se escucha en la puerta ¿Será Lev? Si es así debo enfrentarlo.

Me pongo de pié y abro, para mí sorpresa no era Lev.

—Ágata— Le hablo apenas la veo —¿Quieres seguir discutiendo?

—Acabo de darle un suave masaje a tu esposo— Comienza a restregarme lo bien que actúa con él —Dijo que le encantó y que podría darle otro al anochecer, mientras tanto tú lo abofeteas y él te odia

—¿Porqué me vienes a decir eso? Mejor aléjate, mi amado esposo me ha invitado a salir nuevamente— La empujo levemente y salgo de la habitación —No puedo llegar tarde porque se pone de muy mal humor

En realidad no pensaba salir, pero como dije antes Ágata no tiene escrúpulos a la hora de ofrecer sus servicios a mi esposo, aunque se sabe que lo que ella quiere es caerle como buitre, algo que yo no permitiré solo para hacerle la vida un poco más difícil.

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