DaveLa mañana pasó rápidamente. Las cosas finalmente habían avanzado como debían. El problema con el director del departamento de finanzas ya estaba resuelto. Tras una revisión exhaustiva y algunos informes que se contradecían con los registros originales, había logrado trasladarlo a otra sucursal bajo la excusa de una "reorganización estructural". Fue una salida diplomática, pero más que necesaria. Nadie volvería a presionar ni a maltratar a Kate en esa empresa. Había asegurado que todos los empleados, sin importar su puesto, fueran tratados con respeto.Me sentí aliviado, aunque no lo mostraba en mi rostro. El bienestar de la empresa y de la gente que trabajaba allí siempre había sido mi prioridad, y saber que había puesto las cosas en su lugar me daba una satisfacción silenciosa.Miré el reloj. Era medio día y ya había quedado con mi padre para salir a almorzar. Sonreí al pensar en lo relajante que sería pasar unas horas con él, lejos de las responsabilidades y las tensiones del t
Narrador Omnisciente El día en la oficina transcurría con normalidad, pero había algo especial en la atmósfera para Dave. Tener a su padre visitando la empresa que juntos habían levantado siempre lo hacía sentir una mezcla de satisfacción y responsabilidad. Mientras caminaban por los pasillos, Dave observaba la manera en que su padre miraba todo con una mezcla de asombro y orgullo. Cada rincón de ese edificio llevaba el esfuerzo de ambos, y eso no era algo que su padre dejara pasar por alto.James, con pasos tranquilos pero atentos, recorría la oficina, saludando a los empleados que reconocía de visitas anteriores y admirando el crecimiento que había visto en los últimos años.—Todo esto es increíble, hijo —dijo James, deteniéndose en una ventana que daba hacia el área de producción—. Cuando empezamos, no imaginaba que llegaríamos tan lejos. Me siento tan orgulloso de ti.Dave sonrió modestamente.—Fue un trabajo en equipo, papá. No habría podido hacerlo sin ti.James lo miró de reojo
AmbarLa soledad del departamento parecía más abrumadora de lo habitual esa noche. Estaba acostumbrándome, o al menos eso me repetía a mí misma. Desde que Axel se había marchado, el silencio era mi única compañía. El eco de los recuerdos de lo que habíamos sido resonaba en cada rincón. Y, por supuesto, el pequeño ser dentro de mí, que cada día crecía más, no me dejaba olvidar que, a pesar de todo, seguía conectada a él, aunque no quisiera.Estaba sentada en el sofá, mirando la pantalla del televisor sin prestarle verdadera atención, cuando el sonido repentino de la puerta resonó por todo el apartamento. Me sobresalté, no esperando visitas a esta hora. Fruncí el ceño mientras me levantaba, con un leve presentimiento en el pecho. Algo no estaba bien.Al abrir la puerta, el aire a mi alrededor pareció volverse más denso. Ahí estaba él: Robert King, el padre de Axel. Siempre impecable, con su traje caro y esa presencia intimidante que lograba que cualquiera quisiera alejarse de él. Su mir
AxelEl eco de las risas, el tintineo de las copas y el murmullo constante de las conversaciones llenaban la enorme mansión de Alice, pero para mí, era todo un ruido ensordecedor. Las luces cálidas y la decoración impecable hacían que la fiesta pareciera perfecta, como si todo estuviera en su lugar. Las familias King y Hamilton estaban reunidas en lo que pretendía ser una celebración del próximo gran paso: el compromiso oficial entre Alice y yo.Sonreí, fingiendo que todo iba de maravilla. La fachada perfecta, como siempre. Los socios y aliados de ambas familias circulaban entre los invitados, hablando de negocios, haciendo promesas veladas y sellando acuerdos con una copa de champán en la mano. Esto no era una fiesta; era una negociación encubierta. Y yo era el trofeo que sellaba la unión entre las familias.Alice estaba al otro lado del salón, rodeada por un grupo de mujeres que no dejaban de alabar su vestido, un diseño exclusivo que, como todo lo relacionado con ella, debía ser pe
AmbarEra una noche tranquila, y el aroma de la cena llenaba el departamento. Me encontraba en la cocina, moviéndome de un lado a otro mientras preparaba una comida más elaborada de lo habitual. Kate estaba sentada en la mesa, mirándome con una mezcla de curiosidad y extrañeza. Sabía que algo le rondaba la mente, porque cada vez que intentaba abrir la boca para decir algo, se detenía como si no supiera cómo empezar."Vamos, suéltalo", pensé para mis adentros mientras seguía con la cena.—¿No crees que estás cocinando mucha comida? —preguntó finalmente, con su tono habitual, pero con un trasfondo de duda.Sonreí para mí misma. Sabía que mi amiga estaba intentando disimular. Quizás pensaba que por estar embarazada, mi apetito había aumentado considerablemente. Aunque lo cierto era que había algo más detrás de mi motivación por cocinar tanto esa noche.—Bueno, sí, ya sabes... el bebé —respondí con una risita, tratando de no darle demasiada importancia.Kate se quedó en silencio un moment
AmbarLa risa de Kate resonó en la pequeña cocina de mi departamento mientras yo retiraba la pasta en la sartén. Ya era de noche y la cena estaba casi lista, pero la conversación con mi mejor amiga había captado toda mi atención. La cena podía esperar. Kate se movía inquieta, claramente sorprendida y sin poder creer lo que acababa de ver.—Así que… ¿Axel y tú ya es algo oficial? —preguntó, con los ojos muy abiertos y una sonrisa traviesa. Se acomodó mejor en la silla, cruzando los brazos, esperando una respuesta.No pude evitar reírme. La expresión de Kate era un poema . Esa mezcla de incredulidad y emoción. Era casi imposible no contagiarse de su energía, pero lo que más me hacía reír era cómo me sentía por dentro: completamente feliz .—Digamos que sí, algo así —respondí, con una sonrisa enamorada que no podía ocultar. Sentí mis mejillas calentarse al recordar cómo había llegado hasta este momento. Axel había sido claro, decidido y valiente. Después de tanto drama y confusión, él ha
AxelMe recargué en el respaldo de la silla de cuero, observando a Dave mientras ajustaba los últimos documentos sobre la mesa. La oficina estaba envuelta en una calma tensa, el tipo de calma que precede a una tormenta. Todo estaba llegando a su punto culminante, y no había marcha atrás.—¿Tienes todo listo? —pregunté, con los dedos tamborileando sobre el escritorio, mi mente trabajando a mil por hora. La boda falsa con Alice sería el desenlace perfecto, pero necesitaba que cada pieza encajara sin fallos.Dave me lanzó una mirada tranquila, aunque conocía ese brillo en sus ojos. Él también sentía la adrenalina del plan.—Todo está bajo control —respondió, colocando los documentos sobre la mesa—. El juez falso es amigo mío desde hace años, y nadie sospechará nada. Es abogado de verdad, con credenciales impecables, pero hará lo que le pedimos. La ceremonia será totalmente creíble, aunque en realidad no tendrá validez legal.Sonreí, satisfecho. Habíamos llegado lejos con este plan, y aho
AxelEl sonido de las olas rompiendo suavemente contra la orilla era lo único que rompía el silencio mientras me encontraba en una de las terrazas de la casa de playa de mi familia. El aire estaba cargado de tensión. A lo lejos, los primeros invitados comenzaban a llegar. La boda falsa, el gran día en el que todo nuestro plan se pondría en marcha, estaba a punto de comenzar.Miré hacia abajo, observando a los asistentes que ya se acomodaban en los asientos dispuestos en el jardín frente a la playa. Mi familia y la de Alice estaban allí, perfectamente ignorantes de lo que estaba por suceder. No era la boda que todos esperaban, ni la que Alice había estado presumiendo en los últimos días. Esto sería el inicio de su caída, y el fin del control de mi padre sobre mi vida.Sentí pasos detrás de mí y, al girarme, encontré a Dave, vestido con un traje impecable, aunque su mirada tenía ese brillo cómplice que ambos compartíamos desde que comenzamos a trazar este plan.—¿Todo listo? —preguntó,