AmbarLas horas pasaban lentamente, como si el tiempo se hubiera estirado de una manera cruel y agonizante. Estaba sentada en el sofá, mi teléfono en la mano, esperando con desesperación una llamada de Axel. Él siempre llamaba, especialmente en días importantes como este. Pero ahora, el silencio era abrumador, y una inquietud inexplicable comenzó a crecer en mi pecho, como una sombra envolvente que no podía ignorar.Intenté tranquilizarme, diciéndome que tal vez estaba ocupado, que todo saldría bien, pero el mal presentimiento no desaparecía. Cada minuto que pasaba sin noticias, el nudo en mi estómago se apretaba más. Algo andaba mal. Lo sentía en los huesos.Miré el reloj: las nueve, luego las diez, y aún nada.El sonido del timbre rompió el silencio de la noche, haciéndome saltar del sofá. Corrí hacia la puerta, esperando, rezando que fuera Axel... pero al abrirla, vi a Kate. Mi amiga había venido porque la llamé hace horas, pero ahora, viéndola, su presencia solo me recordaba que A
AmbarEl pasillo del hospital parecía interminable mientras salía de la habitación de Axel. Cada paso que daba se sentía pesado, como si mis piernas estuvieran hechas de plomo. Había dejado a Axel allí, tendido en esa cama, tan frágil e indefenso. No era justo. Él siempre había sido fuerte, mi protector… y ahora, todo lo que podía hacer era esperar.Al cruzar la puerta, vi a Kate. Estaba de pie, con los brazos cruzados, esperando por mí. Tan pronto como me vio, sus ojos se llenaron de compasión. Sin decir nada, se acercó y me envolvió en un abrazo, sosteniéndome fuerte. Apenas podía contener mis lágrimas.—Ambar, tienes que calmarte, por favor —me susurró suavemente mientras acariciaba mi cabello—. Tienes que pensar en tu bebé, necesitas relajarte por él.Mi bebé. Esa palabra me golpeó como un jarro de agua fría. Llevaba tanto tiempo preocupada por Axel que había olvidado, al menos por un instante, que también tenía que proteger a nuestro hijo. Sentí una oleada de culpa y tristeza.—T
AmbarSemanas despuesLos días se deslizaban como sombras, uno tras otro, sin que Axel despertara. El hospital había dejado de ser un lugar aterrador para mí; con el tiempo, se convirtió en mi segunda casa. Cada día lo visitaba, sin falta, hablándole como si pudiera escucharme, como si en algún momento abriría los ojos y me respondería.Dave y Kate me habían apoyado en todo momento. Dave, en su naturaleza responsable y protectora, me había asegurado que no debía preocuparme por el trabajo, que él se haría cargo de todo mientras yo me enfocaba en Axel y en nuestro bebé. Kate, mi amiga fiel, también me había ayudado mucho, diciéndome que debía estar tranquila, que ellos manejarían cualquier complicación, y que mi único deber era cuidar de Axel y de nuestra pequeña familia.Con el tiempo, había adoptado una rutina. Me quedaba a su lado, pendiente de cualquier pequeño cambio. Le hablaba como si pudiera oírme. Le contaba todo lo que sucedía, le leía noticias y le susurraba sobre las trivia
—¿Cómo que no está en su habitación? —mi voz sonaba desesperada, aguda, mientras agarraba del brazo a la enfermera más cercana—. ¡Axel no está!La enfermera trató de calmarme con palabras suaves, pero no podía procesar lo que decía. Mi mente estaba en caos. Todo lo que podía imaginar era a Axel, inconsciente y vulnerable, perdido en algún lugar del hospital.—Señorita, por favor, cálmese. Vamos a buscarlo. No tenía ningún estudio programado, debería estar en su habitación —me dijo con voz tranquila, pero mis nervios no me dejaban escucharla realmente.—¡No! No me voy a calmar hasta que lo encuentren! —grité, mi pecho subiendo y bajando rápidamente. No podía quedarme quieta. Tenía que hacer algo, tenía que encontrarlo. No había forma de que simplemente desapareciera.Las enfermeras comenzaron a moverse rápidamente, hablando por radio con otros departamentos. Pero todo era un borrón para mí. Mis pensamientos giraban fuera de control. ¿Cómo pudo desaparecer? ¿Por qué nadie sabía dónde es
Los meses han pasado volando, y aquí estamos, finalmente en la recta final. Axel se ha recuperado por completo, y cada día que pasa, me doy cuenta de lo afortunada que soy. El doctor me ha explicado todos los cuidados necesarios, y, con la mente tranquila, he estado viviendo en el departamento que compartimos. Sin embargo, hay una sorpresa que Axel ha estado guardando celosamente.Mientras estoy en la cocina preparando un refrigerio, lo escucho hablar con Dave en la sala. Me detengo un momento, sintiendo una mezcla de curiosidad y emoción.—No puedo esperar a que Ambar lo descubra —dice Axel con entusiasmo. —He comprado una casa para nosotros.Mis ojos se agrandan y mi corazón late más rápido. ¿Una casa? No puedo evitar sonreír al imaginarlo.—Espera a que lo veas —continúa Axel—. He pensado en cada detalle, y estoy seguro de que le encantará. Es el lugar perfecto para nuestra familia.Dave ríe suavemente, su voz llena de complicidad. —Ambar se merece eso y más, hermano. Después de to
Oscuridad. Todo lo que sentía era una profunda y aplastante oscuridad. Era como estar en el fondo del océano, rodeado de una quietud que me oprimía el pecho, como si el aire no existiera. No había luz, no había tiempo, solo este vacío interminable que me consumía, llevándome al borde de la desesperación.Quería gritar, pero no había voz. Quería moverme, pero mi cuerpo no me respondía. Todo estaba en silencio… hasta que empecé a escucharla. Al principio, pensé que era un sueño, una ilusión creada por mi mente, pero su voz era clara. Ambar. Mi Ambar. Siempre podía reconocer su voz, incluso en el caos más profundo."Axel, te extraño... por favor despierta."Su susurro rompía el silencio que me atormentaba. Era como un faro en medio de una tormenta, guiándome de vuelta a ella. No podía verla, pero podía sentirla. Estaba cerca, hablándome. Todos los días, su voz me alcanzaba, aunque mi cuerpo se negaba a reaccionar."Amor, las niñas están bien, ya sabemos que son niñas..."Las niñas… nuest
El pasado tiene una extraña manera de volver cuando menos lo esperas, y para Kate, ese momento estaba más cerca de lo que jamás hubiera imaginado. Durante cinco largos años, había convivido con la incertidumbre de no saber quién era el padre de su hijo. Lo había buscado, intentado recordar cada detalle de aquella noche, pero el rostro de aquel hombre seguía siendo un vacío en su memoria, un misterio que la atormentaba silenciosamente.Esa noche, cinco años atrás, Kate era solo una joven de corazón roto. Su novio, a quien amaba con todo su ser, la había traicionado de la peor manera posible: acostándose con su propia hermana. Desolada y llena de rabia, salió de fiesta con un grupo de amigas, decidida a olvidar. Necesitaba una distracción, cualquier cosa que la hiciera sentirse viva otra vez.El alcohol fluyó con rapidez, nublando su juicio y alterando su percepción de la realidad. Entre las luces parpadeantes de la discoteca, los rostros se desdibujaban y las voces se mezclaban en un m
Les resumo un poco de mi vida:Cuando tenía la edad de 18 años perdí a mis padres en un accidente, había terminado recientemente la escuela y cómo se imaginan fue la peor parte de mi vida, vivía en Clayton un pueblito del condado de Jefferson (nueva york), luego de la tragedia de mis padres me mude a la gran ciudad en busca de nuevas oportunidades, después de dos años valiendo verga literal, encontré una pagina navegando en internet, de hecho eran uno de esos días en que no sabes qué hacer con tu vida, eran las 3:am cuando me topé con un anuncio que decía: "el azúcar hace tu vida más dulce", al ser la persona más curiosa de este mundo y el otro entre a link de la página y descubrí que era de citas y decía algo así como sugar daddyslove y un corazón uniendo las l