Axel estaba revisando algunos documentos en su oficina cuando su teléfono vibró sobre la mesa. Miró la pantalla y frunció el ceño al ver el nombre de su padre. No era común que lo llamara durante el horario de trabajo, y mucho menos con la urgencia con la que la llamada había llegado.Suspiró y contestó.—¿Qué sucede? —preguntó con tono serio.—Tenemos que hablar —respondió su padre, con esa voz grave y firme que Axel conocía tan bien—. Es importante. Ven a la casa esta noche.—Estoy en medio de algo. Si es tan urgente, puedes decirme ahora —respondió Axel, sin ocultar su frustración. Sabía que su padre nunca hacía nada sin una razón oculta.—Es sobre nuestro futuro... y el de la empresa. —Hubo un breve silencio al otro lado de la línea, y luego la bomba cayó—. Robert Williams ha propuesto un acuerdo de negocios. Y parte de ese acuerdo es un matrimonio entre tú y su hija, Alice.Axel sintió que la sangre le subía al rostro. Sus manos se tensaron en el teléfono, pero intentó mantener l
Frederick King observaba su reloj con impaciencia, sentado en su oficina, rodeado de opulencia y poder. Su gesto severo no dejaba lugar a dudas: estaba esperando respuestas. Aquella mujer, Ambar Herdenson, había irrumpido en la vida de su hijo Axel de forma inesperada, y Frederick no se fiaba ni un poco de ella. Tenía algo en su mirada que lo inquietaba, algo que le hacía sospechar que no era digna de su hijo ni del legado de los King.Con un gesto calculado, hizo una señal para que su asistente entrara. Momentos después, el investigador privado que había contratado, un hombre de semblante serio, apareció con un grueso dossier en las manos. Lo que Frederick estaba a punto de descubrir marcaría un antes y un después en su percepción de Ambar.—Señor King, aquí está la información que solicitó —dijo el investigador, dejando el informe sobre el escritorio.Frederick abrió el dossier con manos firmes, pero a medida que pasaba las páginas, su expresión fue endureciéndose. Cada palabra, cad
Ambar se despertó esa mañana con la luz suave del sol colándose entre las cortinas de su pequeño departamento. Sintió el calor familiar de Axel a su lado, su brazo fuerte descansando sobre su vientre, donde su bebé crecía día a día. La imagen de una familia. Aunque sus problemas no estaban completamente resueltos, esas mañanas eran lo más parecido a la paz que había conocido en mucho tiempo.Axel, con su respiración lenta y profunda, parecía tan diferente de aquel hombre dominante que proyectaba al mundo exterior. Aquí, entre esas cuatro paredes, él era simplemente Axel, el hombre que amaba.Ambar sonrió ligeramente y deslizó su mano sobre la de él, acariciando sus dedos. Se sentía como si estuvieran viviendo una vida de recién casados, pero ella sabía que no era así, al menos no oficialmente. Aún no lo había perdonado por completo, pero en momentos como este, donde compartían gestos simples y cotidianos, era fácil olvidarse de todo el drama y las complicaciones.Se deslizó fuera de l
AxelEra un día cualquiera en la oficina, pero la atmósfera estaba cargada de tensión. Alice se había convertido en una constante en mi vida laboral. Desde que su padre había puesto en marcha sus planes de unir familias, ella parecía estar decidida a encontrar formas de acercarse a mí, sin importar cuánto me esforzara por mantener la distancia.—Hola, Axel. ¿Tienes un momento? —dijo Alice con su tono de voz melódico, acercándose a mi escritorio con una sonrisa que no podía evitar considerar como una trampa.—Claro, Alice. ¿En qué puedo ayudarte? —respondí, tratando de mantener mi tono profesional mientras mis pensamientos se nublaban por la incomodidad.Alice comenzó a hablar sobre algunos detalles del proyecto que estábamos manejando, pero era evidente que su verdadero objetivo era estar cerca de mí. La manera en que se inclinaba sobre la mesa, cómo dejaba que su mano rozara la mía… Todo era un juego que no estaba dispuesto a jugar. No mientras Ambar estuviera en mi vida.Al final de
DaveEstaba sentado en mi oficina, con la vista fija en los documentos esparcidos sobre el escritorio. El pesado silencio solo era roto por el tictac del reloj en la pared. En los últimos días, las cosas habían cambiado drásticamente, y no podía negar que me estaba volviendo loco.Alice y su padre... Siempre supe que algo en ellos no encajaba bien, pero dejé que las promesas de un negocio rentable cegaran mi juicio. Ahora, mi empresa, el legado que construí junto a mi padre desde la nada, estaba atrapada en una situación en la que nunca debería haber estado.Tomé una profunda bocanada de aire y pasé mis manos por el rostro. Recordar a mi padre siempre me daba perspectiva. Mi madre había fallecido cuando era niño. Una enfermedad que se la llevó antes de tiempo, demasiado rápido, demasiado pronto. No tuvimos los recursos para salvarla. Mi padre y yo habíamos luchado desde entonces, sin lujos, solo con esfuerzo, sudor y sacrificio.Cuando heredé la pequeña empresa familiar, no era más qu
DaveHabía pasado una semana desde mi reunión con Raúl, y finalmente, él había encontrado una solución para nuestro problema con Alice y su padre. No iba a ser fácil ejecutarla, pero con paciencia y discreción, en unos meses podríamos sacarlos de la empresa sin sufrir represalias legales. Todo estaba saliendo según lo planeado. Aunque el proceso sería lento, la satisfacción de saber que eventualmente nos libraríamos de ellos me dio una sensación de alivio.A pesar de este pequeño triunfo, mi mente seguía inquieta. Durante toda la semana, había intentado enfocarme exclusivamente en el trabajo, pero no podía evitar que mis pensamientos vagaran hacia otro asunto: la mujer del área contable. Desde ese breve encuentro en el vestíbulo, su imagen había estado rondando mi cabeza. No podía explicarlo, pero algo en ella había despertado mi curiosidad de una manera que no podía ignorar.Intenté pasar por el departamento de contabilidad un par de veces, con la esperanza de cruzarme con ella de nu
Dave El lunes había llegado, y con él, una nueva semana llena de trabajo. Como de costumbre, me encontraba inmerso en mi oficina, revisando informes y planeando las próximas reuniones. Pero, a pesar de estar concentrado en el trabajo, había algo que rondaba mi mente desde la semana anterior. Kate. No podía sacármela de la cabeza, y eso era algo que me desconcertaba.A la hora del almuerzo, decidí dar una vuelta por el área de contabilidad. No tenía motivos para hacerlo, no realmente. Solo quería verla, aunque fuera de lejos. Me sentía ridículo. ¿Desde cuándo me ponía nervioso por ver a alguien? Ni siquiera éramos amigos, y estaba casi seguro de que Kate no sabía que yo era el dueño de la empresa donde trabajaba. Quizá eso era lo que más me inquietaba, esa brecha entre nosotros que, de alguna manera, me mantenía cauteloso.Pasé por el departamento de contabilidad, pero no la vi por ningún lado. Probablemente había salido a comer con sus compañeros, pensé, intentando no sentirme decepc
DaveEl eco de mis pensamientos era abrumador mientras permanecía sentado en mi oficina, mirando sin ver los documentos frente a mí. El caso de Kate seguía rondando mi mente, cada nuevo detalle encendiendo una chispa de furia que no podía apagar. Descubrir que el director de finanzas, ese despreciable hombre, había manipulado su situación laboral solo porque Kate lo rechazó me enfermaba. Había usado su posición para bloquear su contrato, dejándola sin los beneficios que merecía, todo para mantenerla vulnerable y presionarla a aceptar sus invitaciones.No podía creer lo que estaba escuchando cuando investigué. Kate había soportado todo en silencio, sin quejarse ni buscar ayuda. Esa mujer... había enfrentado tanta presión, y yo no había tenido idea hasta que la vi a punto de romperse. Pero, ¿por qué esto me afectaba tanto? No era la primera vez que lidiaba con un abuso de poder en la empresa, pero con Kate... había algo distinto. No sabía cómo explicar lo que sentía. La furia mezclada c